En 11 años, la Comibol no pudo consolidar su rol productivo

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En 11 años de Gobierno, la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) no logró transformarse en una empresa productiva y ahora el Ejecutivo busca su reestructuración. Analistas creen que se deben definir políticas y manejar los principales proyectos mineros del país.
El documento  Fundamentos ideológico-políticos de la refundación de la Comibol como empresa corporativa, redactada por la entidad estatal, reconoce que  pese a los esfuerzos realizados la estatal minera no logró -desde la visión administrativa- establecer una política minero-metalúrgica institucional y adoptar una estructura adecuada y que esté acorde con la política del Estado Plurinacional.
El expresidente de la Comibol  Héctor Córdova señaló que la estatal minera funciona con una estructura organizativa que corresponde a los lineamientos del Decreto Supremo 21060 y el antiguo Código Minero (Ley 1777 de 1997), es decir como una empresa en liquidación que no debe inmiscuirse en las actividades productivas.
Sin embargo, con el nuevo rol que le dio el Gobierno, debe participar en la producción y ser el pilar de desarrollo del sector minero-metalúrgico. “Como hay esa contradicción, no puede avanzar con la velocidad que se necesita y es un centro de ineficiencia, cuando debe ser una empresa operativa. Todos los proyectos quedan frenados por esa estructura”, sostuvo.
Añadió que la Comibol tiene cierto capital, pero no el suficiente como para invertir y encarar proyectos mineros grandes y debe recibir apoyo económico para que la minería estatal sea un baluarte en el desarrollo del país.
Además no cuenta con el personal  adecuado, en parte porque las universidades ya no están formando profesionales en minas por el poco interés de los estudiantes. A esto se suman los bajos sueldos que se pagan en la estatal frente a los que ofrecen las empresas privadas.
Según Córdova, se necesita que como parte de la reestructuración la Comibol pueda controlar las operaciones y el excedente económico de manera organizada, pero eso no ha sido posible por la debilidad de la oficina central.
La planificación y definición de políticas deben estar a cargo de la estatal minera, aunque con la autonomía operativa de las empresas subsidiarias.
Para el exministro de Minería  Dionisio Garzón  lo importante es que el Gobierno defina con claridad qué rol debe cumplir la Comibol.
En su criterio, la entidad debe volver a ser la gran corporación que era antes de 1985, cuando tenía 18 empresas, incluida Vinto, no como ahora que sólo cuenta con tres: Huanuni, Colquiri y Coro Coro.
Hoy ni siquiera tiene control sobre el litio o el hierro del Mutún, que tienen sus propias empresas estatales.
“La reestructuración hay que hacerla con un  portafolio. Debería volverse al esquema de antes de 1985 con el manejo de fundiciones,  de la producción de no metálicos,  Salar de Uyuni, todas las operaciones de reserva fiscal y contratos de riesgo compartido”, anotó la exautoridad.
También debe controlar el oro  porque el país cuenta con un enorme potencial y reservas, pero la explotación ha sido entregada a las cooperativas que pagan bajos impuestos, pese a que es un metal de gran valor.
“Lo que se hizo  desde 2006 es renacionalizar    elefantes  blancos que privados no pudieron manejar. Yo pienso que la única manera de potenciar la Comibol es darle carácter  corporativo y que maneje todos los proyectos mineros importantes del país, incluyendo el hierro, litio y oro”,