Los presidentes desdramatizan las consecuencias del fenómeno Trump

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El triunfo de Donald Trump ha causado honda preocupación entre los presidentes latinoamericanos que se inclinaban casi unánimemente por Hillary Clinton. Algunos, como Enrique Peña Nieto y Mauricio Macri, llevaban tiempo trabajando para estar preparados ante un escenario como el que finalmente se ha producido: el de ver al candidato republicano vencer y como próximo inquilino de la Casa Blanca.

A medida que se fueron acercando las elecciones presidenciales y cobraba cuerpo un posible triunfo de Trump, algunos mandatarios se empezaron a dar cuenta que era necesario contemplar y sobre todo preparar la convivencia con el líder del Partido Republicano.

El objetivo de algunos países de la región, en especial México, ha sido, una vez consumados los acontecimientos, ofrecer una imagen de fortaleza interna y, a la vez, capacidad para tender la mano a Trump, desdramatizando la coyuntura o lo que pueda ocurrir en el futuro.

Una desdramatización que, al menos de momento, es la estrategia adoptada por el propio vencedor de la noche del 8 de noviembre quien ha querido subrayar su voluntad de tener “buenas relaciones con el exterior” a la vez que ha asegurado que “seremos justos con todos los pueblos y las naciones”.

México tiende la mano y trata de mostrar fortaleza

México es el país más afectado por el triunfo de Donald Trump como muestra la fuerte devaluación que ha experimentado, y que va a seguir experimentado, su moneda. Durante el día de la elección, el peso mexicano se ubicó en un nuevo mínimo histórico de 20.74 unidades y se desplomó 13.21%, su peor desempeño desde 1997.

Trump no solo propone la construcción del famoso muro sino que se opone a los acuerdos comerciales de EEUU en especial al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA).

Incluso ha llegado a proponer que se imponga un arancel del 30% sobre las exportaciones mexicanas.

Por eso, las primeras reacciones han estado dirigidas a mostrar que el país es fuerte y capaz de resistir el “huracán Trump”.

De eso se ha encargado el secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade, junto con el gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens.

Meade ha resaltado el músculo que posee el país para afrontar complejas coyunturas: “México está en una posición de fortaleza para enfrentar el nuevo entorno. Nuestro país goza de estabilidad macroeconómica que se ha logrado a través de muchos años de la política fiscal y responsable”. Meade recordó que las reservas internacionales con las que cuenta el país ascienden a 175,268 millones de dólares y la línea de crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 86,200 millones de dólares.

En segundo lugar, el gobierno mexicano ha buscado bajar la posible tensión tendiendo su mano al futuro presidente estadounidense.

El presidente Enrique Peña Nieto ha publicado en su cuenta de Twitter la felicitación al ganador: “Felicito a EUA por su proceso electoral y le reitero a @realDonaldTrump la disposición de trabajar juntos en favor de la relación bilateral… México y EUA son amigos, socios y aliados que deben seguir colaborando por la competitividad y el desarrollo de América del Norte”.

La apuesta por una relación estable e institucionalizada

La llegada de Trump a la Casa Blanca es un cambio trascendental que va más allá de las sucesiones clásicas entre demócratas y republicanos. Sin embargo, los presidentes de la región parecen apostar a uno de los fundamentos de la política externa de EEUU: el mantenimiento de los consensos bipartidistas.

En la primera reacción de un gobierno de América latina al resultado de los comicios estadounidenses, el presidente brasileño Michel Temer destacó que no cree que la victoria de Trump vaya a afectar los vínculos entre los dos países ni con el resto de la región: “No cambiará nada en las relaciones entre Brasil y Estados Unidos, o con los demás países; es una relación institucional, o sea, de Estado para Estado… Tengo la certeza de que las cosas irán muy bien. Estoy esperando felicitar al presidente [electo] por la elección”.

El presidente Juan Manuel Santos ha resaltado su intención de seguir “profundizando relación bilateral… Hemos sido los socios estratégicos de Estados Unidos en América Latina, y esperamos seguir siendo esos socios”.

Igualmente, Mauricio Macri, que siempre se mostró más proclive a Clinton, no ha dudado en tender la mano al vencedor para la futura convivencia:”Felicito a @realDonaldTrump en su triunfo y espero que podamos trabajar juntos por el bien de nuestros pueblos”.

De la misma manera, una amiga de Clinton, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ha sido cauta y políticamente correcta en su escueto mensaje de felicitación: “Chile espera podamos seguir colaborando entre las naciones para el bienestar de nuestros pueblos“.

Un poco más claro fue su canciller Heraldo Muñoz quien aseguró que “si hubiera triunfado Clinton habría continuidad con las políticas de Obama, con Trump hay una gran interrogante porque ha cuestionado las políticas de inmigración, comerciales y seguridad, incluso seguridad nuclear… Hay incertidumbre y preocupación”.

Esa preocupación chilena versa sobre el futuro de las relaciones comerciales: “Obama podría presentar el TPP ahora y aprobarlo antes de que cambien el parlamento en enero… Trump podría derogar unilateralmente el tratado de libre comercio…no podemos predecir lo que hará Trump, pero habrá que entenderse con él, dialogar con él”.

Los gestos del bloque bolivariano

Ningún gobierno de América latina ha rechazado la elección de Trump pero algunos ha tenido gestos (Cuba) o han mandado mensajes de felicitación con doble intención (Bolivia).

Granma, el periódico oficial del Partido Comunista y del Gobierno de Cuba, publica como primera noticia en su portada el anuncio de maniobras militares entre el 16 y el 18 de noviembre, que se desarrollarán en todo territorio nacional, con el nombre de Ejercicio Estratégico Bastión 2016.

Un comunicado oficial del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionaria asegura que estas maniobras“tienen como objetivo entrenar a los órganos de dirección y de mando de las diferentes estructuras encargadas de la defensa nacional y territorial, en la organización del trabajo en interés de elevar la disposición del país para la defensa y la preparación de las tropas y la población para enfrentar las diferentes acciones del enemigo”.

El gobierno cubano de Raúl Castro no ha vinculado los ejercicios con la victoria de Trump, pero la noticia fue dada a conocer de forma casi simultánea con la confirmación del resultado de las elecciones.

Evo Morales, por su lado, ha felicitado a Trump con una velada crítica a sus posturas: “Saludar triunfo de @realDonaldTrump Esperamos trabajar contra el racismo, machismo, la antiinmigración, por la soberanía de nuestros pueblos”.

En resumen, los gobiernos latinoamericanos han tratado de comenzar con buen pie su relación con Trump. Una relación que, con seguridad, no va a estar exenta de tensiones y complejidades por varias razones:

1-. Por la postura proteccionista y nacionalista del futuro presidente

Carlota García Encina en un análisis en el Real Instituto Elcano subraya que “al final, Trump se ha forjado un nicho en el que ha combinando su celebridad apelando a la clase media trabajadora, al anti-establishment y al nacionalismo, con duras posturas frente al terrorismo, a la inmigración ilegal, a la manipulación de los medios y con críticas a las pasadas intervenciones militares. Una combinación poco ortodoxa, controvertida y divisoria que ha sido suficiente para ganar”.

2-. Por la inexperiencia de Trump y la ausencia de un entorno y un equipo de asesores con experiencia en general y sobre América latina en particular

El analista Moisés Naím apunta en una entrevista en La Tercera que “Trump no tiene realmente un equipo profesional. Los más relevantes y destacados expertos en economía, en relaciones internacionales, en políticas públicas del Partido Republicano han firmado cartas públicas denunciando a Trump, y muchos de ellos dijeron que, a pesar de ser republicanos, votarían por Hillary. O sea, en primer lugar, Trump llega sin experiencia previa en asuntos de Estado. En segundo lugar, llega sin la capacidad de formar un equipo, de reclutar entre los mejores del Partido Republicano, entre la gente con más experiencia, la gente más respetada”

Y continúa Naim: “En tercer lugar, Trump llega con una serie de promesas que rompen tratados, que rompen leyes, que realmente pueden crear un choque de poderes constitucionales. Yo me imagino fácilmente que varias de las iniciativas, de las promesas que ha hecho Trump, van a ser llevadas a los tribunales y probablemente llegarán a la Corte Suprema. Muchas de las cosas que él ha prometido no las va a poder hacer. El va a descubrir que estar sentado en la Casa Blanca implica restricciones mucho más grandes que estar en campaña prometiendo iniciativas que son incumplibles”.

 

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