Aplican el sistema del “gota a gota” que “exprime” a deudores. Prestan sin garantías y cobran a diario. El método se da sobre todo en Santa Cruz. Surgió en Medellín en los 80.
Aunque todos lo niegan existe en el país una peligrosa penetración de grupos extranjeros irregulares que actúan en dos direcciones: secuestros y en el préstamo del dinero obtenido por cualquier actividad ilícita. Piden préstamos los que viven de hacer negocios. Los colombianos, además, atienden a una vasta clientela.
A pesar de eso, y de otras amenazas que se escuchan, hay personas que solicitan préstamos para financiar su actividad. Los narcotraficantes locales, lo mismo. Cada vez que la policía allana sus casas y se lleva la droga, llaman a los colombianos y vuelven a invertir ese dinero prestado para seguir en el negocio. Porque los colombianos prestan y sólo les importa cobrar la deuda y los intereses, y no lo que hagan con ella. Los clientes, igual. Jamás preguntan de dónde sale el dinero: son los únicos que dan préstamos a alguien que no tiene recibo de sueldo.
En Santa Cruz, los colombianos prestan dinero sin pedir garantías. No hay un dato preciso de la cantidad de colombianos que viven en esa ciudad pero se estima que muchos no tienen papeles para permanecer en el país. Pero hay gente que sabe que si tienen una urgencia, si se les presenta un negocio, los colombianos van a sus casas con el dinero que necesitan. Para acceder a sus préstamos, sólo hay que presentarles fotocopia de documento y una factura de algún servicio.
También saben, los cruceños, que si no devuelven el dinero tendrán a los colombianos en sus casas, armados, llevándose lo que tengan, y cobrándoles intereses altísimos. O, lo peor sujetos a los ajustes de cuenta que se han convertido en el pan nuestro de cada día en la ciudad que más crece en Bolivia
La práctica nació en Medellín
En Bolivia esta práctica lleva por lo menos 5 años, pero nació en Medellín, Colombia, a fines de los 80. Con los años se expandieron, y ya hay colombianos prestamistas en toda América Latina. Pero además de prestamistas los colombianos se valen de viejas prácticas para conseguir dinero fácil. En lo que va del año se registraron al menos cuatro secuestros en la ciudad de Santa Cruz en los están involucrados colombianos. Los autores, lejos de exigir dinero por el rescate de sus víctimas, pidieron el pago de deudas ligadas a actos ilícitos.
Investigadores indicaron que estos casos que salieron a la luz tenían como objetivo la recuperación de deudas que iban desde US $50.000 hasta US $1 millón. No descartaron que se hayan registrado otros casos más y que éstos no hayan sido denunciados a la Policía precisamente porque son hechos que están relacionados con actividades ilegales, entre ellas el lavado de dinero.
Por ejemplo, el último caso esclarecido por la Policía, sobre el secuestro de Carolina Gutiérrez y José Carlos Vaca Díez, confirma que detrás del plagio estaba en juego alrededor de 700.000 euros, cerca de US $1 millón. La desarticulación de la banda delincuencial que estaba detrás del secuestro de la pareja era integrada por colombianos y bolivianos, con lo que se cuestionó el sistema del control fronterizo. En el Ministerio de Gobierno reconocieron que la organización tiene nexos internacionales, mientras que los investigadores encontraron indicios de que un colombiano llegó al país para comandar el rapto. Hasta el momento ninguna autoridad policial confirmó la existencia de grupos organizados vinculados al narcotráfico y lavado de divisas que estén operando en el territorio boliviano.
Otros casos
El 15 de marzo hubo un hecho similar, el blanco era un ciudadano español por el que los raptores exigían el pago de una deuda de US $ 100.000 para liberarlo. Sin embargo, una intervención policial logró el rescate y aprehendió a tres personas que formarían parte de una organización delictiva. Otro secuestro se dio el 24 de marzo. La víctima era un niño de 11 años que recientemente había llegado de España. El caso estaba relacionado al narcotráfico, según la policía. Los captores pidieron una suma importante de dinero a los padres para liberarlo, pero el monto no fue dado a conocer. El cuarto rapto ocurrió en mayo, cuando se reportó la desaparición de un joven asiático de 17 años. Por su liberación pidieron el pago de US $50.000, que sería la deuda que mantenía la progenitora del muchacho con los plagiadores. Se cree que detrás de estos casos hay colombianos que actúan de manera irregular.
En el caso del último secuestro, la Policía Nacional desarticuló la organización criminal en medio de un operativo armado, en el que abatió a tiros a tres colombianos y aprehendió a cinco personas (dos colombianos, una paraguaya y dos bolivianos). De acuerdo al criterio de investigadores privados consultados por dat0s “hay secuestros de alto calibre, donde después de un estudio minucioso y planificación detallada se secuestra pero también el peligro es tomar prestado dinero que genera esta ilícita actividad, de alguna manera lavan el dinero”.
La demanda de guardaespaldas aumenta
La demanda de guardaespaldas empieza a tomar cuerpo en las ciudades de Santa Cruz y La Paz. En ambas urbes ya se instalaron empresas que prestan este servicio ante la demanda, lo que era desconocido en años pasados. El presidente de la Federación Boliviana de Seguridad Privada (Febosp), Juan Carlos Carrillo, confirmó que cada vez hay más personas que demandan escoltas personales. “El mercado de guardaespaldas ha tenido un crecimiento en las regiones de Santa Cruz, La Paz y en menor proporción en Cochabamba, y esta demanda ha permitido que algunas empresas de seguridad oferten este servicio”, informó Carrillo.
Los profesionales en este rubro hacen especializaciones en el exterior. “Hace diez años esto era improvisado y se desarrollaba de manera empírica, ahora ya es profesional. El costo de contar con un guardaespaldas supera los US $1.000, esto hace que este servicio sea requerido por un grupo selectivo, comprendido por los altos ejecutivos de las compañías empresariales, aquellas personas que se sienten amenazadas y uno que otro político en época electoral”, afirmó el dirigente de la Febosp.
Carrillo detalló que un escolta tiene un entrenamiento especializado en la escuela de custodios de Argentina, porta equipamiento sofisticado y cuenta con un seguro de vida por el riesgo que corre de sufrir un atentado. Personas que trabajan en empresas de seguridad privada indicaron que en esta actividad incursionaron exoficiales militares, debido a que conocen a cabalidad este servicio especializado.