Inteligencia de EE UU alerta de la inestabilidad en México
México ha entrado en un nuevo ciclo político. Al tiempo que Estados Unidos se aleja, la economía se enfría, la narcoviolencia persiste y las protestas callejeras pueden dispararse. En este escenario, la izquierda tiene la posibilidad de ganar las elecciones presidenciales de 2018. Así lo ve en su último informe la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, un organismo creado después de los atentados del 11-S para coordinar a todas las agencias secretas. “Si no se reduce la fuerte desigualdad económica, los votantes pueden girar a una oposición izquierdista que propugne la marcha atrás de las reformas estructurales y los acuerdos comerciales”, indica el organismo en clara alusión al candidato Andrés Manuel López Obrador.
El informe parte de la constatación de que el área norteamericana registra una “alta frustración pública”. El motivo radica en que “la incertidumbre económica y los cambios sociales están alza mientras la confianza en los gobiernos declina”. Desde este perspectiva, la inteligencia estadounidense saluda los grandes reformas emprendidas por el presidente Enrique Peña Nieto, pero advierte que no han logrado incrementar significativamente el crecimiento económico. “Entretanto, el apoyo ciudadano se ha agriado entre acusaciones de corrupción, violencia persistente, el debilitamiento del peso y crisis domésticas como la desaparición de los 43 estudiantes en 2014. Grandes reformas, como la apertura a la inversión extranjera de la industria petrolera, necesitarán años para dar sus frutos, pero las protestas antigubernamentales pueden escalar si el desencanto se vuelve más aparente que los beneficios”, señala el informe.
En este ambiente de malestar, los servicios de inteligencia prestan especial atención a las “expresiones antiinmigrantes” que han proliferado en Estados Unidos durante la campaña electoral. Aunque sin mencionar directamente a Donald Trump, los analistas indican que la xenofobia puede influir en las presidenciales de 2018, en la medida en que ha alimentado el resentimiento ciudadano en México. En esta línea, alertan también del riesgo de que los “sentimientos proteccionistas” enraícen en ambos países y aumenten la inestabilidad zonal: “En esta atmósfera, una recesión económica en la región podría llevar a algunos líderes políticos a endurecer su política comercial para ganarse al electorado, pese a que la tecnología y la automatización sean causas más importantes de pérdida de empleo y bajos sueldos”.
Los efectos de este descontento son múltiples. La inteligencia estadounidense recuerda la posibilidad de estallidos sociales como consecuencia de la corrupción de las élites y la mala administración: “La mayoría de las protestas han sido pacíficas, pero pueden volverse violentas si la frustración con las élites políticas y económicas crece, o si los gobiernos utilizan la mano dura”. En este punto, el informe indica que si bien algunas partes de México han experimentado avances significativos en desarrollo económico y gobernanza, “en otras zonas continúa la lucha contra la pobreza, la corrupción y la impunidad, factores que nutren altos niveles de violencia y tensión social”.
La posibilidad de que los medios sociales o la redes puedan detonar un cambio político se mantiene como una incógnita en el informe. “Por ejemplo, las élites de México y Centroamérica son cada vez más conscientes de los riesgos de la desigualdad y la imagen que genera, pero muchos observadores dudan de que estén dispuestos a perder sus privilegios en apoyo de reformas que mejoren la competitividad, la educación, las infraestructuras y los beneficios sociales”.
Descontento, desigualdad y elites depredadoras. La suma de todos factores, en un clima radicalmente alterado por el giro en Estados Unidos, lleva a concluir a los autores del diagnóstico que los votantes, si no se atienden sus demandas, se van a alejar de las fórmulas tradicionales en busca de “políticas más personalizadas”. Y que, de persistir las causas del malestar, las masas de “ciudadanos frustrados pueden tomar las calles para desfogar su enfado”. Un nuevo ciclo ha comenzado.