Compra de bonos de bancos de EE.UU. a PDVSA inquietan al Gobierno de Trump

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El Gobierno de Donald Trump está preocupado por las transacciones económicas que algunas empresas estadounidenses han hecho con el régimen de Nicolás Maduro al considerar que éstas sirven para mantenerlo a flote ante su escasez de recursos y perpetúan la crisis humanitaria que reina en Venezuela. La intranquilidad de Washington, según expresaron oficiales de la Casa Blanca este domingo a Reuters, emerge días después de que el banco Goldman Sachs suscitara críticas por comprar bonos de la petrolera estatal, PDVSA, por 865 millones de dólares que entraron a las arcas del Gobierno venezolano.

“Estamos preocupados por cualquier ayuda salvavidas para mantener el status quo. Preferimos que no lo hicieran”, afirmó un miembro de la Administración Trump sobre la adquisición la semana pasada de 2.800 millones de dólares en bonos al 69% de descuento -el banco pagó 31 céntimos por dólar. Otro señaló que las empresas de EE UU que hagan inversiones en Venezuela deberían “pensar moralmente sobre lo que están haciendo”. La Casa Blanca todavía no ha emitido una reacción oficial a la operación bancaria, pese a que varios asesores cercanos a Trump son exdirectivos del banco neoyorquino.

En un comunicado enviado a EL PAÍS, el presidente de la Asamblea Nacional venezolana y líder de la oposición, Julio Borges, expresó su deseo de que el Gobierno de EE UU investigara la “opaca transacción”, calificando el acuerdo económico de “ilegítimo”. “Cualquier banco que elija extender un salvavidas financiero al régimen de Maduro debe saber que se está aprovechando del derramamiento de sangre de los ciudadanos venezolanos que buscan un cambio político pacífico para nuestro país”, insistió Borges.

La semana pasada, en una carta al director ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, el presidente del órgano legislativo -al que Maduro ha destripado de sus funciones- ya acusó al banco de ofrecer una oportunidad para el Gobierno de “fortalecer la brutal represión” con su sustento financiero. Blankfein rechazó las críticas y defendió la legalidad de la operación.

La operación de Goldman estuvo facilitada por otro grupo de inversión estadounidense, Dinosaur Group, basado en Nueva York y Londres. El banco japonés Nomura también ha comprado bonos venezolanos en los últimos días, animando a más inversores a apostar por la continuidad del chavismo en el poder.

Este tipo de operaciones bancarias suponen una inversión en el régimen de Maduro, que desde hace más de dos meses reprime a sus ciudadanos en las manifestaciones por el grave deterioro humanitario y económico que atraviesa el país. Durante las protestas ya han muerto más de 60 personas y hay miles de detenidos.

Además de las protestas, el régimen chavista afronta una elevada presión internacional. Desde principios de abril, la Organización de Estados Americanos (OEA) -el principal órgano regional- ha celebrado numerosas reuniones para tratar la situación del país bolivariano. La última de ellas, entre cancilleres de la región, concluyó la semana pasada sin consenso sobre cómo reabrir las negociaciones entre el Gobierno de Maduro y la oposición.

EE UU considera sanciones para el sector petrolero de Venezuela

Oficiales de la Casa Blanca también señalaron a Reuters la posibilidad de que EE UU imponga sanciones al hasta ahora intocable sector petrolero venezolano. La idea de atacar a la industria que supone una parte fundamental de los pocos recursos económicos del Gobierno de Maduro, ha sido discutida por altos cargos estadounidenses en los últimos días. De ocurrir sería la primera vez que EE UU aprueba sanciones sectoriales contra Venezuela.

Hasta ahora, la Administración de Trump sólo ha impuesto sanciones a ciertos individuos del régimen chavista que han tenido poco efecto para presionar a Maduro. Sanciones a nivel sectorial, sin embargo, conllevan riesgos para la población, que podría verse aún más afectada por los pocos recursos del Gobierno.