Crisis financiera, el primer gran problema del nuevo presidente

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El Banco Central argentino ha pasado al centro de la polémica en la última semana de la campaña electoral para las presidenciales del domingo y se convierte en el primer gran problema que tendrá que enfrentar el nuevo presidente. Por un lado, un juez lo allanó este martes en busca en documentos para investigar una denuncia de la oposición y una acusación de un fiscal sobre presunta defraudación de la administración pública con maniobras en el mercado de divisas a futuro. Por el otro, las reservas internacionales del banco han caídoen lo que va de noviembre en 1.350 millones de dólares, a 25.918 millones, ante la expectativa de las empresas y los ahorradores de que habrá una devaluación en el inicio de un eventual gobierno del candidato opositor y favorito, Mauricio Macri, el próximo 10 de diciembre.

Dos diputados de la alianza que encabeza Macri, Cambiemos, denunciaron a finales de octubre al presidente del Banco Central argentino, Alejandro Vanoli, por vender dólares a futuro, en concreto, con fecha de marzo próximo, a 10,65 pesos, apenas por encima de los 9,66 actuales y muy por debajo de la expectativa de devaluación que cobijan el mercado y el propio equipo de economistas opositores. “Estas operaciones funcionan como un seguro de cambio para las grandes empresas y tienen una implicancia patrimonial muy grave para el Banco Central porque está vendiendo a 10 lo que podría vender a 15”, reconoció uno de los economistas de Cambiemos, Alfonso Prat-Gay. Vanoli, en cambio, sostuvo que el valor de 10 pesos es sostenible y lamentó la “utilización política de cuestiones judiciales”.

A partir de la denuncia, un fiscal acusó la semana pasada al gobernador del banco por el presunto delito. A su vez, el juez Claudio Bonadio, que en julio fue apartado de una causa de presunta corrupción que afecta a la familia Kirchner, no solo allanó la sede de la autoridad monetaria sino que además pidió la lista de todas las personas y empresas que operaron en el mercado de divisas a futuro. Gestores de fondos de inversión de Wall Street que visitan estos días Buenos Aires esperan que esta plaza se normalice como condición para invertir en Argentina. También ansían que el próximo gobierno se estrene con una fuerte devaluación, recortes de gasto público, subida de tipos de interés y una reanudación de la negociación con los ‘fondos buitre’, que desde 2014 cuenta con un fallo en EE UU contra Buenos Aires.

En un intento por contener una devaluación, el Banco Centralsorprendió este sábado con una medida que ordena que los bancos no podrán tener más del 10% de sus activos en moneda extranjera a partir del 9 de diciembre, es decir, un día antes del cambio de gobierno. Hasta ahora el límite era 20%. La disposición obliga a las entidades financieras a vender entonces activos en dólares, con lo que se fortalecería el peso, pero en las últimas semanas la justicia frenó una medida similar que afectaba a las aseguradoras.

Las expectativas de devaluación están impactando ya en el mundo de las empresas. En Argentina rigen controles cambiarios que restringen la compra de divisas por parte de ahorradores, importadores o multinacionales quieren girar sus beneficios a las casas matrices. Las compañías extranjeras acumulan en pesos el equivalente a unos 8.000 millones de dólares que no han podido enviar a sus países de origen, según la consultora Elypsis. En caso de una devaluación, esas empresas perderán mucho dinero.

La agencia de noticias Bloomberg informó esta semana queTelefónica ha reconocido a inversores que cuenta con 105 millones de pesos, que en la actualidad suponen 10,8 millones de dólares. Si el dólar sube a 15 pesos, pasarán a representar 7 millones de dólares. EL PAÍS consultó a Telefónica, que prefirió omitir comentarios. Mientras tanto, Coca-Cola informó en reportes regulatorios que tiene 346 millones de pesos, según Bloomberg. Es decir, unos 35,8 millones de dólares que podrían convertirse en 23 millones.

Las previsiones impactan en el trigo. En Argentina, el Gobierno de Kirchner ha restringido su exportación con la intención de bajar el precio interno del pan y por eso la cotización del trigo está divorciada del mercado internacional. En el último mes, este cereal se abarató 1,9% en el mundo y se encareció en dólares el 19,3% en Argentina, por la expectativa de devaluación y de liberalización del mercado. La harina de trigo aumentó por lo menos 30%, pero las panaderías se comprometieron a mantener el precio del pan hasta el domingo electoral.

Supermercados mayoristas piden a las industrias de alimentos que les envíen más mercancías para acumular existencias ante una posible devaluación que impacte en los precios, vendedores de coches nuevos y ganaderos guardan sus productos a la espera de nuevos precios, líneas aéreas elevan los precios, mientras proveedores de las fábricas de componentes de automóviles, calzados, ropa, electrodomésticos y comida negocian costes y cantidades entregadas. El presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, Alberto Sellaro, dice que grandes supermercados internacionales radicados en Argentina ha informado a tres fabricantes de su sector que demorarán encargos o los reducirán a la mitad. Sellaro teme que los supermercados se ilusionen con una apertura de las importaciones, pese a que Macri la ha negado. En las redes sociales se viralizó un video en el que el dueño de una fábrica pyme advertía a sus empleados sobre las consecuencias presuntamente negativas de esa apertura total de las importaciones que Macri niega. Mientras tanto, el Banco Central aplica el torniquete y restringe aún más la venta de divisas a las empresas que deben pagar productos o servicios importados, desde las fábricas de coches hasta las agencias de viajes. A partir del resultado electoral del domingo, puede que las cosas se aclaren un poco más, o puede que todo se complique.