Uribe: Los colombianos no saben el diablo escondido en las 297 páginas del acuerdo

0
250
Foto: John Vizcaino /Reuters

Durante los ocho años que fue presidente, Álvaro Uribe se dedicó a luchar contra las Farc. Su política de Seguridad Democrática, de la que el actual presidente Juan Manuel Santos fue parte como ministro de Defensa, asestó duros golpes a la guerrilla y, según muchos expertos, posibilitó las conversaciones de La Habana con las Farc, las que produjeron el acuerdo final de paz firmado esta semana en Cartagena.

Santos fue el sucesor de Uribe, pero el día de su posesión presidencial en 2010 dijo que “la puerta del diálogo” no estaba “cerrada con llave”. Desde el inicio de su gestión empezó a desmarcarse de Uribe y, aunque mantuvo la ofensiva militar, empezó a buscar la posibilidad de entablar negociaciones con la guerrilla. Desde entonces el expresidente Uribe, quien es aun más popular que el mismo Santos, ha sido un crítico férreo del proceso de negociaciones.

En una breve entrevista con The New York Times, el expresidente de Colombia, ahora senador del partido de oposición Centro Democrático y principal referente de la campaña por el No, explica por qué está en contra del acuerdo, defiende el tratamiento que su gobierno le dio a los paramilitares y revela que ya piensa en las elecciones presidenciales de 2018.

¿Qué visión de país representa el No?

Nosotros queremos un país con justicia, que aquí queda totalmente derogada. Queremos un país con inversión privada, que con este acuerdo queda totalmente afectada. Nosotros queremos un país con equidad social, que este acuerdo anuncia pero va a dejar al país sin recursos para avanzar en la equidad social, en la educación.

Nosotros queremos un país que respete la ley, y este acuerdo premia a los criminales. Y cuando se premia a los criminales se dan motivos para no respetar la ley. Nosotros queremos un país donde haya tolerancia por las ideas ajenas. La tolerancia parte de un país que se sienta reconciliado y aquí lo que se va a crear es más indignación y más rencor porque se le perdona todo al terrorismo, que es el cartel de cocaína más grande del mundo. Y ese terrorismo ni siquiera pide perdón, ese terrorismo ni siquiera expresa arrepentimiento.

Cuando usted habla con los colombianos sobre esta visión de país en sus recorridos, ¿cuáles son sus respuestas?

Hay muchas personas con miedo al gobierno, porque el gobierno presiona a los empleados públicos, a los concesionarios. Hay muchas personas con miedo a las Farc porque, entre otras cosas, este plebiscito habrá que hacerlo con unas Farc que ni siquiera ha empezado a desarmarse. Qué cosa tan grave. Y hay otros colombianos que dicen: “Bueno, la ilusión de la paz”. Pero como el gobierno no ha permitido hacer pedagogía, entonces los colombianos en su inmensa mayoría no saben del diablo escondido en estas 297 páginas.

Desde la orilla de la oposición, ¿cómo le ha ido haciendo campaña?

Yo tengo que explicar cada rato que yo extradité a cerca de 1200 narcotraficantes, entre ellos a 14 paramilitares, y que al cartel de cocaína más grande del mundo, que es las Farc, a los mayores responsables, no los extraditan, no los sancionan adecuadamente, no los mandan a la cárcel y les dan eligibilidad política, que nunca le di a los paramilitares.

¿Por qué extraditamos a los paramilitares? No es improvisado, como dijo el New York Times (este periódico examinó los casos de 40 jefes paramilitares extraditados a Estados Unidos. La mayoría de ellos fueron tratados como personas sin antecedentes penales pese a sus extensas carreras criminales).

Nosotros habíamos autorizado con mucha antelación la extradición, se había aplazado el envío. ¿Por qué decidí hacer el envío? Porque se iban a fugar de una cárcel, iban a ser lo mismo de Pablo Escobar y hay que recordar que el país, por premiar a Escobar, suspendió la extradición y después la tuvo que revivir.

¿Ha recibido muchas críticas sobre el tratamiento que recibieron los paramilitares?

Para premiar a los mayores criminales de las Farc, en el acuerdo también les suspenden la extradición. En contraste, yo extradité a aquellos paramilitares y los envié a los Estados Unidos cuando ellos seguían cometiendo toda clase de crímenes desde una cárcel de alta seguridad. Antes de hacer efectivo ese envío, Estados Unidos me aceptó que la justicia, el gobierno y el pueblo colombiano tendrían pleno acceso a las cárceles norteamericanas.

Entonces se quejan, pero no es culpa mía ni del gobierno colombiano que allá les pongan 10 o 12 años de cárcel y que a muchos les parezca muy poquito. Lo que debían pensar es que criminales de la peor calaña que cometieron los mismos delitos durante 50 años no van a tener un día de cárcel y les van a dar elegibilidad política, lo que nunca le dimos a los paramilitares.

¿Usted cree que el resultado del plebiscito llevará a una verdadera paz?

Así gane el Sí, esta democracia va a quedar seriamente lastimada por todas estas trampas. El procurador le dice al presidente de la república y a las Farc: “Miren, en La Habana están incumpliendo los mínimos de justicia, y la respuesta es: ‘No se meta'”.

El procurador le dice al presidente y a los gobernadores: no violen la ley, quedarían ustedes incursos en conductas susceptibles de sanciones disciplinarias. El presidente les dice: “No le paren bolas a los controles”.

Le dicen que la pregunta está mal hecha y él responde que él pregunta como le de la gana. O sea que esta es una democracia donde el jefe del Estado, en nombre de lo que él llama la paz, lo que ha hecho es estar por encima de los controles.

¿Qué van a hacer quienes promueven el No hasta el 2 de octubre? ¿Cuál es su estrategia?

Vamos a estar explicándoles a los colombianos esto, en la conversación diaria con los colombianos, en las redes sociales, en los pocos espacios de medios de comunicación que tengamos y sobre todo sacando energías desde el alma para poder seguir en esta batalla.

¿Qué propone el No?

El No propone que se reorienten los acuerdos. ¿Que el gobierno no puede? Sí puede. La constitución lo dice. La facultad del presidente de negociar no está en duda. No está en juego. ¿Que no quieren renegociar el gobierno y las Farc? Para eso está la comunidad internacional, que tendría que ser un factor de presión para decirle a las Farc: si quieren la paz, renegocien. Y para decirle eso al gobierno Santos.

¿Qué propone el No? Que para seguir los diálogos las Farc se concentren en sitios adecuados que no sean un corredor de frontera con Venezuela, que no sea un lugar de narcotráfico, que no sea un paraíso donde ellos han estado delinquiendo; que suspendan todos los delitos porque el narcotráfico y la extorsión siguen en ascenso, que si cumplen con eso se les dé garantías a los de La Habana y a los de aquí, que haya una legislación para darle un alivio judicial a los militares, a los policías de Colombia sin impunidad. Eso propone el No.

¿Cuáles son sus herramientas?

Conversar con los colombianos, caminar por las calles y caminos de Colombia y una tercera, buscar un buen gobierno para el 2018.