El Reino Unido desafía a la ONU

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Hace tres años y medio el periodista australiano Julian Assange, fundador de Wikileaks, vive una situación peculiar. Considerado un exilado político por Ecuador, por la divulgación de millares de documentos considerados secretos por el Gobierno de EEUU, él goza de ese status apenas dentro de los límites de la embajada de Ecuador en Londres. Fuera de ella, Assange es considerado un fugitivo de la Justicia sueca donde es investigado por crímenes sexuales contra dos mujeres.

El militante siempre negó las acusaciones de estupro y acoso y dice que es víctima de persecución. Hace poco Assange ganó un nuevo argumento. Un grupo de trabajo de la ONU concluyó que su detención es arbitraria y que debe ser liberado. Pero casi inmediatamente el primer ministro británico, David Cameron, desafió a la entidad. “Esa decisión es ridícula”, interpretó.

El grupo de estudio de la ONU no tiene poder de interferir en las decisiones gubernamentales, pero sus criterios son reconocidos como un fórum independiente de alto prestigió y autorizado de derecho internacional por instituciones que incluyen la Corte Europea de Derechos Humanos.

Para Dinah Kempner, consejera general de la organización Human Rights Watch, la decisión no debería sorprender a los gobiernos de Suecia y del Reino Unido. “Alertamos muchas veces que es ilegal forzar a alguien escoger entre la libertad y un derecho fundamental, como el asilo”. Dinah afirmó que la novedad en este caso es la reacción de las autoridades. “Una reacción así no se espera de gobiernos democráticos que generalmente apoyan los mecanismos de la ONU y del derecho internacional”.

El proceso contra Assange comenzó en 2010 en el auge de las filtraciones de  Wikileaks y a fines de ese mismo año la justicia sueca emitió un mandato de búsqueda internacional. Encontrado por la policía británica, el australiano de 44 años permaneció más  de 500 días bajo arresto domiciliar hasta que reapareció en la embajada de Ecuador en Londres. El tiempo que está detenido en esa representación diplomática es superior que la condena máxima que podría haber sufrido en Suecia, mas Assange teme que su extradición al país europeo signifique su traslado a los Estados Unidos. Su defensa va más allá y ha señalado que el fundador do Wikileaks podría ser condenado a la pena de muerte.