Bruselas a Trump: EEUU es el primer receptor de inversiones de Europa

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En plena amenaza proteccionista, Bruselas envió ayer un ‘recado’ a Donald Trump, el presidente electo de EEUU, a través de Eurostat, la agencia europea de estadísticas.

El mensaje es meridiano: el primer destino inversor de Europa es EEUU, y, por lo tanto, las políticas proteccionistas -como las presiones que está ejerciendo Trump sobre la industria automovilística para que no traslade parte de su producción a México- pueden tener contrapartidas. O represalias, como se prefiera. En concreto, mediante una ralentización de los flujos de inversión directa. Es decir, la inversión más estable en sectores productivos y no solo a través de la adquisición de carteras con un carácter marcadamente especulativo. El propio Trump ha sugerido que su próxima ‘víctima’ será la industria farmacéutica, que ya ha sufrido en bolsa.

Lo que hizo ayer Bruselas, ni más ni menos, fue publicar en la página de internet de Eurostat los datos del ‘stock’ de inversión extranjera neta (saldo entre inversiones y desinversiones) al finalizar 2015, pero con un subtítulo que es toda una declaración de principios: ‘La Unión Europea y EEUU están todavía muy interconectados’.

Tanto, que al acabar el año pasado, nada menos que el 37,2% de la inversión directa de la Unión Europea en el exterior ha ido a parar a EEUU, que es el mayor receptor de inversión extranjera del mundo. En total, Europa tiene invertidos en EEUU 2,56 billones de euros. De esta cantidad, algo más de la mitad se hizo a través de vehículos especiales para optimizar la inversión o trasferir riesgos mediante titulizaciones.

Se trata de una cantidad muy parecida a los 2,43 billones de euros que EEUU tiene invertidos en la Unión Europea en términos netos el año pasado. Una cifra que representa el 41% de lo que recibió Europa del conjunto del planeta, lo que da idea de la importancia que tienen las relaciones entre ambos socios comerciales. Suiza es, de lejos, el segundo país con mayor ‘stock’ de inversión directa -apenas el 12%-, lo que refleja claramente la relevancia que tienen ambas regiones. Un paraíso fiscal, como son las Islas Bermudas, se sitúa como el tercer socio inversor de EEUU y Europa, incluso por encima de China.

La importancia de estas cifras está avalada por el hecho de que el comercio entre sociedades matrices y filiales, tanto en la Unión Europea como en EEUU, constituye más de una tercera parte de todo el comercio transatlántico. Según algunas estimaciones, las empresas de la Unión Europea y de los EEUU que operan en el territorio del otro proporcionan empleo a más de 14 millones de trabajadores, lo que muestra las consecuencias económicas negativas que tendría un parón en los flujos de inversión recíprocos. Un país como China (incluido Hong Kong) apenas acapara el 4,2% de la inversión extranjera directa de la UE en términos de ‘stock’, no de flujo.

Relaciones transatlánticas

El previsible choque de trenes entre la UE y EEUU -si se confirman las amenazas proteccionistas- tendrá, sin embargo, un menor impacto en España debido a los menores flujos de inversión directa. Pero no hay que olvidar que en la actualidad las relaciones transatlánticas entre EEUU y Europa representan en conjunto casi el 60% de la actividad económica mundial, lo que significa que también España es muy vulnerable.

Durante el primer trimestre de este año, EEUU invirtió en España apenas 111 millones de euros, lo que supone un retroceso del 40% respecto del mismo periodo del año anterior. Las empresas españolas, por el contrario, invirtieron 1.259 millones de euros, lo que representa un incremento del 93%. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que buena parte de la inversión directa se canaliza a través de territorios terceros por razones fiscales, como Luxemburgo u Holanda.

En todo caso, la importancia que tiene para España la economía de EEUU es muy relevante en términos de ‘stock’. Es decir, lo que han ido invirtiendo las empresas españolas a lo largo de los años. En total, la posición de inversión directa española alcanza los 61.900 millones de euros, muy por encima de los 35.800 millones que tiene invertidos EEUU en España.

El reflujo de la inversión extranjera directa en el mundo no es ninguna novedad, y está en línea con la ralentización del comercio mundial. Con datos de la Unctad, el organismo de Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo, las entradas mundiales de inversión extranjera directa (IED) disminuyeron un 16% en 2014, hasta 1,23 billones de dólares, con respecto a los 1,47 billones de dólares registrados en 2013. La ralentización se achaca a la fragilidad de la economía mundial, a la incertidumbre de los inversores sobre las políticas y a los elevados riesgos geopolíticos. Y en este punto, el fenómeno Trump con sus amenazas al libre comercio cumple un papel esencial.