Un final absurdo
La libertad, la muerte, la soledad, el amor….el sentido de la vida. Desde siempre fueron los temas que trataron de descifrar los grandes filósofos y pensadores. Antiguos y modernos. El psiquiatra se convierte en el paciente y el enfermo en el analista. Los papeles cambian según el escenario de una obsesión llevada al extremo por la intriga y la pasión.
Un ser sensible nunca se debe descubrir del todo. Muy fácilmente se convertirá en la víctima de una traición. El perseguidor resulta ser la presa y el perseguido vence al final de la historia. Hay un dicho que reza -ser bueno es lo mismo que ser tonto- decía mi madre en tono de burla, algo irónica pero no sin cierta melancolía en su mirada. El muy generoso corre peligro de quedarse sin nada y comenzar a mendigar.
Repetir los errores de generación en generación siempre escribiendo el mismo escenario. Casi con las mismas palabras. ¿Será que la vida nos fue dada solo para procrear?, dijo alguien. El resto parece que lleva al extremo del absurdo. La verdad absoluta podría ser aquella verdad dibujada por Dios o podría ser una ficción impuesta por el hombre para distraernos y llevarnos hacia el final de la vida de una manera menos dolorosa. La discusión que llevo al absurdo comienza con la pregunta: ¿Quién es el mago más atractivo? ¿Dios o el hombre? ¿O acaso son lo mismo? Dios hecho hombre y viceversa. Demasiados temas que llevan a uno hacia el estado de una casi exasperación.
Es que acaso existe un tratamiento de desintoxicación de los desencantos. Y encantos. El gran Shakespeare compra la vida con un tejido de encaje fino compuesto por historias entrelazadas e interminables. Picasso sobrepone, confunde, destruye, perfecciona. Juana de Arco hoy sería feminista tal vez. Los idiotas gobiernan naciones. Se imponen nuevas reglas cada vez más monstruosas. Los muros dividen a la gente. Reinas de hielo manejan las grandes corporaciones. Millones de seres humanos viven tragedias; la muerte y la desorientación humana son casi un modus vivendi. La esclavitud impera. El sombrerero cambia su taza de té por una bebida más fuerte y Alicia recurre a las drogas más placenteras. Pronto el mundo entero estará envuelto en el humo del cannabis y todo estará bien. El conejo no es más que un animal de laboratorio. En fin. “Si esto es la vida por favor dejen que regrese de donde vine”, gritó un bebé a pocas horas de nacer. Nadie le hizo caso, claro está. Para la última página y un poco de espacio es suficiente. La vida misma.