Apple ataca a Google, Facebook y Twitter por hacer negocio con los datos
No hizo falta que mencionara a Google, Facebook o Twitter. Todo el mundo se dio por enterado cuando Tim Cook lanzó el mayor ataque que se recuerda contra sus grandes competidores tecnológicos. Tuvo lugar este lunes 1 de junio, cuando el consejero delegado de Apple hizo una aparición a través de una videoconferencia en el evento EPIC’s Champions for Freedom, en Washington. «Os hablo desde Silicon Valley, donde algunas de las compañías más importantes y exitosas han construido sus negocios animando a sus usuarios a ser complacientes con el uso de su información personal», dijo en un discurso al que tuvo acceso «Techcrunch». «Están engullendo todo lo que puedan saber sobre ti y tratando de monetizarlo. Nosotros creemos que eso está mal. No es el tipo de compañía que Apple quiere ser».
EPIC (Centro para la Información Privada Electrónica, en sus siglas en inglés) es una organización dedicada al estudio de los problemas emergentes relacionados con la privacidad y las libertades civiles en el entorno de internet. Cook trató de diferenciar el tratamiento que Apple da a los datos privados de sus usuarioscon el de sus grandes competidores. «Nosotros no creemos que [la privacidad] sea algo que tengas que intercambiar por un servicio que se supone gratuito, pero que en realidad acaba teniendo un coste muy alto. Esto es todavía más importante cuando almacenamos datos sobre nuestra salud, nuestro dinero o nuestras casas en nuestros aparatos», explicó.
No era la primera vez que Cook exponía su punto de vista sobre privacidad: ya lo hizo el año pasado en una entrevista en el programa televisivo de Charlie Rose para hablar sobre mensajes encriptados, en una carta abierta sobre las nuevas medidas de seguridad de Apple tras el escándalo de las filtraciones de fotos privadas de famosas y en un discurso en la cumbre sobre ciberseguridad organizada este año por el presidente de EE.UU., Barack Obama, en la Universidad de Stanford (a la que no acudieron los máximos responsables de Google, Facebook o Yahoo).
Sin embargo, nunca había apuntado con tanta precisión a quienes hacen dinero con la privacidad del usuario: «Creemos que el cliente debe controlar su propia información. Quizá te gusten esos servicios supuestamente gratuitos, pero no creo que merezcan que tengan tu email, tu historial de búsquedas y ahora incluso tus fotos familiares rastreados y vendidos para sabe Dios qué objetivos publicitarios». Se trataba de una referencia explícita a Google Photo, una aplicación presentada la semana pasada que permite a los usuarios de Google guardar y organizar sus fotos de forma gratuita en Internet -reconocimiento facial y geolocalizadores son algunas de sus funciones-.
En su discurso, Cook también se refirió a los planes del Gobierno de limitar el uso de mensajes encriptados (por ejemplo, los que Apple utiliza en aplicaciones como iMessage o FaceTime). «Si pones una llave debajo de la alfombrilla para la policía, los ladrones también pueden encontrarla», aseguró.
Publicidad a medida
Pero en el centro del pulso entre Apple y los gigantes de internet está la llamada publicidad segmentada, que ha beneficiado al usuario (al recibir anuncios que se ajusten a sus intereses) y a las empresas desarrolladoras de estos servicios (al ampliar sus ingresos). Sin embargo, todo tiene un precio: la privacidad. Los usuarios ceden información sensible a costa de utilizar estas plataformas, relacionarse con otras personas o pasar el rato.
«Ellos viven un poco de nuestra información y nos ofrecen sus servicios a cambio de que le facilitemos los datos. La privacidad no existe en internet hoy en día. Estás dando tus datos a muchas empresas voluntariamente.Los usuarios no son conscientes», señala a ABCLuis Corrons, director técnico de PandaLabs en la firma de seguridad Panda, quien asegura que las grandes corporaciones de internet no «cogen tus datos para venderlos a terceras personas». Voluntariamente, los usuarios escriben sus datos personales en sus biografías. Con un pequeño gesto le dan a «me gusta» a decenas de páginas que les interesa. Y comparten sus imágenes de sus hijos y sus fiestas sin miedo. Pero eso permite a empresas como Facebook elaborar un perfil detallado de todos nosotros. Va camino de rastrear el planeta entero.
Hay dos modelos de negocio enfrentados: los que cobran por servicios y los que lo ofrecen gratis a cambio de los datos para fines publicitarios. «Es un mercado que ha adquirido una gran profundidad. Hemos pasado en diez años de una publicidad contextual a un modelo que se basa en análisis de comportamiento», matiza Ricard Martínez, presidente de la Asociación Profesional Española de Privacidad.
Por su parte, Eduard Blasi, especialista en derecho tecnológico en Marimon Abogados, asegura que hay «una gran cantidad de servicios gratuitos que, en muchas ocasiones, no resultan tan gratuitos como tal. Efectivamente, no hay un pago económico pero, claro, todo servicio comporta unos gastos. Facebook y Google tienen unos gastos que tienen que sufragar, pero ¿de qué forma? A través de los datos personales en muchos casos», subraya. Las principales compañías «intentan estudiar el comportamiento de sus usuarios para mandarles publicidad personalizada. Estos datos de navegación son un activo que tienen en su poder».
Lo hacen de múltiples formas. Revisando el historial de navegación, los gustos, la edad, el sexo o la ubicación, las empresas cruzan estos parámetros para que el usuario reciba contenidos individualizados y, con ello, aumentar las posibilidades de venta. Y se garantizan, además, de que va a pinzar la curiosidad del receptor. «Muchas veces si nos leemos detenidamente los términos y condiciones que aceptamos, muchos servicios no nos compensarían», opina este experto. Ya se sabe la máxima de internet: cuando el servicio es gratuito, el negocio eres tú.
La huella que dejamos en internet
JAVIER ANSORENA/JOSÉ MANUEL SÁNCHEZNUEVA YORK/MADRID
Buscas en internet unas zapatillas para correr y, al día siguiente, tu muro en Facebook y las webs que visitas se plagan de publicidad de calzado deportivo. Tener vida en internet -buscar información, comprar billetes, compartir fotos, opinar- deja un rastro, una «huella digital», que es un caramelo para los anunciantes.
Esas acciones dan cuenta de los gustos del consumidor, su edad y localización, aficiones y perfil socioeconómico. A veces los datos los facilitan directamente los usuarios al registrarse en una web. Dan su nombre, dirección, teléfono, email… Y en Facebook regalan además su estado civil, puesto de trabajo o dónde han estudiado. Otras la información se recoge sin consentimiento directo, por ejemplo, datos de qué páginas se visitan, cuándo se da al botón de «Me gusta» en Facebook o los mensajes retuiteados en Twitter. El resultado son montañas de datos personales sobre las que estas aplicaciones gratuitas montan su negocio.