El nuevo Gobierno del MAS: El giro impensado

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Cuando todos esperaban un gabinete económico Evo sorprende dispuesto a todo en la arena política. El antes y el después en el armado del nuevo equipo ministerial.

 

El primer senador por Santa Cruz del oficialismo, Carlos Romero, fue visto en una reunión prolongada con la cúpula empresarial de ese departamento a la cabeza de Gabriel Dabdoub, en lo que aparentemente podía haber sido el diseño de un amplio acuerdo para consolidar millonarias inversiones con el sector empresarial cruceño. La reunión se celebró a pocos días de la inauguración del tercer mandato del presidente Morales en un céntrico hotel de la capital cruceña y se prolongó por más de tres horas seguidas. Una de las preocupaciones persistentes expresadas por los empresarios hasta ese momento era la “seguridad jurídica” para avanzar acuerdos puntuales con el Gobierno. Esa posición expresada por un emisario de la reunión, definía ya entonces las vicisitudes de los mandos empresariales cruceños sobre su ansiada participación en el proceso de cambio.

Entonces, Carlos Romero era considerado una de las piezas clave en el armado de estas relaciones. Pero el alumbramiento no sucedió. Se comenta en fuentes del Ejecutivo que las ambiciones de Romero molestaron en los entornos palaciegos. El exministro de Gobierno quedó marginado; no se escucharon sus recomendaciones y se lo alejó incluso de una probable nominación a la presidencia del Senado en la Asamblea Plurinacional. Hasta poco después de la victoria masista en Santa Cruz, el clima era favorable a la articulación de una entente cruceño progubernamental que gatillaría una por una la adjudicación de mega obras diseñadas para la presente gestión.

Pasando por alto los acuerdos que en su camino iba gestionando Romero para consolidar su poder político; una segunda visión clave, más pragmática que la del propio senador, determinó otro rumbo en el devenir del armado del nuevo Gobierno.

El presidente Morales decidió que el camino en este nuevo ciclo era disponer el poder casi de manera exclusiva sin ceder espacios a sectores que según su concepto pueden ser buenos aliados pero bajo sus nuevas reglas. Morales quiere evitar extrapolaciones al iniciar su tercer mandato consecutivo. Los empresarios cruceños no han terminado de demostrar que un mar de diferencias ideológicas los había separado del presidente. En el Ejecutivo, cada vez que se mueven los enchufes salta el cable del 2008 cuando el Gobierno del presidente Morales sorteó un “golpe cívico-institucional” a la cabeza precisamente de los sectores empresariales cruceños, hoy perdonados.

“Esto no quiere decir que se haya perdido la química con el empresariado cruceño”, dice una fuente del Ejecutivo quien a su vez completa a modo de despejar temores infundados: “lo mejor es mantener buenas relaciones pero sin encargar tareas desde adentro”. En esta nueva lógica “ni tan cerca ni tan lejos” se seguirán atendiendo las relaciones trazadas sin encomendar tareas específicas en el Ejecutivo. “No es que el presidente deje de generar empatías pero debe quedar claro quién es quién; lo político prima en las tareas de la nueva administración”, asegura la misma fuente.

 

Las señales claras

El nuevo equipo de ministros tiene recilencias a los costados pero en el globo es absolutamente incondicional al presidente. Nadie sale de control, por así decirlo, creando feudos con convocatoria  empresarial. Es una época en la que se consolidarán las hegemonías a través del acompañamiento de un grupo bastante heterogéneo. No debe llamar la atención por eso que desde el presidente y el resto del nuevo equipo de ministros se haya comenzado a hablar con más insistencia de la Agenda Patriótica.

Los contenidos de gestión y el discurso no necesariamente van de la mano aunque aparentemente son conducentes al mismo fin, es decir: sólidos argumentos políticos mención hecha al deseo de restablecer relaciones con los Estados Unidos, por ejemplo, sin perder el sentido crítico que se erige en los discurso contra el imperialismo norteamericano. Referencia hecha a las declaraciones del jefe de Estado cuando dice que la CIA está detrás de las pugnas internas y externas que pretenden dividir a su partido.

 

Las confesiones son claras

El presidente Morales suele hacer profundas catarsis después de sucesos especiales; en el caso que nos ocupa la posesión hacía su tercer mandato que lo catapulta como el presidente con mayor tiempo de duración en el cargo. Evo Morales sostuvo en un ampliado de sectores afines en la región del Chapare, que “chinos y rusos” son sus principales aliados externos; la composición de orden bipolar -a partir de dónde y cómo lo dice- resulta por demás clara para atemperar sus mecanismos de autodefensa y ataque. Evo se blinda de una corteza de profunda raigambre ideológica y apunta las condiciones externas una vez resuelto el enjambre doméstico.

 

Alusión a la fiesta de Alasitas

En otro orden de cosas puntuales, el mismo presidente no guarda reservas para mencionar la estrechez de visión del empresariado. Un hecho que podría ser visto como el diagnóstico clínico de Evo a los empresarios bolivianos tiene un sentido altamente constructivo y patriótico para él. Lo plantea sin tapujos. Sin distinción de credo ni religión, Morales advierte que los empresarios nacionales son “enano”. La lectura es que no están a la altura de los desafíos que les ha propuesto. El sentido propositivo de sus palabras es que aprendan a asumir riesgos porque de otra manera las empresas extranjeras se adjudican las obras comprometidas en su gestión.  La misma fuente del Ejecutivo señala que el presidente Morales esta cada vez más convencido de que se debe hacer negocios con los privados pero en afinidad con el socialismo que plantea su administración.

Los empresarios no ven ni en chinos ni en rusos compatibilidades para hacer negocios. La experiencia parece residual, es decir, los empresarios son los menos propensos a hacer negocios con estas categorías Argumentan la falta de seriedad para honrar sus compromisos. “Han demostrado ser poco eficientes”, afirman. Pero la crispación no le mueve un pelo al Gobierno.

En esa misma línea el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Arce Catacora es uno de los más interesados en apuntar los mayores esfuerzos en objetivos concretos. Se podrían resumir sus palabras de “pasar de los logros a la acción”. El Gobierno invitó a los empresarios cruceños a mantener disposición para consolidar temas de interés común de una agenda de inversiones con miras de convertir a Bolivia en un polo de desarrollo agroindustrial. “Se trata de un plan muy ambicioso, hemos invitado a los empresarios a acompañar al Gobierno en este tema, veremos su disposición”, dice el titular de las finanzas. Y en la misma lógica del presidente afirma que “lo haremos con ellos o sin ellos”. La puntualidad es recurrente. “Si quieren bien, sino lo haremos solos”. Por eso el énfasis que acuña en mandatario en el enanismo de los empresarios privados. Un doble desafió para ellos: “cómo ser aliados incondicionales si las reglas son como una biblia”.

 

La agenda patriótica

Quien lleva la llave de la estrategia es el vicepresidente del Estado Plurinacional Álvaro García Linera. Es quien está a cargo de poner a andar este año y los próximos la vigorosa Agenda Patriótica 2020 – 2025. El vicepresidente ya proclamó varias acciones concretas: en el orden del desarrollo económico el millón de hectáreas productivas para convertir a Bolivia en el fogonero del desarrollo agroindustrial de la región. Pero el tema no parece del todo sencillo. Si bien hay la disposición a alcanzar esa meta, nadie asegura que el agro sea la panacea de solución que defina el nuevo rumbo de la economía ante la inminente pérdida de ingresos por la caída de los precios internacionales del petróleo. Ya lo ha dicho Evo: la baja en la cotización del precio del petróleo es un tema puesto en carpeta por el Imperialismo para a) corroer lo poco que queda del Socialismo del Siglo XXI, b) reposicionar a los Estados Unidos en el orden de  la economía planetaria y c) restablecer las bases de su hegemonía mundial. Todos estos factores son la respuesta pulverizante en la elección de sus colaboradores.

El gabinete de ministros posesionado el pasado 23 de enero es una respuesta al género político, completamente a tono con los acontecimientos que se plantean como desafíos de engendró mundial. “La respuesta es de reafirmación no de obsecuencia”, plantea la fuente gubernamental.

Por esto, no debe parecer raro el rostro político del nuevo gabinete. Se trata de un equipo fresco con gran disposición a cumplir tareas políticas para contrarrestar los ataques internos y externos que podrían apuntar su tercer mandato consecutivo. Sea cual fuera la respuesta, está claro que entre el 2008 cuando el Gobierno sorteó uno de los momentos de tensión política más difíciles y en 2009 venciendo la baja cotización de los precios del petróleo; respuestas para todos, el Gobierno inicia un periodo plagado de enormes desafíos, pero habrá que reconocerlo, con enorme habilidad.

 

 

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