Gobierno proyecta cuatro iniciativas para aprovechar el Silala

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Foto: El Deber

En 1999 se dio el primer paso para aprovechar las aguas del Silala. Bolivia lanzó una convocatoria para licitar el uso y aprovechamiento del recurso hídrico. Sin embargo, aquella iniciativa no se pudo consolidar. En 2013 se inició otro emprendimiento para aprovechar las aguas de esos manantiales. Un criadero de truchas iba a ser la punta de lanza de una serie de proyectos que se dirigían a usar al menos el 80% de las agua. Sin embargo, otra vez, el proyecto no llegó a consolidarse.

En la actualidad  hay  nuevamente una serie de planteamientos y proyectos. Este medio identificó al menos cuatro: un hotel,  electrificación, poblar la región e impulsar la vocación productiva del lugar. Además de aquellas iniciativas también se plantea retomar el criadero de truchas, la embotelladora de agua, y se habla de fortalecer la infraestructura caminera, dado que no hay una carretera hacia el Silala.

“Lo que creo principalmente clave es repoblar la región, porque si no hay gente habitando en la región, bueno, no habrá ningún proyecto”, sostiene el diputado David Ramos.

De Ductec a las truchas arcoíris

En 1997, la entonces prefectura de Potosí revocó y anuló la concesión de uso y aprovechamiento de las aguas a la a la compañía The Antofagasta (Chile), and Bolivia Railway Company Limited.

La decisión fue elevada a decreto supremo el 20 de junio de 1997.

Después de aquello, el 30 de agosto de 1999, se puso en vigencia el decreto 25500, a través del cual se encomienda a la Superintendencia de Aguas que lance una convocatoria para licitar el uso y aprovechamiento de las aguas de los manantiales de Silala.  En 2000, la empresa Ductec ganó la licitación. Sin embargo, el emprendimiento  no logró consolidarse.

Otra iniciativa  para aprovechar las aguas de esos manantiales nació en 2013. El 28 de marzo de ese año se inauguró un criadero de truchas que aprovechaba parte de las aguas del Silala.

 

“Tenemos que empezar a planificar cómo recuperar nuestra agua del Silala para que preste servicio al pueblo boliviano”, dijo entonces el presidente Evo Morales.

El proyecto consistía en producir truchas arcoíris. La fase que fue entregada, según datos que dio entonces la Gobernación de Potosí, constaba de seis piscinas donde se iban a producir cada año alrededor de 21.000 truchas.

No obstante, en abril pasado,  una periodista de Página Siete visitó el Silala y escribió al respecto lo siguiente: “A unos 100 metros del lugar están abandonados los estanques para criar truchas que fueron entregados en 2013 como proyecto estrella por el exgobernador de Potosí Félix Gonzales, ahora director del Servicio Nacional de Aéreas Protegidas”.

Un hotel y poblar la región

El nuevo impulso para aprovechar el Silala está marcado por iniciativas de tipo turísticas y hasta estratégicas, que nacen tanto desde el ámbito local como nacional. La Gobernación de Potosí anunció la construcción de un hotel y la electrificación de la región.

Para el hotel se prevé una inversión de  1,5 millones de bolivianos; y para la generación de energía eléctrica se requiere de seis a nueve millones de bolivianos, indicó el gobernador Juan Carlos Cejas, el 6 de julio.

La primera semana de este mes, esta autoridad informó que hay una empresa que quiere invertir para generar energía con las aguas de los manantiales. “Hay un empresario que nos ha propuesto  generar lo mínimo de energía eléctrica con las aguas del Silala, esto puede servir para proveer (el servicio) a la zona del Silala y alrededores”, anunció.

El primer vicepresidente de la cámara de Diputados, Víctor Borda (MAS),   presentó tres proyectos  de ley a la Asamblea Legislativa, los cuales buscan: 1) Que el Estado dé tierras a los bolivianos que quieran residir en esa región; 2) Incentivar la vocación productiva de la zona con proyectos de riego y micro riego, además de impulsar la crianza de auquénidos; 3) La construcción de una embotelladora de agua, la cual requiere  una inversión de dos millones de bolivianos.

Este legislador explica que para conseguir “el asentamiento humano” se quiere una norma legal que determine la distribución de tierras.  “El instituto de reforma agraria debe hacer  una distribución a todas las bolivianas y bolivianos que deseen vivir ahí, de una hectárea de dotación bajo la condición de que vivan ahí”, explica.

El secretario General de la Dirección de Defensa del Manantial Silala, René Martínez, sostiene que para que los nuevos proyectos  no fracasen se requiere que “estén sujetos a una planificación de desarrollo departamental, que tenga una mirada integral, que no sean criterios dispersos, del momento”.

La controversia sobre las aguas del Silala se ventila hoy  en La Haya, luego  que el 6 de junio  Chile presentara una demanda contra Bolivia  ante la Corte Internacional de Justicia. Bolivia, anunciaron las autoridades, contrademandará a La Moneda sobre el mismo tema.

1904, un hito nodal en el tema

Más de 100 años pasaron desde que Bolivia y Chile acordaran una concesión para abastecer de agua a las locomotoras del Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FCAB)  con recursos hídricos del Silala.

El 21 de septiembre de 1908, la Prefectura potosina (hoy Gobernación) otorgó la concesión sobre uso y aprovechamiento de aguas de las vertientes del Silala a la compañía The Antofagasta (Chile), and Bolivia Railway Company Limited (hoy FCAB), “exclusivamente para alimentación de sus locomotoras a fuerza de vapor”.

El 14 de mayo de 1997, la Prefectura de Potosí revocó y anuló la concesión mediante la Resolución Administrativa 71/97. Esa decisión se elevó al rango de Decreto Supremo (24660) el 20 de junio de 1997. Desde entonces emergió una controversia entre ambos países. Chile sostiene que el Silala es un río internacional.

El investigador Antonio Bazoberry, en su libro El mito del Silala, identifica un hito clave de la postura de Chile cuando se redactó el Tratado de 1904 y se trazó en un mapa los nuevos límites entre ambos países. En ese entonces, sostiene Bazoberry, Chile incluyó en el mapa, de forma deliberada, una línea que semejaba un río, que  no existe.

La concesión a la FCAB fue revocada en los 90

La compañía Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FCAB) saca provecho de las aguas de los manantiales del Silala. Esa empresa es parte de Antofagasta PLC, que integra el Grupo Luksic, fundado en los años 50 por el bisnieto de Eduardo Abaroa, Andrónico Luksic Abaroa.

Esta empresa pasó a formar parte del conglomerado de los descendientes de Abaroa en 1980, señala el portal de FCAB. “Cuando el Grupo Luksic adquirió la empresa, fue ‘sucesor’ de alguna manera de los derechos que tenía la anterior compañía. Luego, Bolivia revocó el contrato, pero la empresa continúa utilizando las aguas del Silala hasta hoy para la minería y el consumo humano”, afirma el investigador y diplomático Andrés Guzmán Escobari.

La empresa que comercializa las aguas que se originan en el Silala es Aguas Antofagasta, que hasta 2015 era parte del Grupo Luksic. En 2011, Página Siete efectuó una visita al lugar y publicó que en 2010  la firma percibió 52 millones de dólares por la comercialización de agua potable de ese manantial (Aguas Antofagasta fue parte del conglomerado económico de los descendientes del héroe del Topáter hasta mediados de 2015, cuando fue vendida a un grupo empresarial colombiano).

El 14 de mayo de 1997, Potosí  revocó la concesión de uso y aprovechamiento de las aguas del Silala, mediante la Resolución Administrativa 71/97. Esa decisión se elevó al rango de Decreto Supremo  el 20 de junio de 1997.

En la parte considerativa se establece que la resolución prefectural “se justifica plenamente con la desaparición del objeto, la causa y la finalidad de la concesión temporal del uso de las aguas, por factores sobrevinientes decisivos, tales como la conversión tecnológica de las locomotoras de la empresa concesionaria, eliminando su necesidad de agua  para la fuerza de vapor que antes las impulsaba, a lo que debe añadirse la inexistencia de la propia concesionaria como persona colectiva en actividad en el territorio boliviano”.

 

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