Trump y Putin acuerdan un alto el fuego parcial en Siria desde el domingo

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Era la foto más esperada. El primer encuentro cara a cara entre Donald Trump y Vladímir Putin, dos hombres que comparten derivas ideológicas y actitudes vitales, pero que presiden dos potencias mundiales a las que separa un abismo plagado de desencuentros: Siria, la anexión de Crimea, sanciones, pero sobre todo las acusaciones de injerencia a Moscú en las elecciones de EEUU, la llamada trama rusa. La reunión, que estaba prevista que durara alrededor de media hora, se alargó durante dos horas y 16 minutos. Tras el encuentro, trascendió que los mandatarios habían pactado una tregua en el suroeste de Siria, en el que participarán otros países de la región.

El fuego lo abrió Trump preguntando por las investigaciones que apuntan a que el Kremlin pirateó y filtró información que ayudó a que Hillary Clinton perdiera las elecciones, según informó el Secretario de Estado de EE UU, Rex Tillerson, que estuvo también presente en la reunión. En respuesta a los requerimientos de Trump, el presidente ruso “negó cualquier implicación”, siempre según la versión que ha ofrecido el secretario de Estado. La idea, explicó Tillerson, es dejar atrás un asunto que enturbia irremediablemente las relaciones entre ambos países. “El presidente se centra acertadamente en cómo avanzar respecto a un desacuerdo insoluble”.

El terrorismo y la ciberseguridad fueron otros de los asuntos que trataron Putin y Trump antes de dirigirse a la imponente Filarmónica de Hamburgo, a donde llegaron sorteando los grupos de manifestantes repartidos por la ciudad. Las protestas contra la cumbre del G20, que este viernes y el sábado reúne en Hamburgo a los países más industrializados con los emergentes y la Unión Europa, se han intensificado desde la noche del jueves y han dejado más de un centenar de heridos y decenas de detenidos.

El ministro de Exteriores ruso informó de que Trump y Putin habían acordado también trabajar conjuntamente para resolver uno de los asuntos más espinosos: la crisis ucrania. Un representante estadounidense visitará Rusia próximamente con este objetivo.

El alto el fuego pactado para Siria, anunciado poco después de la reunión por Tillerson, entrará en vigor a partir del mediodía del domingo. Los esfuerzos por lograr el cese de las hostilidades en Siria se han repetido durante los siete años que dura la guerra sin que ninguno de ellos haya fructificado hasta ahora. Las diferencias entre Washington y Moscú respecto al conflicto sirio son notorias. A diferencia de Barack Obama, a Donald Trump no le tembló el pulso a la hora de apretar el botón que desplegó misiles en Siria en respuesta a un ataque químico perpetrado presuntamente por el régimen de Bachar el Asad. Moscú, estrecho aliado de Damasco, rechaza de plano cualquier intervención en contra las fuerzas del régimen sirio. El terrorismo internacional y la lucha contra el ISIS son, sin embargo, un importante punto de confluencia entre ambos.

“Es un honor”, dijo Trump sobre el encuentro con su homólogo ruso, solo un día después de haberle acusado en Varsovia de “comportamientos desestabilizadores” y de apoyar a “regímenes hostiles” en Siria y en Irán. “Putin y yo hemos estado discutiendo varias cosas y creo que va muy bien”, dijo Trump en un receso del encuentro. “Hemos mantenido conversaciones muy productivas. Creemos que van a pasar muchas cosas positivas para Rusia y Estados Unidos y para todos los implicados”, dijo Trump a los periodistas en Hamburgo al comenzar el encuentro. Por su parte, Putin explicó que habían hablado por teléfono en el pasado, pero que una conversación telefónica nunca es suficiente. “Estoy encantado de conocerle personalmente”, dijo el presidente ruso.

Putin, un político curtido en mil batallas, se sentó frente a un hombre de negocios que se estrena a diario en sus funciones de presidente. Este es el primer G20 de Trump y uno en el que las diferencias de EE UU con el resto de los participantes corren el riesgo de evidenciar un inédito aislamiento estadounidense. El presidente del America First ha aterrizado en Hamburgo cargado de retórica proteccionista y aparentemente dispuesto a dilapidar el poder y la influencia acumulados por las sucesivas Administraciones en los últimos 70 años.

La reunión tuvo lugar poco después de las cuatro de la tarde, lo que obligó a Trump a saltarse la última parte de la sesión en la que los líderes del G20 debatieron sobre el cambio climático, como uno de los problemas globales más acuciantes y al que la comunidad internacional en pleno aceptó poner coto con el Acuerdo de París. El calentamiento global es precisamente el tema que separa con más claridad a Trump del resto de los países asistentes a la cumbre, como se prevé que quede reflejado en el comunicado final que se publicará el sábado. Trump se ha desmarcado del consenso internacional porque considera que el pacto pone en peligro los puestos de trabajo en su país.

 

“Buena química”

El secretario de Estado de EE UU, Rex Tillerson, aseguró que ayer hubo “buena química”, entre Vladímir Putin y Donald Trump. En un momento dado del encuentro, que se prolongó mucho más allá de lo previsto, Melania Trump, la primera dama, entró para pedir que terminara ya, pero ninguno de los reunidos quería irse. La agenda del viernes era intensa y la pareja debía acudir junto con su hija, Ivanka Trump al concierto que la canciller Angela Merkel había organizado para su invitados en la Filarmónica de Hamburgo.