Roger Pinto (1960 – 2017)

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El senador que protagonizó una de las huidas más recordadas durante este Gobierno cayó en una avioneta y murió cuando iba a fumigar sembradíos en el Estado de Goias, Brasil, donde vivía asilado. Fueron dos años fatídicos los que vivió el exsenador, sin contar los anteriores desde que se vio forzado a buscar refugio en la sede de la Embajada de Brasil en La Paz. Allí permaneció largos 431 días hasta que por cuestiones “humanitarias”, los funcionarios diplomáticos brasileños decidieron trasladarlo en una movilidad hasta la frontera para salir del país. En Brasil vivió más o menos tranquilo, mediático como era no guardó formas para denunciar a los medios de ese país los vínculos del Gobierno del MAS con el narcotráfico. Después de un periodo extenuante cambió la modalidad de sobrevivencia y se dedicó a su profesión en la riesgosa misión del fumigado de plantaciones a vuelos rasos de la tierra. A finales de 2016 volvió a la palestra, Tras el accidente del avión de LaMia que llevaba al equipo de fútbol Chapecoense a Colombia, gran parte de la responsabilidad de la tragedia recayó sobre los hombros de la familia del exsenador porque el piloto estaba casado con su hija. Nuevamente momentos de dolor acusado Roger Pinto de ser socio de la aerolínea.

El pasado mes mientras manipulaba la avioneta que le servía como él mismo había declarado de fuente laboral, cayó mientras decolaba y no resistió a las múltiples heridas que lo mataron. Se lo recuerda por sus planteamientos y denuncias fuertes contra la actual administración. La oposición pierde un peón hábil de capacidad para el ataque.