El lado inhumano de Senasir

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Ciudadanos que no lograron hasta esa fecha una cotización mínima de 180 o que no alcanzaron la edad de 55 años, pese a un decreto que favorecía a la “generación sándwich” todavía están en tinieblas, esperando una luz de solidaridad que ilumine a los cientos de ciudadanos de la tercera edad, de todas las profesiones y oficios, hombres y mujeres, que trabajaron a sol y sombra durante toda su vida; ya mayores, sin acceso a nuevas fuentes de trabajo y sin ingresos fijos optan por la última oportunidad de sus vidas: jubilarse y sobrevivir con esa miserable renta que, en la mayoría, es un insulto del Estado contra la dignidad de las personas.

Empero, quienes dedican su vejez a la tarea de jubilarse posponen el valor de su dignidad y optan día tras día, año tras año, por recorrer humillados el tortuoso camino del interminable proceso de jubilación, recibiendo maltrato y discriminación en las instituciones encargadas de jubilar.

La burocracia a sueldo fijo de estas instituciones come gran parte de la torta amasada y horneada por los viejos trabajadores. Sin embargo, se considera dueña de otorgar o no la jubilación, olvidando descaradamente que, a su vez, es empleada de la gente en edad de jubilarse.

Una marea humana envejecida transita por las ciudades bolivianas; inunda calles y avenidas exigiendo jubilación honrosa que le permita a una persona de la tercera edad sobrevivir algunos años más.

Gran parte de los ancianos muere en esta accidentada ruta y el dinero que debía recibir por su jubilación, es usufructuado por el Estado y las organizaciones encargadas, reiteramos del proceso de jubilación.

En el largo, dramático y difícil proceso de jubilación, miles de postulantes deambulan por oficinas de la Administración Pública, en busca de viejas planillas y de certificados que testimonien su vida de trabajador a sueldo fijo.

La jubilación, si bien transita de la calidad solidaria al concepto de ahorro individual es un derecho inalienable de los trabajadores. No obstante, las tendencias sugieren que la jubilación sea en Bolivia o en cualquier otra nación del mundo, está herida de muerte por los sustanciales cambios que suceden en el orden económico y social, factores influidos por el vertiginoso desarrollo de la tecnología que muchas veces, en la práctica, ignora lo que es solidaridad

PICACHURI

Aún retumba en la memoria ciudadana, el estruendo causado por la explosión de varias cargas de dinamita en abril 2004, cuando el minero desempleado Eustaquio Picachuri , de 47 años de edad, trabajador de la mina “La Salvadora”, desesperado, se inmoló en la antesala del Palacio Legislativo, porque autoridades del Sistema de Pensiones y Seguros negaron cualquier posibilidad de que el minero recupere sus amortizaciones laborales de quince años entregados a la Corporación Minera de Bolivia. Ese dinero serviría, para “dar de comer a sus hijos”.

SENASIR

En este contexto, citemos a Senasir. Varias trabajadoras de la planta baja del Sistema Nacional del Sistema de Reparto, reconocen, aunque sin identificarse, que ya no saben qué explicación dar: “Ya no sabemos qué decir a las personas que nos reclaman la tardanza en entrega de sus documentos que les permitan acceder a la jubilación. Nosotras no somos las culpables. La tardanza es culpa de los técnicos que trabajan en los archivos y otras dependencias. Un trámite debería tardar máximo seis meses pero no, hay algunos que ya pasan de los dos años”.

Senasir es todo un edificio, un bloque de cemento cuyos calificadores constituyen el lado inhumano de la entidad y no hay explicación posible para que no cumplan su trabajo en el tiempo previsto, salvo que para estos técnicos no hay por qué preocuparse por la ciudadanía de la tercera edad.

Como va Senasir es posible que a largo plazo, la jubilación se convierta en una quimera para miles de trabajadores o que cientos no la obtengan jamás porque el límite de edad, conlleva riesgos de enfermedad y de muerte.

A FAVOR DE ADUTOS MAYORES

Para información de la ciudadanía en edad de jubilarse, este es el primer tema después de una larga investigación, que respalda la crítica a las organizaciones del Estado, renuentes a solucionar y acortar el tiempo y el camino de la jubilación.

Incluso, decenas de jubilados tienen la idea de constituir un comité de emergencia, para que Senasir y otras instituciones expliquen ante la opinión pública a qué se debe, tanto desprecio a la gente en edad de jubilación y por qué razones no se cumplen las normas legales que protegen a la tercera edad.

(Clovis Díaz de O.F.) (clovisdiazf@gmail.com).

 

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