Nuestra marca es la crisis

0
681

No le pasara al Gobierno del MAS lo mismo que les ocurrió a las mega-coaliciones que gobernaron al declararse abiertamente contrarias a delegar poderes de representación a través de una convocatoria a la Asamblea Constituyente. En el caso que nos ocupa se trata del Pacto Fiscal que endurece la posición del Gobierno en ceder más de lo que ya da a las regiones. Nadie en el Ejecutivo está convencido que sea 50% – 50% y mucho menos que la negativa a ceder genere un espacio de protestas que decida la suerte de Evo como la negativa de Goni a la Asamblea Constituyente dirimió su permanencia en el puesto de conducción en 2003.

En el documental Our Brand is Crisis (no la película de David Gordon Green, interpretada por Sandra Bullock) se ve que los estrategas norteamericanos de la campaña del MNR festejaban las conclusiones de los grupos focales para inferir el curso de los mensajes que más tarde se traducían en los spots novelados de la campaña movimientista. Varios de ellos, hicieron estragos en la popularidad de Manfred Reyes Villa (NFR) que hasta la incursión del equipo comandado por James Carville marchaba imparable para ganar las elecciones generales de 2002 con 20 puntos de ventaja. Es, en el curso de estas audiciones, como se construyeron los fantasmas que convergieron en el resultado de esas elecciones: MNR 22.5%; MAS 20.9% y NFR 20.8% de los votos. Fue el punto de partida para la imparable ascensión de Evo que en 2005 alcanzó el 54% de los votos superior a cualquier resultado desde la recuperación de la democracia e incluso mucho antes que eso.

Claro que esta historia tiene personajes de todo tipo. Un Sánchez de Lozada mentiroso y arrogante, grupos de periodistas afines al esquema de campaña de los rosados; Manfred Reyes y Evo Morales y por supuesto un conjunto de dirigentes de los movimientos sociales que ya entonces hablaban con mayor propiedad que una elite ociosa de recursos, obnubilada y perdida en alcanzar sus metas; incluso a contra marcha de una realidad que empezaba a marchar en sentido contrario de la que ni los estrategas de campaña norteamericanos ni los nacionales se percataron.

Como en todo hay un antes y un después. Las imágenes que preceden la cinta son el vaticinio que consolidó -a marcha forzada como una especie de perdón- la suerte del jefe del MNR que odiaba mixtura y periodistas al mismo tiempo pero con los que compartía de buen talante en público. Los grupos focales construyeron una realidad y el candidato se encargaba de denostar a sus enemigos políticos con una prontitud digna de replay. Sin embargo, el animal  político no solo dormía en el cuarto domesticado de sus estrategas de campaña sino que cuando la gente en las calles identificaba como salida a la crisis política la convocatoria  una Asamblea Constituyente, Goni decía “no puedes delegar representación al pueblo” o “no puedes pedir al pueblo que decida”.  Los spots, eso sí, anunciaban la rectificación de sus promesas incumplidas (500.000 empleos por ejemplo) y la forma segura de saldar las deudas pendientes con el elector con la ruidosa mentira “tenemos un plan de emergencia para salir de la crisis”. No duro.

Los paralelos

El MAS se enfrenta a un problema si bien no similar pero parecido a la inversa: el debate anunciado por el presidente para el Pacto Fiscal, convocatoria a través del Consejo Nacional de Autonomías (CNA) que ya generó las primeras fricciones en los departamentos del Oriente, léase Santa Cruz y Beni, creen que lo justo es una distribución equitativa de los recursos del Estado. El ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana señaló el camino: “No hay en ninguna parte del mundo, menos en Bolivia, y no se va a producir eso, autonomías fuertes con Estado débil. Este es un tema fundamental, si nosotros queremos tener autonomías fuertes, con gran capacidad de producción a nivel de gobernaciones y municipios, debemos tener un Estado fuerte”. Y el Estado Plurinacional comandado por Evo se siente tan fuerte como en su mejor momento tras vencer la crisis de sus tres primeros años de gestión.

El presidente Evo Morales cree que no se debe confundir la apertura del pacto con la política. La idea dice el mandatario es apuntalar el desarrollo regional y nacional para cumplir metas como la lucha contra la pobreza, más allá de la solo redistribución de los ingresos estatales. Además perfiló como principio “el esfuerzo y solidaridad de los recursos públicos que pertenecen a todos”. El Consejo está constituido por el Presidente, los ministros de la Presidencia, Planificación del Desarrollo y Autonomías, gobernadores, la Federación de Asociaciones Municipales de Bolivia y representantes de las autonomías indígenas y de las autonomías regionales.

“Hemos salido con un poco de tristeza porque hemos  visto  que las personas que conforman ahora este consejo no tiene conocimiento real de lo que es el Pacto Fiscal”, sostuvo el director administrativo de la Gobernación de Santa Cruz José Luis Parada quien junto a Carmelo Lens, gobernador del Beni, presentó un discurso diferente a la línea del resto de representantes que intervinieron en la primera reunión del CNA.

Quintana aseguró que la propuesta de las dos representaciones opositoras al Gobierno pretende debilitar al Estado al restarle recursos económicos para distribuirlos. “Una intención política, creemos, destinada a tratar de reducir la fortaleza que hoy tiene el Estado”.

El Pacto Fiscal visto desde esa óptica no entra en discusion. El poder que se ha construido con las mayorias nacionales ni de lejos se parece al “no puedes delegar representación al pueblo”, acuñada por Sánchez de Lozada.