No vamos por gusto: Migrantes de México y Centroamérica al muro de Donald Trump

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Foto: AP

Cuando por fin salió de Fortín de las Flores, Veracruz, para Estados Unidos, a Guillermo Linares le surgió una duda.

Si el presidente Donald Trump cumplía su amenaza de construir el muro, ¿alcanzaría a cruzar antes de que cerraran la frontera?

“Por eso me apuré, antes cambié la fecha del viaje por una y otra razón pero ya mejor no lo retrasé más”, le cuenta a BBC Mundo.

Hace dos semanas que llegó a Ciudad Juárez, Chihuahua, con la esperanza de cruzar a El Paso, Texas, y luego reunirse con sus hermanos en Carolina del Sur.

En esta población fronteriza se enteró que el presidente estadounidense ordenó construir un muro para frenar la migración irregular.

La noticia no le cayó nada bien. “Ese señor está mal. Acabo de estar en la línea y hay una bardota, un canal, montones de policías”.

Guillermo tiene 25 años de edad y nunca había antes viajado a la frontera norte. Al llegar Ciudad Juárez se sorprendió.

“Yo sabía que hay un muro pero no lo imaginé así. ¿Qué nadie le dijo a Trump que ya hay muchas barreras?”.

“Quién sabe de su destino”

Linares es una de las aproximadamente 400.000 personas sin documentos migratorios que anualmente intentan cruzar a Estados Unidos.

Es un dato del Departamento de Seguridad Interior (DHS por sus siglas en inglés), y se refiere a quienes son detenidos en la frontera con México.

La mayoría son centroamericanos, pero también existen haitianos, cubanos y africanos.

Los provenientes de México son cada vez menos.

Incluso informes del Pew Hispanic Center, una organización independiente que investiga la realidad de los latinos en EE.UU., señalan que la tasa de migración de este país, medida entre los que viajan y quienes retornan, es virtualmente de cero.

Pero quienes deciden emprender el viaje encuentran el mismo escenario que el resto: muros, vallas construidas con postes metálicos o de concreto de hasta 8 metros de altura y la vigilancia permanente de la Patrulla Fronteriza.

En algunos lugares el cerco incluye sensores de movimiento y aviones no tripulados Predator, los mismos utilizados en la Guerra del Golfo y las batallas en Irak.

Pero en los últimos días a estas barreras se suma la incertidumbre por las órdenes ejecutivas de Trump, y no sólo para construir el muro.

En los albergues para migrantes o deportados, y entre organizaciones civiles algunos creen que cancelar la política de “capturar y liberar” (catch and release, en inglés), cancelada por el presidente estadounidense, provocará muchos problemas.

Con este programa los indocumentados detenidos, especialmente menores de edad, podían ser liberados para esperar una audiencia con jueces migratorios.

Algo que podía tardar varios años por la sobrecarga de trabajo en estos tribunales.

“Era la esperanza de los chavos (jóvenes) centroamericanos, que si atrapaba la migra los dejaban libres o con su familia”, le dice a BBC Mundo Mario Castillo, voluntario en un comedor para migrantes en Ciudad Juárez.

“Pero ahora seguro que los regresan, y quien sabe su destino porque muchos se vinieron por la violencia”.

“Con Trump será un gran relajo”

Ése es el miedo de muchos centroamericanos que cruzan México hacia Estados Unidos: volver a sus países. Y no es sólo a la pobreza.

Es también a las pandillas, que en los últimos años se convirtieron en uno de las principales causas de la migración de Honduras, El Salvador y Guatemala.

Elmer Neyra es un ejemplo. En la pasada Navidad la pandilla en su barrio de San Pedro Sula asesinó a dos de sus amigos.

“Yo corrí como diablo y gracias a Dios que no me alcanzaron”, le cuenta por teléfono a BBC Mundo desde Tapachula, Chiapas, donde se encuentra.

“Por eso estoy aquí, y ahora con eso del muro no sé qué hacer, de verdad. Allá en el norte no se ponen a pensar que no vamos por gusto, que es para salvar el pellejo”.

La misma sensación en el Centro de Protección Internacional para Adolescentes en el Camino, un albergue para adolescentes y jóvenes que huyen de amenazas de muerte en sus países en Ciudad de México.

BBC Mundo conversó con algunos de ellos. Sus nombres fueron cambiados por seguridad.

Elías, un joven de Honduras, dice que el muro y los decretos de Trump van a perjudicar a los migrantes “de muchos países”.

“No sólo los que vamos para allá sino los que ya llegaron. La economía de México y Honduras se basa mucho en las remesas, si se ponen a deportar a mucha gente la economía se viene abajo”.

“Trump ha avivado el racismo, el odio blanco que estaba como calmado salió a flote. Va a haber problemas de este lado de la frontera, del otro será un gran relajo”.

Jonathan, también de Honduras, cree que a partir de ahora “va a estar súper difícil para pasar”.

“Lo que está haciendo ese Trump está mal, nosotros vamos para cambiar nuestras vidas. El muro nos afecta a todos, ya no podemos pasar y no va a pasar nadie”.

Y Edwing, un adolescente que anhela “una oportunidad en un equipo profesional de fútbol”, cree que el presidente de Estados Unidos es injusto.

“Pensamos en ir arriba (al norte) para ayudar a las familias, para cambiar nuestras vidas y llegar a ser alguien”.

“Pero a veces nosotros mismos los migrantes hacemos cosas que no son, y por el error de aquellos pagamos todos los que estamos acá”.

“El muro es una locura”

Roy Campos, director de la empresa de opinión pública Consulta Mitofsky, asegura que para los mexicanos el presidente de Estados Unidos es el peor personaje de la historia.

“Cualquier villano que haya existido en México nunca había tenido tan mala imagen como Trump”, le dice a BBC Mundo.

Pero no sólo entre los mexicanos.

“Se está conociendo como un monstruo, es la visión de la gente”, le dice a BBC Mundo el venezolano Alejandro Blanco, uno de los encargados del Centro de Protección Internacional.

“El muro es una locura, la frontera ya está colapsada. Las consecuencias van a ser fuertes, para empezar con la mano de obra barata que se les va a ir”.

Algo parecido cree Julio Macías, un exvendedor callejero de Puebla quien espera en Ciudad Juárez una oportunidad para cruzar a Estados Unidos.

Cuando los empresarios de ese país se den cuenta que hay menos trabajadores indocumentados, dice, “van a empezar los problemas”.

“Ellos nos necesitan, sin el sudor de los mexicanos y hondureños no jalan (funcionan) sus empresas y se les quedan las cosechas”, dice a BBC Mundo.

“La neta (la verdad) no sé qué mosca le picó a Trump con su muro”.