Estados Unidos: elecciones al rojo vivo

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La polarización asoma el horizonte en las elecciones norteamericanas previstas para noviembre de este año. No solo son los republicanos que atacan sin piedad a los demócratas. Entre los republicanos, la pelea entre el magnate Donald Trump y el senador Ted Cruz por la nominación sube de tono todos los días. CNN ha calificado el pleito como “guerra civil entre los republicanos”. Por el lado demócrata los papeles no parecen diferenciarse del cuaderno en el que apuntan los republicanos. A Hillary Clinton, segura de la nominación hasta hace poco, el panorama parece esfumarse como única en el ruedo, tal como sucedería en 2008 cuando fue desplazada por un poco conocido senador de su partido. Esta vez no es Barak Obama sino el senador por Vermont Bernie Sanders de 74 años. Sanders que plantea una revolución para terminar con las desigualdades y las injusticias.

La clave para entender la carrera presidencial, por tanto, tiene mucho que ver con las pasiones que Trump se ha dedicado a fogonear sin descanso. En el caso de Bernie Sanders, explica su llamado a una revolución -que muchos consideran socialista- la frustración generada pues todo el progresismo de Obama no ha sido capaz de terminar con una larga lista de injusticias. El periodista Luis F. Jimenez que escribe la nota en la revista Caretas dice que “los Estados Unidos ingresan en una etapa crucial del proceso electoral, que, como se sabe, es una elección indirecta; son los electores de los Estados quienes eligen al presidente en el Colegio Electoral. Los electores que se comprometen a votar por un candidato a la Presidencia por partido político, en ciertos estados son elegidos por asambleas partidistas denominadas caucus. En otros por elecciones primarias. El 1 de febrero es el caucus de Iowa; el 9 las elecciones primarias en New Hampshire. Se largó la carrera”.

Republicanos

Entre los Republicanos ausentes de la Casa Blanca hace ocho años la situación de ventaja le corresponde al radical Donald Trump, que cuenta con un tercio de los votos. Algo menos le corresponde a Cruz y el tercio restante está controlado por quienes tradicionalmente manejaron el partido (el “establishment”, un 25%) y otras fracciones. Existen once candidatos republicanos, lo cual genera desconcierto entre sus filas. Quien sea nominado por el partido debe obtener más del 50% de los votos.

El establishment está en seria desventaja por las posiciones extremas adoptadas por el Tea Party por lo que consideran una capitulación de los valores tradicionales de EE.UU. por influencia de los demócratas liberales y por la diversificación étnica y cultural que trae consigo la globalización. “La expresión ´recuperar nuestro país´ (take our country back) formaliza ese conflicto de las nuevas realidades con las aspiraciones de la población masculina de raza blanca y de edad media que se siente desplazada del control político por la avalancha migratoria y por el avance de grupos como las mujeres”, afirma el periodista.

Los republicanos, se sienten víctimas de posiciones que llevan a su propio partido a una derrota casi segura. Es muy difícil ganar la presidencia sin el apoyo de los latinos y migrantes nacionalizados mientras se aviva el resentimiento y la violencia contra grupos religiosos como los musulmanes o contra los avances logrados por las mujeres. Trump y Cruz, cediendo a las pasiones de sus bases, proponen “soluciones” inviables o inconstitucionales como es levantar un muro a lo largo de la frontera con México o eliminar el nacimiento en EE.UU. de los hijos de musulmanes como condición para obtener la nacionalidad. Resulta grotesco que esta propuesta sea avalada por Cruz, hijo de cubano y nacido en Canadá. Trump, por su parte, se ha dedicado a insultar a los grupos recién incorporados a la sociedad norteamericana y que los blancos de edad media perciben como una amenaza, en una actitud que muchos consideran suicida y que recuerda el dicho “siembra vientos y cosecharás tempestades”.

Entre los demócratas, ya se mencionó el inesperado avance de Bernie Sanders que amenaza con una revolución social las pretensiones de Hillary Clinton que representa las tendencias moderadas en el partido demócrata. “Según ciertos observadores, se está reproduciendo en las encuestas el fenómeno que generó Obama en 2008 cuando supero a Hillary. Este hecho plantea la posibilidad de una aguda polarización en las elecciones si fuera nominado Trump o Cruz por los republicanos y Sanders por los demócratas. Las pasiones agitadas por los extremos amenazan, a juicio de algunos, al conjunto de la sociedad estadounidense. Es por ello que se ha mencionado que el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, estaría considerando presentar su candidatura a la presidencia como candidato independiente si Hillary no fuera nominada por los demócratas”, expresa el periodista de Caretas. Dadas estas perspectivas la contienda electoral se pone al rojo vivo.