21 F. Gajes del Oficio

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Como se vio, la gente se manifestó en las calles de manera espontánea sin que ningún líder político de la oposición interviniera en la convocatoria. Este es un primer elemento de análisis porque no orienta cabeceras de apoyo visibles al intento de la repostulación. Durante el tenso periodo que vivió el país para recuperar la democracia (1979 – 1982), Hernán Siles Zuazo había asumido la conducción del movimiento en el que decantaron -no muy cómodamente- las fuerzas de la izquierda aglutinadas en torno a su liderazgo. No ocurre el mismo fenómeno ahora; este factor debe sumar la capacidad de movilización de la clase media que conlleva el latente peligro de una aspersión de no distinguirse cabezas, o dicho en otras palabras: la temida dispersión del voto a la que apostará el MAS en una eventual candidatura del actual mandatario.

El efecto de esta comprobación es peligroso. La gente ganando las calles es algo que no se había visto a lo largo de este mandato presidencial. La sociedad ha recuperado su capacidad de movilización (2009-2018) y su instinto de preservación política. Ese es un hecho que debe preocupar al Gobierno que ha alimentado durante este tiempo su voracidad de engendrar demonios de salón sin envergadura física. El imperio y la derecha son visiones superpuestas que aluden a un monstruo sin pies ni cabeza. Nada en este escenario podría preocupar más al Gobierno que el surgimiento de una suerte de Macron francés que ordene el ruedo político con miras al 2019.

Dat0s intentó hablar sobre el post efecto del 21F pasado; sus consecuencias pero sobre todo sus salidas. Buscó a los presidentes de ambas cámaras legislativas. Incluso sabiendo que ni Gabriela Montaño ni el Gringo Gonzales antepondrán sus interés al factor Evo, son dos liderazgos posibles de una habilitación histórica. Queríamos saber en definitiva si el análisis de los presidentes de ambas cámaras legislativas permitía la posibilidad de un recambio y, de no ser así,  cuáles las expectativas a las que deberá acudir la mano invisible del poder en esta conyuntura. No encontró apertura y las preguntas se apagaron en el silencioso borroneo del wapp.

Antes de la movilización del pasado 21F varias autoridades y dirigentes del oficialismo desahuciaron el éxito de la movilización contra la repostulación. El canciller Fernando Huanacuni dijo que la contramarcha para decir Evo presidente superaría los 100 mil hermanos y hermanas. El acto en San Francisco, no orilló esa cantidad. En el análisis intrínseco de esa concurrencia la vara acabó midiendo la marcha contra la re. Pocos se animaron a ponerle números a la convocatoria aún sin la presencia visible de algún líder de la oposición.

El Ministro Romero copió algunos datos poco certeros sobre la concurrencia de la gente en las calles. La minucia de sus cifras hizo que el impacto fuera mayor. El viceministro de los movimientos sociales Arturo Alessandri insistió en la cantidad de gente movilizada a favor de la candidatura del presidente Evo Morales. “Yo no hablaría de una división, hablaría simplemente del ejercicio de un derecho democrático de algunos que disienten con esa visión de país y de una mayoría movilizada que apuesta a la consecución de este proceso histórico”.

Para conocer la versión desde el otro frente, visitamos el rectorado de la Universidad Mayor de San Andrés Waldo Albarracín que ese día tomó la palabra y se puso al frente ante miles de personas.

 

Sin dar nombres, orientado en la faena de avanzar sin echar culpabilidad al resto, cree que la principal universidad del país ha vuelto a despertar su conciencia y voz crítica no sin motivo. “Son momentos que exigen el concurso orientador”, dice. La guía no son recetas salidas de un libro. Es al revés, es un libro que se escribe para proponer.

El protagonismo de la UMSA ha trascendido sus aulas del saber; alguna vez sus estudiantes formaron filas en los campamentos de la guerrilla y estableció un rol decisorio cuando el país luchó por sus reivindicaciones colectivas. Waldo Albarracín no es un rector de la confrontación. Demuestra a lo largo de la charla su vocación concertadora en el rol que debe tener quien está llamado a moldear la educación de cientos de estudiantes. La UMSA fue intervenida y clausurada en los tiempos de la dictadura porque incomodaba al poder de turno; las ideas progresistas no convenían entonces a las élites militares y lo que se tenía que hacer se hizo para callar su voz.

Hoy si bien la situación dista mucho en parecerse a una clausura, el rector la UMSA dice que desde que fue fundada en 1830 nunca ha dejado de ser una voz autorizada, claro, él admite hechos puntuales y espacios para la protesta. Reconoce  -en un mensaje que parece va dirigido a sus cuatro paredes- que la UMSA había perdido su otra función: la de apropiarse de una causa como aliada natural del Estado y del pueblo.

Waldo Albarracín se resiste a cumplir un rol acusador sin semblante, aunque sí reconoce que la UMSA había perdido su referente de guía de la sociedad antes que se hiciera cargo de la conducción de la casa superior de estudios. Se remonta hace casi seis años cuando ganó el rectorado. “Para devolverle ese protagonismo de manera racional, sin apasionamientos pero con convicción, sabiendo que se encontraron vacíos en el orden ideológico, inclusive político”. Sin apuntar responsables, dice que asumió la necesidad de hacerlo en temas en los que se requiere fundamentos: energía nuclear,  medio ambiente, democracia, derechos humanos. “Temas y problemáticas de interés público y social que la universidad comenzó  a abordar promoviendo investigaciones para luego emitir, criterios, juicios y acciones”.

Hasta ahí el diálogo prosigue. Encuentra, sin embargo, una grieta al momento en el que por principio de orientación rompe la alianza natural que el mismo había propuesta en su relación con el Estado desde el momento en que la mentalidad colectiva exige respuestas ante los hechos puntuales. “Cuando asumimos nuestra gestión estábamos conscientes de que había que hacer respetar la autonomía; sin considerarnos una republiqueta intocable. La universidad  tiene compromisos de orden económico con varias instancias de control estatal; la necesidad de coordinar con el Estado para lograr un trabajo mancomunado. En esa lógica siempre estuvimos en una situación de apertura, pero creemos que debemos ser muy rigurosos en la evaluación del Estado”.

Pero esa relación tocó un punto crítico, se convirtió en una especie de toma y daca de fricción por el presupuesto universitario. “Una relación fatal”, advierte Albarracín. “¿Te imaginas relacionarte con el Estado solo para pedir presupuesto?”.  Las marchas de los estudiantes que salían a las calles se convirtieron en una pugna por plata. El rector vuelve sobre lo andado. La discusión con el Estado perdió el norte de andar juntos para establecer políticas de Estado. “Temas de desarrollo; quién sino las universidades para facilitar trabajos de investigación. Tenemos 54 carreras, 13 facultades, más de 40 centros de investigación, le ofrecimos eso”, dice como corolario de una relación que se tornó compleja. “Nosotros ofrecimos eso; el Estado entendió, no puedo negar que nos tomó en cuenta, pero últimamente ha asumido una actitud muy mezquina”. El punto de quiebre fue, dice Albarracín “el tratar de vendernos el charque que la preselección de abogados para las elecciones judiciales era un proceso transparente con la finalidad de mejorar la imagen del Poder Judicial. ¡Mentira!”.

Fue ese el punto de quiebre. “Participas, contribuyes en función de objetivos idóneos, pero no podíamos aceptar que el Órgano Judicial sea copado con gente funcional a sus intereses de garantizar el resultado de un referéndum”.

Por todos los antecedentes previos esta relación derivó en una quasi confrontación el pasado 21F. Ese día ante los anuncios de que la histórica plaza San Francisco albergaría a los adeptos al Gobierno, quizá para correrse y evitar enfrentamientos, la marcha contra la reelección derivó en el atrio de la UMSA; una concentración que midió el vertiginoso ascenso del descontento. “Era inevitable llegar al 21F con un discurso claro que va a generar una confrontación, no deseable porque no tiene sentido enfrentarte al Estado siendo la universidad estatal, el deseo es que la relación sea cualitativamente distinta, pero hay un Gobierno que ha priorizado lo político frente al orden constitucional”.

Recuerda en son de paz arriando las banderas blancas que en su gestión sólo se realizaron  tres marchas de protesta contra el Gobierno. “Una reclamando presupuesto, las otras dos por solidaridad con los desaparecidos en México y por el pueblo Palestino”. Dice que fueron manifestaciones grandes y concurridas. Por primera vez en lo que va de la charla Albarracín se pone en primera persona. “Yo me he encargado que no salgan más marchas; agotando el principio de concertación, de explicación de tus causas”.

El rector de San Andrés, allí por la época del Gobierno de Sánchez de Lozada, ocupó la presidencia de la Asamblea de Derechos Humanos. El pasado lo impulsa. “Entonces agotamos todas las instancias de diálogo hasta sugerimos una salida negociada con la convocatoria a un referéndum, pero como el Goni actuaba en la lógica de Sánchez Berzaín, entonces dijimos basta, ese señor se va”.

 

“TENGO ADVERSARIOS NO ENEMIGOS”

Campaña teñida de azul. “Me acusaron de masista”. Aclara que fue un eslogan de sus adversarios porque se considera un hombre de izquierda. “Nunca he sido masista”, rompe. Antes de entrar en el tema central de la entrevista dice una vez más que trató de concertar con el Estado. En eso surgieron los extremos. Lo que califica como inadmisible. “El Gobierno ha llegado a extremos de autoritarismo muy peligrosos, de convertirse en vitalicio. No podemos permitir eso, tenemos que salir al frente”.

La concentración del 21F contra la repostulación del presidente Morales derivó en el atrio de la universidad y lo tuvo a él como protagonista. Sin cabezas visibles ni los conductores tradicionales de la política nacional, esa tarde fue él quien tomó el micrófono. “Había la necesidad de dar la cara. Me  he sentido satisfecho en la medida que la gente está con el mismo estado de ánimo”, dice con mucha naturalidad pero advierte: “ojo que hay que tener cuidado”. “Este escenario es muy propenso para subirse al carro de la victoria, es por la misma idiosincrasia del boliviano que está acostumbrado en el facilismo de decir ´eres presidenciable´. No me parece justo aprovecharse de esta situación, subirte al taque”. Hace alusión a la imagen de Boris Yetsin, en el tanque para ganar indulgencias propias y ajenas, cuando Rusia buscaba opciones de cambio.

“Como seres humanos somos vulnerables a reforzar el ego en lugar de priorizar el colectivo. Es natural pero no es bueno. Esta es una lucha inevitable en la que debe ganar lo bueno”. Deja al devenir del tiempo identificar la cabeza del movimiento. Él no se brinda ni se excusa, deja al devenir de una organización colectiva que deberá seguir planteando resistencia en todos los frentes de forma pacífica. “Este país necesita un nuevo instrumento; quiero decir que la vieja política debe morir con el MAS y con los resabios de los gonis y los banzer. Hay la necesidad de construir una nueva opción”.

Albarracín como en el juego de bingo va llenando las casillas vacías. Plantea en sus intervenciones públicas tres escenarios posibles. La presión interna para hacer retroceder al gobernante a la repostulación, la otra: esperar el fallo de la Comisión Interamericana a la la que se ha acudido para un pronunciamiento. Y la tercera un lavado de conciencia de los miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE). ¿Qué va a ocurrir si ninguna de las tres estrategias surte efecto?, preguntamos. “Estoy seguro que la demanda internacional va a salir a favor, pero eso dependerá mucho del factor tiempo”. Algo importante: vuelve a explicar las prioridades del Gobierno, su agenda política en desmedro de lo legal y en medio de tinieblas buscar la reelección por todos los medios. Revela que cuando el Gobierno perdió el referéndum del 21F desechó la posibilidad de convocar una nueva consulta porque afirma que “habrían perdido por goleada”. Finalmente echaron mano de una elección para elegir a los miembros del Tribunal Constitucional Plurinacional TCP.

Poniendo las posibilidades en puerta el rector sigue con la palabra. “No va a pasar que el propio TCP revise su posición, han tenido el cuidado de elegir a su gente; la segunda opción si dará resultado. La Corte Interamericana los va a reventar; el tercer escenario es que el Tribunal Supremo Electoral haga respetar los resultados del referéndum del 21 F de 2016, es la instancia llamada para hacer respetar el voto, son ellos los que han procedido al conteo y han oficializado el resultado”.

Albarracín tiene cierta esperanza que el TSE resuelva este asunto por la profesionalidad de sus miembros. “Tengo esperanzas”, dice. “El TSE su presidenta y las personas que componen el tribunal incluido Exeni han estado públicamente dando ciertas luces sobre el tema”. Ese atisbo de esperanza que refleja Albarracín tiene un correlato “en la medida que vaya creciendo la tendencia de no aceptar la repostulación”. Menciona las últimas encuestas en las que el apoyo al presidente ha caído a un escuálido 24 por ciento. “Más del 60 por ciento rechaza la repostulación. Ya es muy grande la diferencia. En la medida que esto se convierta en un clamor ciudadano muy  amplio va a influir en las autoridades. Nosotros tenemos la esperanza de que ante un hecho irrefutable Evo desista, de un paso al costado. De que le sirve convertirse en candidato por la fuerza si eso puede regenerar mayor reacción negativa de la gente. Entonces perdería por goleada en las elecciones”. Ante todas esas alternativas de análisis y opciones el mismo rector de San Andrés pone el pie caliente sobre la plancha. “No podemos olvidarnos que la gente en el Gobierno es gente que sabe ubicarse políticamente”.

 

SOBRE LAS CABEZAS VISIBLES

En la parte final del diálogo hablamos de las opciones políticas de la oposición de enfrentar a Evo en una eventual disputa electoral. “El Gobierno está contento con la actual oposición, es una oposición funcional, controlable y previsible; ha dejado de ser una verdadera opción, la verdadera oposición es la que se está manifestando en las calles, eso le preocupa al Gobierno”. Albarracín opina que será ahí  donde la administración gubernamental le preste atención. “Empleará sus métodos para eliminarla, comprarla, recurrirá a fórmulas más efectivas para sacarla del camino. Si hay algo que sabe hacer Evo es eliminar a las personas que le hagan sombra. Lo ha hecho siempre, con las agrupaciones campesinas, con las organizaciones cocaleras, él se ha encargado de anularlos. En la medida que todas las organizaciones aglutinadas en contra de la reelección se sigan organizando, hay la esperanza de que Evo de un pie al costado”.

Finalmente, dice que nadie le está negando al MAS postularse a las elecciones, pero  vuelve a tocar  en la herida. “El principal enemigo del MAS es el propio Evo porque se ha encargado de convertir a su partido en un organismo sometido a fortalecer su propia imagen, es por eso que no se encuentra un candidato coincidente en las filas del partido de Gobierno”.

 

GAFES DEL OFICIO

El rector de San Andrés dice que hay que estar preparado a una eventual persecución de las cabezas que asuman la conducción del movimiento. “Fabricarán procesos, intervendrán teléfonos. Yo siento esa presión, me parece natural que eso suceda. Son gafes del oficio, no esperaba menos, lo siento en las redes sociales”, vuelve a hablar en primera persona. “En la actividad de los derechos humanos han pasado muchas cosas, uno va aprendiendo. Si todo el mundo se correría por esto entonces quien defendería la democracia. Creo que lo más importante es que las agrupaciones vivas que se han aglutinado sigan funcionando; darle continuidad a la protesta para que Evo renuncie, para eso hay que estar movilizados”.

¿Inmolaría su posición al frente de rectorado para asumir la cabeza del movimiento?, preguntamos No he entrado en profundidad en ese análisis porque mi cabeza está concentrada en la universidad,  en hacer una gestión importante y efectiva,  pero cuando se deba discutir esto hay que hacerlo sin iniciativas individuales, porque es jodido cuando una persona se auto convence que es él y nadie más; corre el riesgo hasta de frustrar grandes proyectos. Qué tal si en el camino de construir un nuevo instrumento, que es necesario, aparece una mujer que reúna los requisitos para una legítima representación del pueblo, habrá que apoyarla. Así sucesivamente hay que actuar en esa dimensión.

Repite: “Todo tiene su tiempo”.