Un Río de problemas a un mes de los Juegos Olímpicos

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Foto: AP

Falta un mes para los Juegos Olímpicos y cuando uno aterriza en Río de Janeiro se puede encontrar con pancartas en el aeropuerto que rezan, por ejemplo, “Bienvenidos al infierno”, sostenida por policías civiles y bomberos que no reciben sus sueldos. La crisis financiera de ese estado y la crisis política en medio del impeachment a Dilma Rousseff impiden que se respire demasiado entusiasmo en las calles de la ciudad. “Escogieron dar el dinero al megaevento y no a la sanidad o a la educación”, lamenta para Infobae la profesora de sociología de la UERJ Lía Ferreira, y recoge un sentir compartido por muchos vecinos de Río.

Calamidad pública
El pasado 18 de mayo, el estado de Río de Janeiro declaraba una situación de “calamidad pública” en relación con su falta de fondos para atender las necesidades de la población y pedía ayuda a otros organismos para garantizar los servicios durante los Juegos. El Gobierno cederá 870 millones de dólares de emergencia para garantizar la seguridad, pero no será suficiente para que los funcionarios públicos tengan buenas condiciones de trabajo. “El comedor está cerrado, las empresas subcontratadas para limpieza dicen que no reciben los sueldos, es una vergüenza”, cuenta Ferreira, que forma parte de los profesores que están en huelga. “La universidad va a ser un aparcamiento durante los Juegos (está al lado del Marcaná). ¿Cómo puede suceder esto ?”, lamenta.

Seguridad
A pesar de la inyección de dinero público, la crisis económica en el estado de Río preocupa especialmente por los problemas de violencia. Hace unos días robaron todo el equipamiento de un equipo de televisión alemán que llegó a Río para cubrir los Juegos, y el sábado pasado un estudiante fue asesinado en la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ) por un crimen en el que todo apunta a la homofobia. Los homicidios han aumentado en 2016 (2.036 entre enero y abril con respecto a los 1.818 de 2015). Y los policías denuncian su precaria situación: “No tenemos papel ni tóner para las impresoras, y la higiene de los baños es lamentable, porque los trabajadores de la limpieza tampoco cobran”, lamenta ante Infobae uno de los líderes de las protestas de la policía civil, Hildebrando Saraiva, que llevó la pancarta de “Bienvenidos al infierno” al aeropuerto a finales del mes pasado. Exigen, antes que nada, que se le paguen los atrasos de horas extra que no reciben desde enero y que dejen de pagarles de forma irregular y fraccionada. “Esperamos poder negociar con el gobierno del estado, pero será la categoría quien decidirá si entra en huelga”, advierte.

Zika
Aunque la OMS elogió el esfuerzo de las autoridades brasileñas para combatir el zika y la alerta disminuyó en las últimas semanas, se reactivó la preocupación cuando el golfista número 1 del mundo, Jason Day, anunció a finales del mes pasado queno iría a la competición por miedo a la enfermedad, que se transmite por medio de un mosquito y que puede generar microcefalia en bebés cuando el virus ingresa en mujeres embarazadas. Varios científicos han pedido en diversos manifiestos que se cancelen los Juegos, aunque Jorge Kalil, el director del instituto Butantan que investiga para encontrar la vacuna contra la enfermedad aseguró a Infobae que la situación “no es tan dramática” como para eso y añadió que “en el mes de agosto, más seco, circula mucho menos el mosquito aedes aegypty“, principal vector de la enfermedad. Kalil estima que se tardarán “cinco años” en tener vacuna para el zika, aunque otras estimaciones apuntan a tres. Nada, en cualquier caso, que pueda ser válido en los próximos Juegos. Desde que empezó la crisis del zika, se han registrado más de 1.600 casos de microcefalia en bebés presuntamente relacionados con el virus y 3.000 más están siendo estudiados. La crisis económica, dice Kalil, “afecta a todas las áreas de salud y ciencia, pero los dirigentes del país están viendo el tamaño del problema y no faltarán recursos para combatirlo”.

Contaminación en mar y lagos
Varios regatistas olímpicos han visto sus heridas infectarse o han sufrido mareos y vómitos después de navegar en la putrefacta bahía de Guanabara y la existencia de una superbacteria encontrada recientemente demuestra que puede generar enfermedades aún peores. El que fuera medallista de España Fernando Echávarri lamenta después de entrenar que “algunos objetos se quedan enganchados por debajo, en el ápice del barco”, e impiden la circulación de las regatas. Aunque estos objetos en teoría serán retirados durante la competición, la promesa del Gobierno del estado de limpiar la bahía para los Juegos ha quedado muy lejos de ser cumplida. Las aguas de la bahía reciben 90 toneladas de residuos cada día, entre ellas, desagües directos de los domicilios del entorno con aguas fecales que caen sin tratamiento. Pero quienes más lo sufren no son los atletas, sino los pescadores del otro lado de la bahía, que se han empobrecido ante la reducción de cantidad y calidad de peces e incluso sufren enfermedades debido al mal estado del agua en que pescan. El pasado domingo, decenas de pescadores protestaron contra la situación en un paseo en barco por la bahía. “Hace unos años sacaba kilos y kilos de pescado y hoy tan sólo algunos en medio de plástico y basura”, lamenta el pescador Nilson, que reconoce ser “mucho más pobre” que en los años 90, cuando la bahía aún no estaba tan contaminada. La Lagoa Rodrigo de Freitas, donde se celebrarán las pruebas de remo, y la de Jacarepaguá, al lado del Parque Olímpico, también presentan altos índices de contaminación.

Sobrecostos en obras y deficiencia de transportes
El centro de Río de Janeiro sigue siendo un campo de obras a sólo un mes de que comiencen los Juegos. Los atascos son frecuentes debido a los trastornos de esas reformas. Todo indica que el metro que debe conectar ese centro con Barra da Tijuca, pese al grave retraso, estará listo justo a tiempo para los Juegos después de unas obras a contrarreloj. Eso debería facilitar los problemas de transporte de la ciudad, aunque el tren subterráneo no tendrá tiempo de vivir las jornadas de prueba necesarias para funcionar a pleno vapor. Además, ha costado 21 veces más de lo previsto, unos 2.650 millones de dólares. Aunque el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, afirma aInfobae que “en las obras olímpicas no ha habido corrupción”, la mayoría de las empresas que han recibido concesiones para obras olímpicas están implicadas en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil, el caso Lava Jato. Un juez llegó, incluso, a bloquear las obras de Deodoro, segundo mayor recinto olímpico de la ciudad, realizadas por las empresas OAS y Queiroz Galvao, ambas implicadas en el caso Lava Jato. En la Cámara de ediles del Ayuntamiento de Río de Janeiro hay abierta una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) para averiguar si hubo corrupción en las obras.

Crisis política
Michel Temer, presidente interino después de la apertura del proceso de impeachment contra Dilma Rousseff, será el jefe de Estado que representará a Brasil en la apertura de los Juegos y durante la competición, aunque tras esta se celebrará una nueva votación en el Senado que decidirá definitivamente si Rousseff termina o no su mandato como presidente. Muchos movimientos sociales no aceptan este gobierno, y en Facebook ya se han hecho llamamientos a protestas durante los Juegos para ganar visibilidad internacional en la denuncia contra lo que consideran “un golpe” a la democracia. Uno de los primeros actos de protesta podría ser intentar apagar la antorcha, después de que lo intentara otro brasileño durante el paso de la llama por la ciudad de Cascavel y asegurara, también, haberlo hecho como protesta contra el gobierno de Temer. El principal edificio del Ministerio de Cultura en Río de Janeiro, el Palacio Gustavo Capanema, está ocupado desde el pasado 16 de mayo por sectores críticos al Gobierno que organizan diariamente actividades culturales, conciertos y exposiciones contra la gestión de Temer. “Nuestro objetivo es derribar al Gobierno, ni lo reconocemos ni negociamos con él”, afirma a Infobae una de las ocupantes, Diana Iliescu. El descontento podría esparcirse por la ciudad durante los Juegos para atraer la atención de las cámaras de todo el mundo.