Carlos Mesa: Vivimos momentos de máxima tensión con Chile

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El ex presidente boliviano no parece del todo cómodo con la sucesión de declaraciones bilaterales, ad portas del fallo de La Haya, que incluyeron amenazas de expulsión contra el cónsul chileno. El vocero oficial de la demanda asegura que “Bolivia va a cumplir el fallo, cualquiera que éste sea” y se permite esbozar críticas contra Evo Morales: “Habrá momentos en la política boliviana en los que yo diré mi palabra y la diré muy, muy fuertemente”.

La noche del lunes 10 de agosto, el ex presidente boliviano Carlos D. Mesa llegó hasta la cinemateca de La Paz para ver la premier de Boquerón, la película sobre la guerra del Chaco, que Bolivia y Paraguay mantuvieron durante la década de 1930. Por supuesto, al llegar al cine lo reconocieron, así que saludó a algunos de los presentes, inclusive cuando ya estaba sentado en su butaca. Sólo al apagarse la luz tuvo un momento para reencontrarse con una de sus primeras pasiones: “El cine es un enamoramiento desde muy pequeño”, dice: “La carrera que estudié fue literatura. Ni política, ni sociología, ni historia. Pero, a lo largo del tiempo, por lo primero que pasé fue por el cine”.

Mesa comienza a enumerar su paso por el archivo nacional de imágenes en movimiento, que fundó en 1976, y la cinemateca boliviana, que dirigió entre 1976 y 1985. “En ese tiempo escribí un par de libros sobre cine, una historia contemporánea del cine boliviano que se llama Aventura del cine boliviano, y luego, años después, tuve oportunidad de producir un largometraje, la película Jonás y la ballena rosada, dirigida por Juan Carlos Valdivia, que coincidió con el tiempo en que yo hacía periodismo”.

En 2009 volvió al mundo audiovisual, esta vez para realizar una serie de 24 documentales para la televisión denominados Bolivia Siglo XX, uno de los cuales se llama Los caminos al mar, que piensa, podría retomar cuando finalice su trabajo como representante oficial de Bolivia para la causa marítima. “Podría hacer la actualización cuando esto termine, cuando tengamos el resultado final de La Haya”, dice.

Carlos D. Mesa es conocido como historiador, periodista, novelista y también como el presidente que entre 2003 y 2005 repuso la demanda marítima boliviana, enfrentándose entonces al presidente Ricardo Lagos, quien le respondió una frase que por estos días retomó el canciller Heraldo Muñoz: “Ofrezco relaciones diplomáticas aquí y ahora”.

En su nuevo rol, aliándose con quien fuera opositor a su mandato, Mesa es el responsable de la estrategia comunicacional boliviana, que se resume en ocupar todos los espacios, para intentar instaurar la idea de que ellos no buscan incumplir el Tratado de 1904, sino que hacer valer ofertas unilaterales de sucesivos gobiernos chilenos: “Hemos entendido perfectamente que además del hecho jurídico, hay una oportunidad comunicacional que es clave, porque es fundamental posicionar a Bolivia internacionalmente, explicando por qué estamos en una línea que parecería decimonónica y no lo es, que tiene que ver con elementos centrales de nuestros requerimientos como Estado”.

Es el mismo Carlos Mesa que estuvo en Chile en 2013 invitado por Carlos Ominami, que luego abortó un nuevo viaje al país porque “lo conversamos con el presidente Morales y nos dimos cuenta de que mi visita de pronto podía ser interpretada como una actitud agresiva” y que no descarta volver próximamente al país. “Existe la posibilidad de ir a Chile, pero está siempre circunscrita a no ser leída como una provocación”, dice al teléfono desde La Paz.

-Durante estas semanas se ha producido una serie de declaraciones entre personeros de Bolivia y Chile, que terminaron con una intervención de la presidenta Michelle Bachelet, que se había mantenido al margen del debate. ¿Le parecieron destempladas las acusaciones del presidente Evo Morales al cónsul chileno Milenko Skoknic, a quien amenazó con declarar persona non grata?

-Si usted hace un análisis de la relación a nivel de declaraciones, tanto de Bolivia como de Chile, desde que Bolivia inicia formalmente el juicio ante la Corte internacional de justicia, se dará cuenta de que hemos tenido una línea oscilante, en la que ha habido momentos de mayor tensión, de mayor dureza de las declaraciones y líneas en las que se ha bajado un poco el tono. Es obvio que hay un punto de inflexión, un antes y un después, y se llama Papa Francisco, con la declaración del Papa en La Paz y en su vuelo de retorno al Vaticano. A partir de esa declaración se ha generado una línea comunicacional de Bolivia y otra de Chile, tratando Bolivia de demostrar que el Papa ha respaldado, como de hecho ha ocurrido, la posición boliviana, y de Chile tratando de minimizarla. Así surgió la oferta de relaciones diplomáticas de parte del canciller Muñoz, sin condiciones, Bolivia responde que con relaciones diplomáticas condicionadas, y el presidente Morales hace las referencias de hace algunos días. Yo le diría que en la comparación general, estamos viviendo un momento de máxima tensión con Chile, pero hemos vivido momentos equivalentes en el pasado. Es la visita del Papa la que ha generado estas reacciones.

-¿Usted tiene antecedentes o cree que el cónsul chileno esté financiando a la oposición o haciendo gestiones para desestabilizar la administración de Evo Morales?

-No tengo ningún conocimiento de eso, por la naturaleza de mi trabajo. Soy el representante internacional de Bolivia y carezco de elementos para darle una respuesta. No tengo conocimiento interno del Gobierno, porque mi único vínculo con éste y el presidente está referido a la política comunicacional de la causa marítima.

-En vista de las últimas controversias, ¿considera que la estrategia boliviana de ocupar todos los espacios pudiera jugarles en contra en este caso? ¿Que la sucesión de polémicas pudiera ser interpretada como ansiedad o inseguridad respecto del fallo?

-La pregunta debiera ser para los dos países (…). El tono de las declaraciones es tan duro en un lado como en el otro. Podríamos discutir si se originó en un lugar, si se originó en otro.
Mi impresión es que uno debe establecer argumentos y no adjetivos, y debe evitar las descalificaciones innecesarias, pero ésa es mi posición personal, con la que creo haber sido absolutamente coherente. Pero debo decirle una cosa: el estilo del presidente Morales, que es la cabeza de las relaciones exteriores de Bolivia, es un estilo de ir siempre al frente, y de ser muy incisivo, es un estilo que ha funcionado mucho y yo diría que en el costo beneficio, el beneficio es mayor que el costo.

-Pero concederá que hay distancia entre mantener una controversia política y acusar a un diplomático de otro país de intentar desestabilizar al Gobierno.

-Usted tiene toda la razón en este caso, pero debo recordarle otros ejemplos. El canciller Heraldo Muñoz dijo hace algún tiempo que las puertas del mar están cerradas para Bolivia. No es una declaración que se pueda considerar precisamente muy amistosa (…). En consecuencia, yo no quisiera que hiciéramos aquí un estado de cuentas mutuas, porque podríamos poner muchos ejemplos, podríamos hacer un recuento de las declaraciones bilaterales desde 2013 y no quedaríamos muy bien parados.

Religión presidencial

-Usted destacaba los dichos del Papa como un punto de inflexión en el lobby en torno a la demanda. Otro hecho que llamó la atención en esa gira fue el crucifijo con la hoz y el martillo que Evo Morales entregó al Pontífice, quien no lo recibió con agrado. ¿Le pareció oportuno ese regalo en momentos en que buscaban apoyo?

-El sentido de oportunidad no puede responderse en el sí o no absolutos, porque eso sería simplificar y caricaturizar las cosas (…). Para la historia de la visita del Papa a Bolivia va a quedar lo esencial, que es su afirmación de respaldo a la causa boliviana. Para la historia de las anécdotas de la visita del Papa va a quedar el crucifijo con la hoz y el martillo.

-Pero deja de ser anecdótica la relación de Evo Morales con la Iglesia Católica cuando el embajador en el Vaticano, Armando Loaiza, dice que el presidente tiene un trauma anticatólico, dichos que derivan en su renuncia ¿Concuerda o no con esa opinión?

-Cuál es la relación subjetiva, íntima, espiritual del presidente Evo Morales con el catolicismo, la desconozco. Sé que el presidente está vinculado en su pensamiento mucho más a la teología de la liberación y es evidente que en el pasado las relaciones entre el Estado boliviano, presidido por Morales, y la Iglesia Católica, han sido complicadas y difíciles. No se olvide usted que la Constitución de 2009 elimina el reconocimiento de la Iglesia Católica como la Iglesia oficial del Estado.

Obedecer o no a La Haya

Cuando en Chile la población esté preparando las celebraciones de Fiestas Patrias y en Bolivia sus ciudadanos comiencen a disfrutar de los días de primavera, los diplomáticos de ambos países estarán pendientes de los movimientos judiciales que se produzcan en la ciudad medieval de La Haya. El ex presidente Carlos Mesa confía en que la decisión del tribunal -que puede declararse competente o incompetente para analizar la causa, o bien resolver que debe conocer el fondo del asunto para tomar una determinación-, beneficiará a su país. “Yo diría que entre las tres opciones, la distancia más probable, si me tengo que atener estrictamente a las condiciones jurídicas de nuestra demanda, es la declaratoria de competencia por parte de la Corte Internacional de Justicia”, dice.

-Si el tribunal determina que para resolver su competencia debe conocer los argumentos de fondo de cada país, ¿recibirán esto como una noticia positiva o como una amenaza a sus pretensiones?

-Tengo el convencimiento jurídico absoluto de que la estrategia jurídica chilena está apostando casi al todo o nada, por la declaratoria de incompetencia en esta fase. Si la Corte se declara competente o declara que va a tener que trabajar sobre la competencia una vez que analice el tema de fondo, no es el mejor escenario para Chile. Creo que los juristas chilenos saben que su apuesta grande es la demanda preliminar.

-¿En qué beneficiaría a Bolivia este escenario, desde su punto de vista?

-Si la Corte planifica decir: ustedes han tocado temas de fondo y por lo tanto no puedo declarar ahora sino que lo haré en el momento del fallo, el desarrollo del proceso nos permitirá dar una explicación mucho más a fondo de los argumentos bolivianos, que en este momento han quedado en suspenso, mientras que Chile ha tenido que descargar toda su artillería jurídica en la demanda preliminar de competencia. Los argumentos de Chile en este momento son los mismos que deberá utilizar en el tema de fondo, porque efectivamente ha tenido que acercarse a cuestiones de fondo para tratar de bloquear a Bolivia.

-En el tercer escenario, en que la Corte se declare incompetente, ¿Bolivia acatará el fallo?

-Por supuesto que Bolivia va a cumplir el fallo de La Haya, cualquiera que éste sea. Yo puedo entender que el país demandado pudiera cuestionar al tribunal, pero no el país demandante. El país demandante lleva un caso ante el Tribunal Internacional de Justicia porque cree que ese tribunal es el escenario adecuado para llevar adelante un fallo correcto.

-Esa posición es concordante con su tono dialogante. ¿Pero está seguro de que el Gobierno boliviano respetará esa decisión, considerando que la salida al mar es una bandera política en su país?

-La demanda de una salida soberna al mar no es una bandera política, es una bandera histórica, es una bandera esencial al ser boliviano, por lo tanto, no hay que hacer una interpretación equivocada. Si el fallo es contrario a Bolivia, se tendrán que analizar cuáles son los caminos para seguir adelante, establecer mecanismos de diálogo de otra naturaleza, pero eso no quiere decir que Bolivia no vaya a acatar el fallo.

-¿Volverían al ofrecimiento de gas por mar?

-Dos consideraciones sobre su pregunta. Primero, un fallo de la Corte declarándose incompetente no es un fallo sobre el fondo de la demanda boliviana, no toca el fondo de la cuestión.
Lo segundo, por supuesto que hay una estrategia en caso de que el fallo sea incompetencia y en el caso de que lleguemos a una negociación, pero ése es un tema del que no vamos a hablar, porque no queremos entorpecer en absoluto el contenido fundamental de lo que se está discutiendo.

Evo, ¿enamorado del poder?

-Más allá del caso en La Haya, ambos países seguirán teniendo una frontera común. Sin embargo, el intercambio comercial con Bolivia es inferior a los mil millones de dólares anuales, muy por debajo del que existe por ejemplo con Perú. Éste, además, arroja una balanza comercial negativa para su país. ¿Qué diagnóstico tiene de este escenario?

-La balanza comercial entre Chile y Bolivia es claramente desfavorable para Bolivia. Entre otras cosas porque el tema energético y del agua no está resuelto, porque tenemos temas pendientes congelados por la cuestión marítima. No tenga usted duda de que debemos resolver este problema, debemos tener la capacidad, los gobernantes bolivianos y chilenos, de entender que la solución es mucho menos difícil de lo que parece.

-Para hacer negocios una variable importante es la confianza. Y pareciera que en la población boliviana existe una disposición negativa hacia Chile, que no se aprecia con otros países con los cuales también han tenido disputas limítrofes…

-Chile ha tenido conflictos con sus tres vecinos y Bolivia ha tenido conflictos con sus cinco vecinos, con resultados distintos en diferentes momentos de la historia. Pero en sus otros conflictos, Bolivia no ha perdido ni su cualidad amazónica ni la cualidad platense. Bolivia sí ha perdido con Chile la cualidad marítima y de ser parte de la cuenca del Pacífico. El cercenamiento del mar tiene unas características emocionales, históricas, políticas y económicas muy fuertes que explican por qué la historia boliviana es una historia que hace un énfasis en esa significación, y nuestros niños son educados en una línea de un sentimiento contrario a Chile.

-¿Es una batalla perdida entonces?

-No quiero que nos engañemos aquí. No existe posibilidad de que la opinión pública boliviana modifique su lógica en relación a Chile hasta tanto Bolivia no obtenga un acceso soberano al mar.

-En 2014, Bolivia promulgó una ley que autoriza el trabajo infantil remunerado desde los 12 años. ¿Cómo se condice esta medida con el fomento de la inversión extranjera?

-Yo creo que podemos hacer una larga discusión y podríamos entrar en un largo debate sobre lo que es el planteamiento ideológico y la aplicación de políticas laborales, sociales y económicas del gobierno del presidente Morales. Usted sabe perfectamente que el gobierno del presidente Morales tiene una línea de predominancia estatal y unas características de leyes sociales con determinadas lógicas. Una de las lógicas es la que usted ha mencionado. Mi observación personal tiene sus observaciones. Efectivamente es un tema complejo, pero no es un tema que en este momento yo pueda desarrollar por la naturaleza de mis responsabilidades.

-Usted está aludiendo a las diferencias que tiene con la administración actual. De hecho el año pasado, antes de asumir como vocero, dijo a una revista local que “el poder ha enamorado a Morales”, que entonces corría por su tercer período. ¿Sigue manteniendo estas críticas?

-Le planteo la respuesta con la más absoluta claridad. El compromiso con el presidente Morales, que voy a cumplir rigurosamente, es que no haré ningún juicio de valor sobre la política interna de Bolivia a un medio internacional.

-Lo que no significa que no mantenga sus diferencias…

-No, por supuesto, las tengo, el país lo sabe y creo que la comunidad internacional lo sabe también. Pero las diferencias, cuando alguien forma parte de una política de Estado, deben quedar de lado o colocarse en el contexto necesario. Habrá momentos en la política boliviana en los que yo diré mi palabra y la diré muy, muy fuertemente.