Isolux-Corsán en quiebra y contratistas en emergencia

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Foto: APG

La empresa Isolux,  casa matriz de la constructora Corsan-Corviam que dejó varios proyectos sin ejecutar  en Bolivia,  se declaró ayer en quiebra en España con una deuda de 1.270 millones de euros (1.403 millones de dólares). En el país, los contratistas expresaron su preocupación porque será más difícil recuperar lo que se les adeuda por sus servicios.

“El consejo de administración de Isolux Corsán ha acordado en su reunión de esta mañana (ayer)  solicitar el concurso voluntario de acreedores para las siete sociedades del grupo que están acogidas al artículo 5 bis de la ley concursal”, informó la constructora en un comunicado en su página web. 
La solicitud de concurso afecta a siete empresas: Grupo Isolux Corsán, Corsán-Corviam Construcción, Isolux Ingeniería, GIC Concesiones, Isolux Corsán Servicios, Isolux Corsán Inmobiliaria e Isolux Energy Investments.
Estas compañías suman una plantilla de 1.992 trabajadores, de los que 1.108 corresponden a las entidades con sede en España, incluidos 160 expatriados y 888 a otros países. 
El grupo acumula una deuda con proveedores de 405 millones. “El endeudamiento financiero total del grupo  al cierre del mes de abril era de 1.270 millones de euros, de los que 557 millones están asociados a la financiación de proyectos”, precisa el comunicado de la compañía.
En Bolivia, Corsan-Corviam, filial de Isolux, fue  cuestionada por el abandono de las obras de la carretera Ixiamas-San Buenaventura y el proyecto hidroeléctrico Miguillas, ambas en el departamento de La Paz, el pasado 31 de marzo. El Gobierno, a través de la ABC y ENDE, procedió a rescindir contrato y ejecutar las boletas de garantía. 
Al referirse a la quiebra de Isoluz, Marcelo La Fuente, dirigente de las empresas contratistas de Corsan-Corviam, sostuvo que será difícil recuperar los 60 millones de bolivianos que adeuda la firma. 
“Somos 120 empresas contratistas y unas 80 personas a los que Corsan-Corviam adeuda 60 millones de bolivianos por los servicios prestados. La deuda que se arrastra es de tres, cuatro, hasta cinco meses, según el tipo de servicio prestado”, remarcó.
Añadió que, una vez conocida la quiebra de Isolux, se reunirán  con todos los afectados para evaluar qué medidas asumir.
El dirigente de la  Confederación de Constructores de Bolivia Valerio Ayaviri denunció en junio que 400 trabajadores quedaron afectados por la salida de la empresa.
En España, el sindicato Comisiones Obreras  calculó que 2.800 empleos están en riesgo por la quiebra de Isolux.
AFP reportó que el grupo estaba bajo un plan de reestructuración desde hace un año  y de 2015 a 2016  su volumen de negocio cayó de unos 2.200 millones de euros a 754 millones. 
El pasado año la pérdida fue de 1.360 millones de euros, y al cierre de abril, la deuda financiera total del grupo, incluyendo las filiales que no se acogieron al concurso de acreedores, era de 1.270 millones. 
Ante estas cifras, el grupo propuso en mayo un plan de viabilidad  consistente en separar sus actividades rentables de aquellas no estratégicas. Según CCOO, dicho plan equivaldría a reducir en un 75% el personal del grupo; es decir, la destrucción de 2.800 empleos.

Una firma con denuncias en al menos 13 países

 

Isolux Corsán, casa matriz de Corsán Corviam, enfrentaba  problemas y denuncias de  corrupción, pago de dádivas, sobornos y retrasos de obras en al menos 13 países de Europa, África y América Latina, de acuerdo con  investigaciones y reportes de medios de prensa en el exterior revisados por Página Siete.
Según una investigación periodística realizada por el medio español El Mundo y publicada el pasado 27 de febrero, la empresa montó un sistema de entrega de dádivas a funcionarios públicos para la adjudicación de obras    en África y Latinoamérica. Estos envíos de dinero, señala la  Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de España, eran realizados mediante el uso de agencias de transferencia de dinero, no aparecen en la  balanza de pagos.
Según el portal El Confidencial, la quiebra y concurso de   Isolux es el mayor de una compañía de construcción de los últimos años y de los de más dimensión de la historia empresarial española junto con los de Martinsa Fadesa, Abengoa, Nueva Rumasa, Pescanova o Reyal Urbis.
La constructora  recurrió  al concurso de acreedores al no poder acometer una segunda reestructuración de su deuda apenas un año después de que en julio de 2016 fuera rescatada por sus bancos acreedores, que desde entonces controlan la compañía.
La firma tenía   un agujero (un patrimonio negativo) de unos 801,9 millones de euros y una plantilla total  3.884 trabajadores.