Hospitales públicos del país agonizan en la precariedad

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Si usted, como la mayoría de los ciudadanos, ha recurrido a un hospital público en busca de atención, sabe de la situación de  precariedad y carencia. Los problemas son comunes en los nosocomios  de todo el país: falta de personal médico, falta de equipos, falta de infraestructura, falta -en suma- de recursos.
Los centros de atención de salud se dividen en cuatro niveles de acuerdo con  la complejidad de las prestaciones sanitarias que brindan. La ley establece que los centros de primer y segundo nivel son responsabilidad de los municipios; mientras que los hospitales de tercer y cuarto nivel -que deben tener todas las especialidades- son administrados por los gobiernos departamentales.
Los gobiernos locales reciben recursos del IDH para atender  las necesidades de la población; sin embargo,  estos montos no alcanzan siquiera para cubrir  las prioridades de salud y educación. “La distribución no es justa”, coinciden las autoridades regionales. Más de una vez el gobernador paceño Félix Patzi denunció que el dinero que recibe “no alcanza para salud”.
La precariedad de los hospitales públicos es  resultado de la  histórica falta de inversión. Los principales nosocomios del eje central -Hospital de Clínicas de La Paz, Viedma de Cochabamba y San Juan de Dios de Santa Cruz- nacieron poco después de la República. 
Cuando se abrieron respondían a las necesidades de pequeñas poblaciones que con los años se han multiplicado por miles. No con ellas, sin embargo, las infraestructuras, el personal y los equipos hospitalarios. El colapso es la consecuencia diaria. Y todos perdemos.
Los ítems para hospitales públicos, que son responsabilidad del Ministerio de Salud, son bajos por lo que los pocos especialistas y subespecialistas que trabajan en el sistema público lo hacen sólo por horas.   Ayudaría a evitar el colapso de los hospitales el que  los centros de primer y segundo nivel cumplieran su función de atender partos o curaciones,  pero las carencias lo impiden.
En   2015, el Presidente anunció    la construcción de  46 hospitales de segundo, tercero y cuarto nivel  con una inversión de     1.624 millones de dólares.  La esperanza es que estas infraestructuras, que se prevé se entreguen en  2020, palien la situación de los servicios públicos.
Entretanto urge la inversión de todos  en recursos humanos, equipos y, ante todo, prevención. Está en juego la salud de los bolivianos. Nada menos.

Historias de carencia pero también de solidaridad

 

En el Hospital de Clínicas de La Paz usan taladros y herramientas para cirugías, a falta de insumos, y crían gatos para ahuyentar roedores. Estas constataciones no son  sino la punta del iceberg de necesidades comunes de los hospitales públicos.
Durante tres meses, con el patrocinio del Fondo Spotlight de Apoyo a la Investigación, tres periodistas de Página Siete nos adentramos en la cotidianidad de los nosocomios de tercer nivel de las ciudades del eje central del país : Hospital de Clínicas de La Paz, Viedma de Cochabamba y San Juan de Dios de Santa Cruz; además del hospital Bracamonte de Potosí.  
También visitamos  los centros de salud de primer nivel, donde se origina una cadena de problemas que se arrastran hasta los grandes nosocomios.    
Para los médicos trabajar sin insumos y sin equipos es un riesgo. “Cada día rezo porque pueda ayudar a los pacientes”, comenta una doctora cruceña. Y su colega cochabambino decía: “Es tanta la carga de trabajo que no puedo dar la atención que merecen los pacientes: apenas una revisión y la receta. Yo no he estudiado para eso”.
En medio de tantas dificultades, rescatamos historias de pacientes que diariamente sufren las consecuencias de un sistema precario, pero no se rinden. Historias de carencias pero también de compromiso  y solidaridad.  Para que la precariedad no apague otras voces.

 

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