La tragedia desvela dilemas migratorios y de armas
La tragedia que vivió Santa Cruz el pasado jueves desveló que existen problemáticas no resueltas y que terminan en duelo. El crimen empieza con las falencias del control migratorio, un trabajo de inteligencia para ciudadanos del exterior, la lucha contra el narcotráfico y la falta de equipos y armamento a la Policía Boliviana. El Gobierno ve un buen trabajo policial y evalúa reforzar a la institución, pero a la vez apuntó a los países vecinos para mejorar el control en las fronteras.
Santa Cruz de la Sierra vivió el pasado jueves un día de balas, sangre y muertes. Un grupo vinculado al cártel brasileño Primer Comando Capital (PCC), según el Gobierno, intentó atracar la joyería Eurochronos, lo que derivó en un enfrentamiento entre policías y delincuentes y la muerte de tres asaltantes, un teniente y una ejecutiva de la joyería.
Ese día se desveló las falencias que terminan vidas a raíz del crimen organizado. El ministro de Gobierno, Carlos Romero, vinculó el atraco a delincuentes del PCC. El analista en temas de seguridad Franklin del Castillo consideró que el crimen transnacional se origina por una razón: el narcotráfico. “Lo que sucedió en Santa Cruz tiene un inicio común, que es el narcotráfico. Estas mafias operan con dinero de narcos y pasa por falencias migratorios hasta una Policía, con buen elemento humano, pero medianamente equipada”, opinó el experto.
El Gobierno, a través del viceministro de Seguridad Ciudadana, Carlos Aparicio, resaltó que el tema migratoria, se lo debe trabajar con los países vecinos y apuntó a que Bolivia, al ser un país de tránsito, concentra emisarios de las mafias.
“Se trabajó en el control migratorio, pero la mayoría de los delincuentes extranjeros ingresan por pasos no habilitados. Por eso se hace controles rutinarios en las ciudades para detectar a extranjeros ilegales en Bolivia”, destacó Aparicio.
David Vargas, mayor de la Policía en retiro, explicó que uno de los factores críticos es la falta de equipos y armamento en la Policía; sin embargo, el entrenamiento y la especialización -dijo- es de buen nivel.
“Imagínate, un policía tiene que pagar de su bolsillo las municiones, esas balas que se dispararon en Santa Cruz las pagan los mismos efectivos”, cuestionó Vargas, quien lideró tres motines en contra del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, en 1994 y 2003, y de Hugo Banzer Suárez, en 2000.
Justificación del Gobierno
Aparicio recordó que en junio de este año el Gobierno entregó a la Policía, en la ciudad de Santa Cruz, una dotación de 30 vehículos, 200 subametralladoras, 200 chalecos antibalas, 100.000 unidades de munición calibre nueve milímetros, una avioneta, diez motocicletas y otro tipo de equipamiento para fortalecer las actividades de seguridad ciudadana.
“Si es necesario aumentar ese equipamiento se lo estudiará, pero recalcamos que la Policía actuó de forma correcta y con equipamiento propio y de primer nivel”, recalcó Aparicio.
Gabriela Reyes, experta en criminología, recordó que hace mucho tiempo se reclama por la falta de equipamiento a la Policía para enfrentar al crimen organizado, que en su mayoría proviene de Brasil.
“La Policía no contaba con equipamiento especial para la labor que le correspondía llevar a cabo en ese momento de crisis, a esto se sumó la ausencia del grupo de élite UPAR (Unidad de Patrullaje de Acción y Reacción), que se creó como consecuencia del fallecimiento de un policía en un atraco frustrado en cercanías del Banco Central de Bolivia (BCB), en La Paz”, relató Reyes.
Otro factor es el tema de narcotráfico.
Bolivia se convirtió en un atractivo para que los cárteles operen. El ministro de Gobierno, Carlos Romero, recalcó que esta situación se da porque el país está en un punto geográfico ideal para las mafias. “Al ser un país de tránsito y con fronteras amplias, ingresa la droga de Perú y luego pasa a Brasil”, remarcó la autoridad.
Una fuente policial afirmó que el trabajo de inteligencia con los extranjeros no se aplica adecuadamente, ya que estos violan estándares de migración y se mueven de un lugar a otro para evitar su locación.