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Imagine nuestro mundo cada vez más contaminado y la Tierra con poco espacio para absorber más contaminantes antes de que se produzcan todo tipo de desastres. E imagine que aún no hemos encontrado las soluciones para frenar realmente las emisiones o para prevenir la catástrofe que se avecina. Esta mirada hacia nuestro aterrador futuro quedó en evidencia en la reciente reunión en Copenhague para finalizar el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

El IPCC produce los informes más completos sobre el estado del cambio climático. Más de un millar de científicos se reunieron para elaborar tres importantes informes sobre la ciencia, la adaptación y la mitigación, y luego se ultimó un informe de síntesis en la reunión de Copenhague, con cientos de representantes de los gobiernos que analizaron, debatieron y finalmente aprobaron, junto con los autores, un Resumen para Responsables de Políticas.

El informe de síntesis y su Resumen para Responsables de Políticas contiene información sobre el daño que el cambio climático ya ha causado y el enorme perjuicio que se avecina. (Ver recuadro.) Pero la imagen científica más interesante se encuentra entre líneas: revela que entre 1750 y 2011, las emisiones acumuladas antropogénicas (de origen humano) de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera fueron de dos mil cuarenta gigatoneladas (una gigatonelada equivale a mil millones de toneladas).

Alrededor del cuarenta por ciento de estas emisiones, u ochocientas ochenta gigatoneladas de CO2, han permanecido en la atmósfera. El resto se acumuló en la tierra (en plantas y suelos) y en el océano, que ha absorbido aproximadamente el treinta por ciento del CO2, causando la acidificación de los mares.

Las emisiones han seguido aumentando en las últimas décadas y alcanzaron, en 2010, un nivel de alrededor de cuarenta y nueve gigatoneladas equivalentes de CO2.

El total de las emisiones de CO2 desde 1870 tiene que permanecer por debajo de dos mil novecientas gigatoneladas aproximadamente, si se pretende que el calentamiento global se mantenga en menos de dos grados centígrados (en relación con el período 1861-1880) con una probabilidad de más del sesenta y seis por ciento. Sin embargo, en 2011 ya se han emitido alrededor de mil novecientas gigatoneladas de CO2.

A partir de estas cifras del informe de síntesis del IPCC, simples operaciones matemáticas muestran claramente que la situación es aterradora.

Si el total de emisiones desde 1870 hasta ahora y en el futuro deben mantenerse en dos mil novecientas gigatoneladas, y ya se han emitido mil novecientas gigatoneladas, entonces solo hay “espacio” para que se emitan mil gigatoneladas de CO2 a partir de ahora.

Pero el informe del IPCC también dice que en 2011 el nivel de emisiones fue de cuarenta y nueve gigatoneladas equivalentes de CO2. Por lo tanto, si en los próximos veinte a veinticinco años el ritmo actual de emisiones continúa, la capacidad de la Tierra para absorber los gases (dentro del límite de mantener el calentamiento por debajo de dos grados centígrados) se habrá agotado.

Incluso en este escenario de dos grados de calentamiento habría daño generalizado y grave, con un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos. Un calentamiento superior, digamos de tres grados centígrados, sería catastrófico.

Mientras que el informe de síntesis del IPCC abunda en datos científicos y contiene escenarios extraídos de modelos de computadora, lamentablemente es muy pobre en cuanto a la forma de lograr las soluciones globales. Evalúa las tecnologías y los cambios físicos necesarios para reducir las emisiones en distintos sectores, también da estimaciones de los costos económicos necesarios para hacer el trabajo de mitigación, pero es tímido incluso a la hora de dar un indicio de la clase de acuerdo global que se necesita para conseguir que tanto los países desarrollados como los países en desarrollo tomen medidas seriamente.

En las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, los países en desarrollo han insistido durante mucho tiempo en que necesitan financiamiento y tecnología para apoyar políticas que cambien su crecimiento económico hacia caminos sostenibles para el medioambiente. Las medidas que tomen, en relación con el clima, deben combinarse con su desarrollo continuado, y no ser a expensas del desarrollo.

El informe de síntesis casi no se ocupa de las cuestiones clave de la financiación y la tecnología para los países en desarrollo. De hecho, algunos países desarrollados incluso intentaron eliminar la expresión “transferencia de tecnología” del resumen del informe. Varios países en desarrollo tuvieron que dar batalla para volver a insertar esa expresión.

La disputa Norte-Sur quedó más en evidencia en un grupo de trabajo que debía elaborar un cuadro en el informe sobre los mensajes clave pertinentes que el IPCC debía transmitir a la Convención sobre el Cambio Climático y sus negociadores.

El proyecto de los autores del IPCC contenía datos y las vías de mitigación requeridas, pero los delegados de los países en desarrollo se quejaron de que no se hacía casi ninguna mención sobre el desarrollo sostenible, la financiación, la tecnología y la adaptación.

Después de días de debate, los científicos finalmente acordaron incluir un párrafo sobre el desarrollo sostenible y algunas líneas que mencionan la financiación, la transferencia de tecnología y la adaptación. Sin embargo, cuando el nuevo proyecto fue llevado a la sesión plenaria, cuya clausura había tenido que ser aplazada un día entero, fue rechazado por varios países desarrollados. De este modo, al informe final del IPCC le falta lo que tendría que haber sido su mensaje más importante: el cuadro sobre las recomendaciones pertinentes para la Convención sobre el Cambio Climático.

Mi conclusión es que, si bien la ciencia del cambio climático ha avanzado en mostrar por qué tenemos que actuar, aún queda un largo camino por recorrer para acordar acciones como una comunidad de naciones y pueblos. Esperemos que en la 20ª Conferencia de las Partes (COP 20) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará del 1 al 12 de diciembre en Lima, se logre algunos avances en cuanto a la adopción de las medidas que tanto se necesitan.

Martin Khor es Director ejecutivo del Centro del Sur.

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