Irma: evaluación de daños tras su paso
A finales de la semana pasada, Florida se preparaba para sufrir la furia del segundo huracán más poderoso de la historia del Atlántico. Pero el estado se salvó de gran parte de la devastación que se pronosticaba que traería Irma.
El motivo principal fue el cambio de trayectoria e intensidad del huracán, pero también ayudaron otros factores, como el tiempo que Florida tuvo para prepararse con antelación antes de su llegada.
Irma era de categoría 5 -la máxima posible- cuando se adentró en el Caribe. Pero cuando el domingo golpeó los cayos de Florida ya tenía categoría 4, y continuó debilitándose mientras se trasladaba por el resto del estado.
“No vi el daño que pensé que iba a ver”, dijo el gobernador de Florida, Rick Scott, después de sobrevolar los cayos para evaluar el impacto.
¿Qué influyó para que el efecto de Irma sobre el estado no alcanzara los niveles de destrucción previstos?
1. El impacto sobre Cuba
La primera buena noticia para Florida fue, desafortunadamente, la desgracia de Cuba.
Cuando Irma pasó por la costa norte de la isla como huracán de categoría 5 y vientos de hasta 256 kilómetros por hora, dejó al menos diez muertos e innumerables daños materiales.
Pero esa interacción con la tierra y el alejamiento temporal del agua caliente del mar que le sirve como combustible contribuyó a que el fenómeno se debilitara hasta llegar a categoría 3.
Los huracanes son alimentados por aire húmedo caliente, característico de los mares tropicales. Viajar sobre la tierra les hace reducir su fuerza y velocidad.
Si bien después recuperó fuerza antes de llegar a los cayos de Florida, su intensidad no volvió a ser la misma que cuando arrasó territorio cubano.
2. El cuadrante más peligroso alejado de grandes ciudades
Cayo Hueso, la isla situada más al sur de los cayos de Florida, también tuvo suerte al ver cómo el cuadrante derecho delantero del ojo del huracán sobrepasó justo el este del territorio y se dirigió a otras zonas menos desarrolladas y pobladas del archipiélago.
Este cuadrante es el más peligroso, ya que a la velocidad de los vientos hay que sumarle la velocidad de traslación del huracán, lo que se traduce en mayores vientos y tormentas.
Algo similar ocurrió en su trayectoria hacia la península. En lugar de viajar directamente desde los cayos en dirección a Miami, Irma se desplazó al oeste y afectó directamente al tramo de costa oeste entre Everglades y Marco Island.
Eso obligó a los habitantes de la costa oeste a prepararse a toda velocidad, pero también dio tiempo a que el huracán se debilitara antes de llegar a impactar sobre otras ciudades mucho más pobladas.
Por ejemplo, si este cuadrante se hubiera dirigido a Miami, el desastre causado por Irma habría sido mucho más catastrófico.
“Las inundaciones por las tormentas en Miami son una mera fracción de lo que habría sucedido si el centro de Irma hubiera estado más al este”, dijo el exdirector del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Richard Knabb.
3. Sin regreso al golfo de México
Que la trayectoria del ojo central de Irma continuara sobre el interior de la península también ayudó a que los daños en Florida no fueran mayores.
Si el huracán se hubiera desviado más hacia el oeste y regresado al golfo de México mientras viajaba costa arriba, el agua caliente habría contribuido a que recuperara su fuerza perdida y amenazara a otras poblaciones más grandes como Tampa.
Por ejemplo, cuando el huracán Harvey impactó por primera vez sobre Texas a finales de agosto, la mayoría de previsiones apuntaban a que se alejaría de la zona hasta desaparecer.
Sin embargo, Harvey cobró fuerza tras volver al golfo de México y tocó tierra por segunda vez.
En aquella trayectoria que los expertos calificaron de “comportamiento errático”, el regreso al mar fue decisivo para recuperar la intensidad perdida.
4. La mayor preparación de Florida
Prepararse para un huracán es parte de la vida cotidiana en Florida, donde muchos de los edificios están generalmente construidos para resistir los fuertes vientos.
Gracias a que el huracán fue pronosticado con suficiente antelación, la población tuvo hasta una semana para preparar sus casas, cerrar las contraventanas y -en su mayor parte- evacuar, como recomendó el gobierno.
El Caribe, que también se ve afectado por huracanes año tras año, quedó en cambio gravemente dañado tras sufrir fuertes vientos e inundaciones.
Las autoridades de la isla de San Martín dijeron que seis de cada diez edificios en el territorio quedaron inhabitables, mientras que en Barbuda la cifra asciende al 95%.
Una arquitecta del gobierno de Montserrat, Linda Dias, dijo que las casas de muchas islas del Caribe están construidas para resistir vientos huracanados, pero no de la velocidad alcanzada por Irma.
Algunos residentes de las islas se mostraron molestos porque los gobiernos de Reino Unido, Francia y Holanda no enviaron ayuda antes a sus territorios de ultramar.
Las personas que dejaron sus casas en Florida comenzaron a regresar y se encuentran con un paisaje distinto, pero no destruido.
Hasta dos tercios de los hogares del estado quedaron sin electricidad y la reconstrucción de casas y negocios llevará tiempo.
Los vientos de Irma alcanzaron la segunda mayor velocidad entre los huracanes de la historia del Atlántico.
Pero el hecho de que perdiera parte de su fuerza antes de golpear la parte continental de Estados Unidos fue, sin duda, toda una salvación ante la catástrofe prevista para la población de Florida.