La justicia argentina acorrala a Cristina Fernández de Kirchner
El horizonte judicial de Cristina Fernández de Kirchner es cada día más sombrío. Un día después de ser procesada como la presunta jefa de una asociación ilícita destinada al cobro de sobornos, la expresidenta argentina volvió a los tribunales. Se presentó a la citación del juez Sebastián Casanello, que tiene en sus manos otra de las seis causas abiertas contra ella. La conocida como ruta del dinero K investiga una red de lavado de dinero, presuntamente liderada por el empresario Lázaro Báez, acusado de enriquecerse con la concesión de obras públicas durante el kirchnerismo.
Casanello citó a la exmandataria por orden de la Cámara Federal, que vio indicios de posibles vínculos entre el dinero de Báez y el de Fernández de Kirchner, al estar ambos procesados en otras causas de corrupción. Como en anteriores declaraciones indagatorias, la expresidenta -en el cargo hasta finales de 2015- se negó a responder a las preguntas del magistrado y se limitó a presentar un escrito para negar sus vínculos con Báez y defenderse de la acusación.
“No solo desconozco por completo esta supuesta maniobra, sino que no existe ningún elemento de prueba que me vincule a la misma”, dice Fernández de Kirchner en el escrito, difundido a través de sus redes sociales, al tiempo que se declaraba nuevamente una perseguida política. “Podrán seguir vigilando mis movimientos y los de mi familia, escuchar de manera clandestina mis conversaciones telefónicas o excavar toda la Patagonia argentina o donde mejor se les ocurra, que nunca van a encontrar nada con lo que involucrarme, porque jamás me apoderé de dinero ilícito alguno”.
Báez está acusado de amasar una gran fortuna a la sombra del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), a quien conoció cuando este era alcalde de Río Gallegos (3.000 kilómetros al sur de Buenos Aires). El hoy empresario era entonces un humilde cajero de banco que pronto se hizo multimillonario como constructor. La llegada de Kirchner a la Gobernación de Santa Cruz primero y a la presidencia argentina años más tarde abrió a Báez la puerta grande del poder. Según una estimación preliminar del Tribunal Nacional de Tasación, el empresario acumuló bienes por al menos 745 millones de pesos (18 millones de dólares).
Con la llegada a la presidencia de Mauricio Macri, en diciembre de 2015, las causas judiciales que Báez enfrentó durante la anterior gestión se aceleraron. El testimonio como arrepentido de Leonardo Fariña, exempleado de Báez, dio un gran impulso a la causa y el empresario kirchnerista fue detenido en seis meses después.
Con la citación de este martes, son ya ocho las comparecencias de Fernández de Kirchner ante los tribunales de Comodoro Py (provincia de Buenos Aires) para responder por las causas abiertas contra ella. Desde el primer momento, la expresidenta y actual senadora se ha presentado como víctima de una persecución política y se ha llegado a comparar incluso con el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde abril e inhabilitado como candidato para las elecciones de octubre.
Fernández de Kirchner no ha hecho público aún si se postulará de nuevo a la presidencia en los comicios del año que viene 2019, pero muchos dan por descontada su presencia en las boletas a pesar de las causas judiciales que la acorralan. La que más la complica es la de los cuadernos de la corrupción, que investiga una supuesta red monumental de cobro de sobornos en la que hay involucrados exfuncionarios kirchneristas, empresarios y jueces. Un juez la procesó el lunes con prisión preventiva como presunta jefa de esa asociación ilícita, aunque Fernández de Kirchner no irá a la cárcel porque goza de inmunidad parlamentaria como senadora. Los fueros la protegen de ser detenida. Pero no impiden el avance de las investigaciones contra ella, que siguen su curso.