TNT La Paz: La ciudad maravilla en peligro paulatino de destrucción.
Diez años antes del deslizamiento de una parte del cerro en el barrio residencial de Auquisamaña, el que fue alcalde de La Paz, Juan del Granado, invitó al presidente Morales a sembrar plantines de árboles de diferentes especies en el Bosquecillo de Auquisamaña, zona sur de la ciudad, desplegando esfuerzos para decir que una tarea importante en el municipio es la preservación de las áreas verdes. Muchos años han pasado desde entonces y como siempre mucha agua debajo del puente. Aunque en el bosquecillo nacieron más árboles, pinos y cipreses, eso no ha evitado que grupos delincuenciales se apropien cada día que pasa de terrenos que no les corresponden.
Lo que ocurrió antes de la caída de los farallones del cerro de Auquisamaña el miércoles 15 de febrero destruyendo por completo cinco viviendas y dejando en peligro a muchas otras, es una falta de previsión de la gestión edil que a pesar de ser prevenida de movimientos de tierra que se repiten indiscriminadamente en varias zonas de La Paz, no reacciona y permite que la ciudad se esté convirtiendo poco a poco en un terraplén de viviendas y urbanizaciones; algunas clandestinas y otras con permisos adulterados que impunemente abren caminos a plan de dinamitazos dando cabida a la ilegalidad.
Los vecinos de la urbanización de Auquisamaña son testigos de esta emergencia que está viviendo La Paz. Ellos exhiben cartas y planos que enviaron hace un par de años a la municipalidad advirtiendo que algo raro está pasando hace tiempo en la serranía de Auquisamaña. Solicitaron que se realice una inspección sobre el área protegida del bosquecillo y de la serranía para comprobar in situ que el patrón de asentamiento Y5 (Zona de Preservación y Paisaje Natural) es codiciada desde hace mucho tiempo por loteadores. Alrededor de 52 hectáreas están en peligro de destrucción.
Un problema antiguo sin solución
Esta no sería la primera vez que la urbanización atraviesa esta clase de problemas. En junio de 2005 la prensa informó que los vecinos de la zona lograron detener el inicio de obras de una urbanización que tenía irregularidades en la documentación que presentó ante la subalcaldía de la zona sur. Uno de los supuestos propietarios de los terrenos sobre el Bosquecillo de Auquisañama afirmó que tenía toda la documentación que le autorizaba el movimiento de tierras pero del municipio de Mecapaca y no de La Paz. “Estamos haciendo una apertura de vías con la documentación pertinente”, dijo en esa ocasión la apoderada del Jockey Club. Ya entonces un funcionario edil develó la irregularidad. “Los propietarios registraron estos predios en la alcaldía de La Paz pero argumentaron posteriormente que la autorización fue tramitada ante el municipio de Mecapaca. Esto puede costar una multa a la empresa”.
En diciembre de 2005 un pequeño anuncio de prensa pagado por la alcaldía de La Paz advertía a la ciudadanía que “se detectó la venta de predios en el sector colindante con Auquisamaña y el mirador de Alto Florida. Al respecto se comunica que no existe trámite de aprobación de planimetría alguna en el sector y que el área corresponde a la jurisdicción del Gobierno Municipal de La Paz”.
Estos antecedentes llevaron a la entonces subalcalde de la zona sur Denisse Osterman a elaborar un proyecto de construcción de un parque recreacional en el Bosquecillo de Auquisamaña para evitar su fraccionamiento. En febrero de 2005, los entonces socios políticos del MAS y los Sin Miedo se juntaron en el lugar para impulsar un plan de forestación y, de ese modo, frenar los asentamientos ilegales. Lamentablemente el proyecto no se concretó. Debía invertir un millón de bolivianos para construir un centro recreativo con áreas para acampar, canchas deportivas, juegos infantiles, áreas de paseos y zonas de recreación.
Barrio modelo, a milímetros de la muerte
El día del deslizamiento los guardias de la urbanización se comunicaron con radios de baja frecuencia para alertar que los farallones del cerro se estaban cayendo. “Ellos les salvaron la vida a las personas que estaban en sus casas; les dieron tiempo para salir corriendo a la calle”, relatan los vecinos. Xu Pang, ciudadano de origen chino que se dedica al comercio en Bolivia salió por milagro con vida del deslizamiento porque pese a los gritos para que desalojase su vivienda él dormía una placentera siesta. Las imágenes de ese día son impactantes. Nubes de polvo cubrieron las calles y las personas caminaban aturdidas con tierra hasta en los ojos.
A pocas horas de haberse producido el siniestro el alcalde Luis Revilla se presentó en la urbanización y allí recibió acalorados reclamos que por poco derivaron en un enfrentamiento. Los vecinos al borde de un shock de nervios le reclamaron al alcalde por su desinterés en atender una emergencia que hace años es de conocimiento público. El burgomaestre paceño nunca más apareció por el barrio, aunque 24 horas después del hecho mostró imágenes de un dron y declaró que el reclamo por el movimiento de tierras en las áreas colindantes carecía de fundamento.
En las imágenes contrapuestas que los vecinos han mostrado de Google Air se observa descampes donde se están preparando a toda velocidad asentamientos ilegales. Incluso hay opiniones que consolidan una sola versión. A fines del 2016, en una inspección realizada por la subalcaldía de la zona sur a Auquisamaña se identificó a los involucrados en la ilegítima usurpación de las áreas protegidas de la zona. Los informes de inspección municipal a los que tuvo acceso dat0s establecen una sanción pecuniaria de Bs. 105.000 contra el representante legal de la empresa Poseidón, Roger Leandro Callisaya, que junto a un grupo de comunarios de Palca se dieron a la tarea de construir un muro divisorio sin autorización entre el bosquecillo y las serranías de Auquisamaña.
El mismo informe técnico establece que se trata de un área de preservación natural. La Gaceta Oficial de Bolivia del 24 de agosto de 2005 elevó a rango de Ley las disposiciones contenidas en la Ordenanza Municipal GMLP N° 025/2002 de fecha 21 de marzo de 2002, emitida por el Honorable Concejo Municipal de la ciudad de La Paz, que declara Área Protegida al Bosquecillo de Auquisamaña”. “Nadie entiende por qué el alcalde se niega a reconocer que somos invadidos por loteadores. El mismo caso se repite en Llojeta, Ovejuyo, Alto Florida, Aranjuez, Ciudadela Litoral, Irpavi II y en otros barrios en los que se está destruyendo impunemente el patrimonio paceño”, dicen los vecinos de la urbanización.
Los limites de los municipios de La Paz, Palca y Mecapaca
Una de las mayores emergencias que está viviendo La Paz son sus límites con Palca y Mecapaca. Las alcaldías de esos dos municipios aledaños a gran parte de la zona sur, otorgan licencias de construcción y funcionamiento de predios en los que el límite territorial es poco claro; aprueban planos de viviendas y urbanizaciones sin estudios que definan el rango y las características del suelo; empero, ni en este caso particular ni en otros, el Gobierno Municipal de La Paz, ni la Gobernación podrían eludir responsabilidades de que la ciudad está sufriendo una paulatina destrucción de sus espacios verdes y su paisaje natural.
Gran parte de la zona sur que colinda con Palca y Mecapaca son una franja de territorio poco apta para la construcción. Un informe sobre la composición del suelo elaborado en noviembre del 2005 por la oficina de manejo de riesgos geodinámicos de la alcaldía de La Paz, señala que “la topografía irregular del área de evaluación (N.R.: se refiere a las serranías de Auquisamaña que bien podría validarse a gran parte de las laderas de Calacoto) debido al proceso de meteorización, han modelado geoformas de erosión como ser serranías elevadas, escarpes verticales con rasgos de remociones en masa y un marcado carcavamiento del terreno, debido a su conformación litológica diferenciada donde se vienen produciendo los procesos de erosión dando como resultado relieves caóticos. Por su extensión las remociones en masa forman relieves característicos como colinas aisladas con taludes de pendientes suave y moderada”.
Un informe tan contundente sería suficiente para frenar la destrucción del paisaje único en su género topográfico y atractivo turístico que está en disputa a punta de dinamitazos entre comunarios, constructoras e instituciones privadas con fines de lucro. Un informe del Institut de Recherche pour le Developpement explica claramente: “en los distritos cinco y seis, la amenaza de deslizamiento de terreno está circunscrita al borde éste o sea la zona del escarpe de erosión del valle La Paz, donde poco a poco se instalan construcciones en el mismo borde en las laderas con pendientes superiores a 30º. Estas zonas están altamente expuestas a un movimiento de ladera, así como a procesos de erosión ya que el material está compuesto de grava arenosa y de flujo glaciar. Asimismo, en algunos sectores hay basureros antiguos que en la actualidad se encuentran cubiertos por relleno de escombros, que han sido habilitados como terrenos de construcción”.
Las cartas e informes de ida y vuelta
El día 27 de enero de 2016 el jefe de la unidad de defensa legal del Gobierno Municipal de La Paz cursó una nota al secretario municipal de gestión integral de riesgos del municipio en la que le advierte que el gerente del programa de propiedad municipal “dio a conocer la existencia de acciones irregulares de apertura de caminos en el sector de propiedad municipal ubicado en el bosquecillo de Auquisamaña; en ese sentido los vecinos del sector acudieron a esa unidad preocupados por el movimiento de tierras ya que representan un riesgo inminente para los ocupantes de los inmuebles aledaños o inclusive para las personas o movilidades que se encuentren transitando por el lugar. Por lo tanto, en procura de resguardar la seguridad de los habitantes del municipio y a efectos de considerar medidas legales que correspondan al presente caso, solicito instruya a través de la repartición que corresponda a su cargo, que de manera inmediata y urgente se efectúe la respectiva inspección técnica al lugar y en consecuencia se remita el informe pertinente a la unidad de defensa legal de la dirección de procesos jurisdiccionales”.
Ese informe fue la coronación ante una serie de denuncias documentadas que se fueron presentando a la municipalidad al menos en los dos últimos años. Los vecinos advirtieron a las oficinas de gestión de medio ambiente del Gobierno municipal en otra nota de octubre de 2015 que “desde hace varios años una paulatina invasión del bosquecillo por parte de loteadores que se han asentado en dicha zona sin contar con alcantarillado, por lo que es de enorme riesgo para nuestro barrio ante la posibilidad de deslizamientos como ocurrió en otras zonas”.
Todos estos antecedentes son una evidencia de que las autoridades ediles, así como instancias de la Gobernación de La Paz y del propio Gobierno central, estaban informados de que grupos al margen de la ley se habían internado en el área protegida para obtener réditos económicos sobre espacios de territorio que no les pertenece.
Más denuncias del propio concejo edil
El propio concejo municipal formuló recientemente una denuncia muy seria: “el 80% de las construcciones que se aprueban en La Paz carecen de la aprobación de línea y nivel”. Esto quiere decir ocho de diez construcciones obtienen licencia de construcción sin planimetrías ni estudios de suelo. Esta denuncia explica porqué La Paz se está llenando de edificaciones que incumplen la norma. Para no ir muy lejos basta recordar el incendio de un predio en la zona comercial de la Uyustus en el mes de diciembre del año pasado en el que ardieron plásticos y juguetes que fueron depositados en un depósito ilegal. Solo después del incendio se supo que la edificación no tenía licencia de construcción al día y que gran parte de la obra estaba fuera de norma.
De acuerdo a dat0s proporcionados en las mismas oficinas del Gobierno municipal no todas las construcciones observan las mismas disposiciones. Un empresario que prefiere no revelar su nombre señaló que para obtener la licencia de construcción de un edificio de ocho pisos en la zona de Cota Cota le exigieron planos de impacto medio ambiental y documentos que demoraron alrededor de un año en ser aprobados. Él dice que esa experiencia le hace pensar que la alcaldía se asemeja a un juego de Lotería. “A unos se les exige una serie de requisitos a otros nada. La única explicación es que existen niveles de complicidad; de otra manera no entiendo que se deje entrar fuera de norma”.
Una imagen satelital de la ciudad de La Paz es consternadora, hay cerros enteros compuestos por material granítico y arcilloso que son demolidos a diario. Los vecinos de Auquisamaña, opinan que lo que ocurrió en su urbanización es una severa llamada de atención por el grado de desinterés de la administración edil a la ciudad. “Si este crecimiento sin planificación no se detiene, estamos condenados a vivir con miedo de ser invadidos a la fuerza con la aquiescencia de ciertos niveles para destruir lugares que deberían ser preservados y donde el día de mañana se pueden producir tragedias de gran magnitud”, afirman.
Con la naturaleza no se juega
Es difícil calcular el área que está siendo afectada en La Paz por los loteamientos en espacios prohibidos. La urbanización Verde Olivo de la Policía Nacional no es la excepción. Según el concejal Isaac Fernández, secretario de la Comisión de Planificación y Gestión Territorial, las acciones de fiscalización municipal no son suficientes. Esta urbanización de la Policía Nacional se desmoronó el pasado mes de febrero poniendo en peligro a una veintena de familias. Como esta hay otras que se construyen sin cumplir normas de seguridad. No se puede desligar asimismo responsabilidad de los vecinos que construyen en tierra deleznable a fin de adquirir un techo propio.
A este problema de macro emergencia se suman otros no menos importantes: suciedad, descuido de arterias y aceras; fachadas pintarrajeadas en toda la ciudad; sistemas de drenaje y alcantarillado saturados. La Paz se ha vuelto una ciudad maloliente, denota un crecimiento poco planificado; descuido de sus áreas verdes, árboles sin atención, capa asfáltica deteriorada.
Políticas preventivas
El concejal de oposición, Jorge Silva, señaló que gran parte de las construcciones no cuentan con planos de construcción, no están emplazadas dentro de una planimetría. El concejal refirió que estudios geológicos revelan que más del 36% de áreas construidas en la ciudad de La Paz se encuentran en zonas de riesgo, al igual que el área paralela a Huanu Huanuni. “Esa señal debiera ser suficiente para que la Alcaldía realice obras de prevención”, afirmó.
Silva dijo que a pesar de un deslizamiento anterior en la misma zona habría puesto en evidencia la falta de acciones preventivas por parte de la Alcaldía. Recordó el dramático deslizamiento ocurrido en Callapa, febrero de 2011, atribuyendo tal hecho también a la falta de inversión en la estabilización de suelos. “Se cae Callapa e invierten cerca de Bs 200 mil para recuperar la zona afectada, lo propio ocurrió con Huanu Huanuni, cuando los trabajos deben hacerse antes de tener estos resultados. Desde el momento en que el ciudadano paga sus impuestos debe recibir atención municipal. Son ciudadanos que están cumpliendo con su obligación de pagar sus impuestos”, señaló.
Revilla calcula que La Paz requiere una inversión de mil millones de bolivianos para sanear la emergencia pero si se dejan pasar estos problemas ninguna cifra será suficiente para frenar el deterioro diario de una ciudad mal llamada “maravilla”.