El otro lado de la crisis migratoria: islandeses ofrecen sus hogares

0
376
Foto: AP

Los gobiernos europeos hablan de “cargas” y discuten el “reparto justo” de los migrantes que llegan a Grecia e Italia. Pero hay ciudadanos que ya les tomaron la delantera.

En Islandia, por ejemplo, 11.000 personas se han ofrecido a abrirles las puertas de sus casas a los inmigrantes. Y hay otros países con iniciativas similares.

Lo de Islandia, sin embargo, es particularmente notable, pues el gobierno de ese país de 331.000 habitantes originalmente anunció que daría refugio a unos 50.

Ante esto, la profesora Bryndis Bjorgvinsdottir creó un grupo en la red social Facebook con una carta abierta en la que pedía a la ministra de Asuntos Sociales y de Vivienda, Eygló Harðardóttir, acoger a más refugiados.

En el texto explicaba que había creado la comunidad para demostrar el apoyo popular a la acogida de migrantes, a quienes llama “recursos humanos” con experiencia y habilidades que podrían ayudar a todos los islandeses.

“Son nuestras futuras esposas, mejores amigos, la siguiente alma gemela, el baterista para la banda de nuestros hijos, el próximo colega, Miss Islandia 2022, el carpintero que finalmente terminará el baño, el cocinero de la cafetería, el bombero o el presentador de televisión”, escribió.

Y más de 11.000 personas se unieron al grupo de Facebook, ofreciendo abrir sus casas a inmigrantes llegados de Siria.

“Tenemos una cama, juguetes…”

“Soy una madre soltera con un hijo de seis años… podemos acoger a un niño necesitado”, escribió en él Hekla Stefansdottir, de acuerdo a una traducción de la agencia de noticias AFP.

“Soy profesora y podría enseñar al niño a hablar, leer y escribir en islandés y a amoldarse a la sociedad islandesa. Tenemos ropa, una cama, juguetes y todo lo que un niño necesita”, añadió.

“Quiere ayudar a una familia desplazada a que tenga la opción de vivir una vida sin preocupaciones como la mía”, escribió otro. “Como familia queremos proveer a los refugiados de alojamiento temporal cerca de Egilsstaðir (este de Islandia), ropa y otro tipo de asistencia”.

Ante la masiva respuesta, el primer ministro de Islandia, Sigmundur Davíð Gunnlaugsson, anunció la formación de una comisión para reevaluar el número de solicitantes de asilo que el país debería aceptar.

Asimismo, la ministra de Asuntos Sociales y de Vivienda dijo en la televisión estatal, RUV, que las autoridades están leyendo las ofertas de Facebook y que podrían considerar aumentar la cuota.

En 2014, Islandia acogió a 1.117 inmigrantes.

Cuotas y “cargas”

Quien más presiona en Europa para que los estados miembros acepten un sistema de cuotas es la canciller alemana, Angela Merkel.

Alemania, junto con Francia, presentará el 14 de septiembre una propuesta para hacer frente a una crisis migratoria sin precedentes.

“Europa en su conjunto debe moverse”, dijo la canciller el lunes, en conferencia de prensa.

Subrayó que es “imprescindible repartir cargas” y añadió que, si la UE fracasa en su intento de dar respuesta a la oleada de migrantes, los 28 corren el riesgo de “romper el vínculo” que une a Europa con los “derechos humanos universales”, un elemento fundacional y fundamental del bloque.

La propuesta franco-alemana pretende volver a poner sobre la mesa la redistribución entre los 28 estados miembro de 40.000 refugiados llegados a Grecia e Italia que la Comisión Europea propuso en mayo.

En julio los estados aceptaron acoger a 32.500, en medio de fuertes críticas de España y los países del Este.

La propuesta es hacer el reparto con base en cuatro criterios con diferente peso en el cómputo: el Producto Interior Bruto (40%), la población (40%), la tasa de desempleo (10%) y el esfuerzo previo de acogida realizado por el país.

Así, a Alemania le correspondería el mayor porcentaje (21,91%), seguido de Francia (16,88%), España (10,72%), Polonia (6,65%) y Holanda (5,12%).

Pero ahora el bloque del Este, que se incorporó a la unión a partir de 2004, acaba de volver a rechazar con firmeza el intento de abordar el desafío de manera conjunta.

“Nos oponemos firmemente a cualquier tipo de cuotas. Si se adopta un mecanismo de redistribución automática de migrantes, nos despertaremos un día con 100.000 personas del mundo árabe. Es un problema que no me gustaría que Eslovaquia tuviera”, dijo el lunes el primer ministro eslovaco, el socialdemócrata Robert Fico.

Y en su oposición a las cuotas lo apoyan Polonia, República Checa y Hungría.

Éste último incluso ha construido una valla de 175 kilómetros de largo y 4 metros de alto en su frontera con Serbia para frenar a los migrantes.

Con estas actitudes contrastan varias iniciativas ciudadanas como la de Islandia, unas propuestas que no hablan ni de “cuotas” ni de “cargas”.

El “Airbnb de los refugiados”

En una iniciativa similar, la escritora Sue Hubbard, establecida en Londres, colgó una petición en el portal Change.org en la que llamaba a Reino Unido a ser un “santuario inmediato para los que huyen de la guerra”.

En dos días la firmaron 65.000 personas.

Y otra solicitud, que pide al gobierno británico proveer de atención sanitaria a los migrantes en Calais, Francia, está a punto de alcanzar las 75.000 firmas.

Pero donde ya pasaron a la acción es en Alemania.

A pesar de las protestas en Freital y otras localidades del este del país, en los que varios ciudadanos reclamaron que no quieren migrantes, durante el fin de semana comenzaron a circular por las redes sociales imágenes de hinchas de fútbol en las gradas, sosteniendo pancartas con el lema “bienvenidos refugiados” durante varios partidos.

Y aunque los mensajes fueron compartidos más de 9.000 veces en 24 horas y se consideraron imágenes recientes, la mayoría corresponden a partidos disputados en 2013 y 2014.

Mientras, una iniciativa llamada Refugees Welcome (Bienvenidos, refugiados) comenzó a unir a migrantes con los alemanes que les quieren abrir las puertas de sus casas.

La misma ha sido descrita como el “Airbnb para refugiados”, en referencia a la plataforma que permite alquilar directamente a interesados habitaciones o casas.

Más de 780 ciudadanos se inscribieron en su página de internet y 26 personas fueron ya ubicadas en casas privadas.

Las ofertas llegaron de empleados de relaciones públicas, carpinteros, estudiantes… de entre 21 y 65 años.

La mayoría quienes se ofrecieron a compartir su casa con refugiados ya viven con compañeros de piso, pero también hay matrimonios o madres solteras, según un vocero del proyecto.

Dos de sus fundadores, Jonas Kakoschke, de 31 años, y Mareike Geiling, de 28, viven con Bakari, un inmigrante de Mali de 39 años, a quien están enseñando alemán mientras espera su permiso de trabajo.

Asimismo, el diputado alemán Martin Patzeltz, del partido CDU de la canciller Angela Merkel, albergó temporalmente a dos ciudadanos eritreos en su casa de Brandenburgo.

Y así, varios ciudadanos se adelantaron a cualquier acuerdo posible de Europa, aportando su grano de arena a la solución la mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial.