La respuesta a la crónica amenaza terrorista

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Hace poco, tuve la oportunidad de hablar en una reunión de la Sociedad de Gerencia de Riesgos en la ciudad de Cleveland, Ohio. Durante mi presentación, compartí algunas de las opiniones que vertí en el último número del semanario “Security Weekly”(1) concretamente, a que el movimiento yijadista -que incluye agrupaciones como el Estado Islámico y al Qaeda- es resistente y que puede recuperarse de sus pérdidas, si se lo permiten.  No hay una solución militar contra este movimiento por tratarse de un problemática ideológica que debe ser enfrentada en el campo de batalla ideológico y aún así, los yijadistas aún constituyen una amenaza persistente.

Al respecto, un miembro de la audiencia me preguntó si creía que los Estados Unidos estaba perdiendo su tiempo y su peculio en Irak, Siria y en lugares similares, persiguiendo a los grupos yijadistas; luego de responder esa pregunta en forma personal, decidí hacer un serio seguimiento de este tema en el “Security Weekly”.

 

Una prioridad de tercera

En primer lugar, es importante entender que históricamente, al Qaeda tuvo éxito en sus ataques masivos, no necesariamente debido al profesionalismo de sus operativos  o a la precisión de sus planes de ataque; como lo afirmé previamente, además de sus frustrados ataques como la Operación Bojinka y el Complot de la Bomba del Milenio (2), las exitosas operaciones de al Qaeda en el caso de las bombas al Centro Mundial de Comercio de 1993, a la embajada americana del África oriental en 1998, al ataque del 2000 al destructor USS Cole e incluso a los ataques del 11/9, casi fueron descubiertos debido a un espionaje deficiente y a errores de seguridad  operativa.

Los errores no fueron triviales. En el caso del Centro Mundial de Comercio de 1993, uno de los dos comandantes operativos que al Qaeda envió a Nueva York para participar en el complot, Ahmed Ajaj, fue capturado en su ingreso al aeropuerto internacional John F. Kennedy con su fotografía  en un pasaporte suizo, a guisa de un terrible error de aficionado cuando intentó hacerse pasar por el titular.

Las autoridades también encontraron con Ajaj, una maleta repleta de manuales para fabricar bombas. Su socio Abdel Basit (ampliamente conocido como Ramzi Rousef), llamó a Ajaj desde la cárcel, tratando de recuperar los mencionados manuales de instrucciones. Con anterioridad al bombardeo de la embajada de África oriental, las autoridades identificaron la célula responsable de al Qaeda y detectaron su rudimentario sistema de vigilancia pos operativa de la Embajada de los Estados Unidos en Nairobi. El líder del grupo, Wadih el-Hage fue requerido a abandonar Kenya y regresó a su hogar en Dallas donde el grupo continuó con sus planes para atacar África.

Los perpetradores del ataque al USS Cole, trataron de atacar el barco USS The Sulivans en enero del 2000, pero su bote estaba tan cargado de explosivos que naufragó.

Por último, entre otros errores que cometieron los agresores del 11/9, Mohamed Atta, condujo vehículos sin una licencia válida y citado judicialmente al respecto, fue sujeto de una orden de arresto por no presentarse a la respectiva audiencia.

Al Qaeda pudo concluir exitosamente estos ataques, debido a que en la década de los 90, el terrorismo se había convertido en una prioridad de tercera clase para el Gobierno de los Estados Unidos, asignándose escasos recursos a la lucha contra el terrorismo y menos aún, para la lucha contra la amenaza yijadista, provocando así que tan importantes pistas, no fueran debidamente seguidas en ninguno de estos casos.

 

El éxito de los programas antiterroristas de los Estados Unidos después del 11/9, tampoco puede ser atribuido a la creación de las envanecidas y redundantes burocracias del Departamento de Seguridad Interna de la oficina del Director Nacional de Inteligencia; en efecto, los logros vinieron a pesar de estas organizaciones y de las ineficiencias que crearon. El cambio real es que ahora la amenaza del terrorismo, se ha convertido en la misión primaria de cada oficina en la tierra de la CIA, del FBI y de la NSA[3]. Evidentemente, todas las herramientas del poder especializado -inteligencia, política exterior coerción legal, económica y militar- están en la actualidad,  pesadamente enfocadas a misiones de contraterrorismo.

Pese a que la amenaza yijadista ha persistido desde el 11/9, la fuerte presión aplicada por parte de la combinación de innumerables herramientas contraterroristas, han dificultado a sus militantes, proyectar su poder terrorista a los Estados Unidos y Europa. Tales herramientas no lo erradicarán, pero la amenaza yijadista regional y transnacional, puede ser contenida y abatida en el tiempo. Como lo mencioné la semana pasada, las operaciones yijadistas que poseen inteligencia de avanzada (tradecraft), son difíciles de reemplazar y el arresto o la muerte de estos individuos, obstaculiza la habilidad de los grupos yijadistas para proyectar su poder en el ámbito regional y trasnacional; el ignorar la amenaza yijadista, permitiéndole que se convierta nuevamente un una prioridad de tercera clase, les permitirá operar con relativa impunidad como ya sucedió en 1990.

 

El cambio ideológico es la clave

Otro motivo para mantener presión física en los grupos yijadistas como al Qaeda o el Estado Islámico, es que dicha presión funciona como contraataque a las demandas de bendición divina que reclaman estos grupos. El hecho de que los líderes de al Qaeda y del Estado Islámico, demanden la protección de dios y luego se escondan tan clandestinamente como, ha ocasionado que muchos yijadistas critiquen el grupo. Más aún, varios yijadistas de mano dura, consideraron la muerte de Osama bin Laden, como una especie de martirio jubiloso y motivó asimismo, que otros se pregunten por qué el líder de al Qaeda vivía con su familia en una casa tan confortable, mientras otros en su nombre, luchaban en los frentes de batalla.

Cuando el Estado Islámico logró en junio impresionantes éxitos en Irak y Siria, se afirmó que contaba con la bendición de dios, que era invencible y que por lo tanto,  continuaría así hasta la conquista del mundo. Es cosa común escuchar tales comentarios en la propaganda del Estado Islámico, incluyendo ese inserto en un video posterior a la masacre de un grupo de soldados sirios hechos prisioneros, cerca de Raqqa el 26 de julio: “Los soldados del Estado Islámico, somos tus hermanos; dios nos ha favorecido con su gracia y con la victoria por la conquista de la 17ª División del Ejército Sirio, victoria y favor obtenido dios mediante. Buscamos refugio en dios desde nuestra fuerza y poder. Buscamos refugio en dios desde nuestras armas y preparación”.

Cuando tales demandas están respaldadas por dramáticos éxitos militares, suelen tener un impacto discernible en muchos musulmanes radicales que empiezan a preguntarse si el Estado Islámico se está haciendo tan inexorable como se afirma. Dicha ilusión de respaldo divino e invencibilidad, ha ayudado enormemente al grupo en sus esfuerzos para reclutar combatientes locales y extranjeros, como también para obtener recursos y para conseguir abundante respaldo de sus aliados regionales.

Por otra parte, la categórica decisión ofensiva del  grupo en el campo de batalla, ha templado la jactancia del Estado Islámico; a través de informes en sentido de que la aviación de los EE.UU. y de la alianza, no dio con objetivos claves como el cuartel general del Estado Islámico, podría indicar que EEUU estaban un tanto rezagados en la curva de los procesos de inteligencia y asimismo, que el Estado Islámico estaba en el proceso de abandonar sus instalaciones por temor a esos mismos ataques aéreos. El temor en los combatientes del Estado Islámico a los ataques aéreos de la aviación aliada, ayudará a desacelerar los esfuerzos de reclutamiento y causará también  escepticismo en los yijadistas, inclinándolos a pensar dos veces antes de unirse al grupo y jurarle lealtad.

Las pérdidas originadas en los campos de batalla, originó dudas respecto  hasta dónde el Estado Islámico realmente cuenta con la bendición de dios; ello debería asimismo, reforzar los esfuerzos contra el grupo desde un punto de vista ideológico. Por ejemplo, el 19 de septiembre, un grupo de 126 escolares islámicos del otro lado del mundo, publicaron una carta abierta al líder del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi. Los escolares utilizaron la carta para expresar lo que ellos consideran 24 aspectos erróneos en la ideología emparejada al Estado Islámico. Tales errores comprendían un número de temas, como la naturaleza del califato, la autoridad para declarar la yijad [4]; la práctica del takfir [5] o la declaración de no creyente a otro musulmán; la muerte de inocentes; la mutilación de cuerpos y la toma de esclavos.

La carta finaliza con la exigencia de que al-Bagdadi y sus seguidores: “Reconsideren sus acciones y desistan de ellas; que se arrepientan y que cesen de dañar a los demás, retornando a la religión de la benevolencia y el perdón”. Es poco probable que los yijadistas aludidos, procedan de esa firma, pero a medida que los argumentos teológicos sean difundidos y discutidos, ayudarán a minar la base ideológica de los yijadistas, haciéndose más difícil convencer a más gente para que se una a su causa. Los efectos de estas críticas ideológicas, no deberían confinarse sólo al ámbito del Estado Islámico y debería ampliarse  igualmente a al Qaeda y a los demás grupos con acciones y doctrinas similares.

Más aún, la corriente principal de los teólogos musulmanes, no es la única que crítica a estos grupos; ideólogos yijadistas como Abu Mohamed al-Maqdisi y Abu Qatada, fueron asimismo críticos con las actividades y pronunciamientos del Estado Islámico. La lucha en la guerra ideológica, es sin duda un largo proceso; entretanto, los Estados Unidos y sus aliados, deberán continuar aplicando presión a estos grupos como el Estado Islámico o al Qaeda, en un esfuerzo para contenerlos y limitar la crónica amenaza que ejercen.

 

Qué es yihadismo

Se llama yihadistas o yihadismo  a las ramas más violentas y radicales dentro del islam político. Son grupos terroristas de personas que profesan el Islam pero lo interpretan de una forma violenta y asesina. Los yihadistas matan en nombre de dios.


Creencias religiosas del Yihad

Para los musulmanes y creyentes del Islam, los yihadistas no representan al Islam. “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta” dice el Islam. Sin embargo, los yihadistas buscan imponer su creencia por la fuerza y la violencia. Usualmente también realizan atentados suicidas. Los terroristas suicidas son vistos dentro de los grupos yihadistas como mártires y si mueren por Dios, entonces están convencidos que recibirán una recompensa.


Dónde se encuentran

Con presencia en Siria e Irak, el grupo estableció un califato, una forma de gobierno dirigida por el que ellos llaman el enviado Abu Bakr Al-Baghdadi. Es el líder y a él le deben obediencia en la tierra. Cualquier musulmán que no lo reconozca como tal  será asesinado y no podrá ser llamado musulmán. Se cree que unos 30 mil yihadistas trabajan para el Estado Islámico.

 


[1] Semanario norteamericano sobre temas de seguridad, escrita por profesionales en seguridad, para ejecutivos de la industria de la seguridad.

[2] El autor se refiere Khaled Shaikh Bojinka, uno de los innumerables alias o nombres del principal sospechoso material e intelectual del atentado terrorista del 11/9 contra el Centro Mundial de Comercio. Bojinka se encuentra actualmente preso en la prisión norteamericana de Guantánamo en la isla de Cuba. La Bomba del Milenio, es una de las denominaciones que se le dio a la supuesta hecatombe mundial que se habría producido como consecuencia del cambio de milenio 1999 a 2000.

[3] Siglas en ingles de las oficinas de inteligencia, vigilancia y seguridad interna de los EE.UU.

[4] Se refiere al “yijad menor” de inspiración violenta con el derecho supremo para declarar la guerra santa. Pertenece a las ramas más radicales del islam político que incluye la utilización frecuente y brutal del terrorismo y el desprecio sistemático por la vida humana.

[5] Doctrina musulmana ultra radical de orientación sunni, surgida en Egipto en 1969 que promulga la dominación del musulmán sobre el propio musulmán cuando se considere que el primero es infiel, apóstata o traidor a su religión; incluye el uso del castigo extremo e incluso, la aplicación de la muerte.

 

 

 

 

(Traducción de cortesía de Pedro Basaure Forgues)