Perú-Bolivia: Brindis de integración con Pisco Sour

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La comida peruana es conocida por sus variados sabores y su exquisito Pisco Sour cerraron los acuerdos alcanzados por los presidentes Ollanta Humala y Evo Morales a orillas del lago Titicaca en Puno el pasado 23. Fue, cuentan los presentes en la cita, un encuentro inolvidable. Sirvió para  reafirmar la hermandad, lucirse ante las cámaras y para impulsar la firma de un documento que contiene nueve acuerdos que van desde acciones conjuntas de la recuperación ambiental del Lago Titicaca hasta el combate contra el narcotráfico, pasando por el estudio de factibilidad para exportar gas boliviano al Asia vía la costa peruana. Todo en el marco de la concordia. No se habló de reciente escándalo vivido en Bolivia que acabó con un par de declaraciones altisonantes de Evo preguntando al equipo peruano “dónde está el presidente” a lo que el peruano entre sonrisas contesto que él no iba “a recoger delincuentes a la frontera”. Independientemente de las reacciones, el momento era propicio para reunirse en una pequeña G2 en la que se habló de todo lo que se pudo.

Ollanta llegó esta vez sí a la frontera con su gabinete de ministros y Evo acostumbrado a los viajes rápidos tomó delantera y estuvo un poco antes de la cita. La famosa hora Evo que no se ha instituido en el país, bien que debería.

Los mandatarios lucieron sus galas

Cuenta una madre brasileña que su hijo de 27 años, piloto de profesión, se fue a Santa Cruz de la Sierra a visitar a unos amigos. Allí, según su abogado, fue tentado por un par de colombianos para  realizar un viaje de ida y vuelta a la selva peruana a recoger un misionero. Cerrado el acuerdo abordaron un Cessna y ya en Perú esperaron al forastero que nunca llegó. Cuando decidieron emprender vuelo de retorno la policía antinarcóticos peruana abrió fuego contra el avión y detuvieron a sus tripulantes. El joven piloto brasileño fue herido y está preso por participar de actividades ilícitas presumiblemente narcotráfico. No se encontró droga en el avión pero así como ese vuelo se dice que el tráfico aéreo Santa Cruz – Selva Peruana es el preferido de los carteles de la droga.

La versión de la desesperada madre del joven piloto brasileño, corrobora los informes de las patrullas antidroga bolivianas en sentido de que avionetas que decolan de Bolivia viajan hasta la selva peruana para recoger cargamentos de cocaína y que una vez en Bolivia la droga es llevada a Brasil.

Bolivia quiere blindar sus operaciones antidroga

Antes de la declaración final del gabinete binacional celebrado en Puno, el ministro de Justicia de Brasil estuvo en Bolivia para firmar acuerdos de control en las fronteras por donde saldría gran cantidad de droga a Brasil. En Bolivia el viceministro de Defensa Social Felipe Cáceres ha sostenido en más de una oportunidad que gran parte ilegal del comercio de cocaína que sale a Brasil procede del Perú. En Bolivia la flota mercante de la droga apenas acopiaría el cargamento para exportarlo a Brasil burlando los puestos de control que se han establecido en la frontera brasileña boliviana.

Evo y Ollanta se tomaron el pisco sower con el compromiso ineludible de obtener resultados en el combate contra las bandas del narcotráfico internacional. El compromiso parece serio. Los dos mandatarios han manifestado su preocupación ante el peligro del tráfico de drogas; pero mientras Evo sigue rechazando la colaboración de la DEA y apunta al imperio como principal consumidor y demandador de la droga, Ollanta observa mayor atención a las bandas locales que operan en ambos territorios. Los jefes de Estado firmaron una declaración conjunta comprometiéndose a luchar contra el delito. Si bien no figura en la declaración, otra de las grandes preocupaciones compartidas por Evo a Ollanta y viceversa es que la frontera binacional se ha convertido en el camino preferido y más corto que escogen las bandas criminales de trata y tráfico de personas. La luz de alerta está encendida. Se comenta que hay poblaciones a lo largo de la altiplanicie de los dos países que acogen con hospitalidad a estos grupos criminales.

Más allá de los acuerdos en materia antidroga, los presidentes se comprometieron impulsar una verdadera política medioambiental para proteger el lago Titicaca del peligro de la contaminación. El tema es serio desde que los campesinos de las zonas lacustres, alarmados por los índices de mortalidad de las especies lacustres, comenzaron una campaña de advertencia que ha sido entendida como una necesidad inmediata para tomar acciones y evitar así que la contaminación siga creciendo sin estrategias de limpieza y cuidado. En Bolivia, pocos días antes de la cumbre binacional celebrada en Puno la ministra de Medio Ambiente y Aguas Alexandra inició en persona una campaña de 15 millones de bolivianos para descontaminar las aguas del lago Titicaca en la parte que le corresponde a nuestro territorio.

Gas boliviano por Perú al Asía

Los acuerdos de integración culminaron con la necesidad de impulsar negocios de envergadura. Aunque no lo dijo, Evo esta aún tratando de salir del shock que le provocó el acuerdo transcontinental suscrito hace poco entre Brasil y China para impulsar la bi-oceánica descartando a Bolivia del proyecto. A partir de ese hecho, Evo se fijó como meta hacer su propia bio pero como solo es casi imposible, comenzó a compulsar a los países vecinos. Además de tanta indisposición que ha provocado esa noticia, tratando de salir del paso, entre los acuerdos se contempla el estudio de factibilidad de un proyecto bastante ambicioso: exportar gas boliviano al Asia vía la costa peruana.

Esa misma idea pero por Chile, acabo generando en el 2000 un estallido contra los últimos gobiernos “neoliberales”. Fue Tuto primero y Goni después que habían diseñado un proyecto para exportar el gas boliviano a los Estados Unidos por el puerto chileno de Patillos. La política claro es el arte de los imposibles. Evo, con más capacidad integradora y con mayor respaldo popular, es el gran promotor de este espacio abierto en el que además, la gran sorpresa de la cita de Puno ha sido el apoyo verbal de Ollanta a la reivindicación marítima boliviana, expresada no en el documento, pero en el recuento de los temas de mayor interés refrendados con una copa de piso sour.