INVESTIGACIÓN: Por qué los jóvenes están transitando de la responsabilidad a la conciencia en materia de consumo de alcohol

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Foto: El País

“Se vende trago adulterado sin control”

“Tenemos más conciencia, estamos preocupados por los menores”

“Los papás deberían saber dónde están sus hijos”

“Estoy alerta cuando bebo por mi seguridad”

“La sociedad se volvió más permisiva, ve a menores de 15 años tomar en las calles y plazas y no dice nada”

“Las caseritas venden a menores porque solo les importa ganar”

 

Las opiniones pertenecen a jóvenes de 18 a 26 años en un estudio de GF realizado entre el 10 al 15 de octubre de este año para saber qué piensan los jóvenes del consumo de bebidas alcohólicas en zonas periurbanas de la urbe paceña. Dat0s Investigación reunió a estos jóvenes entre hombres y mujeres para conocer además por qué toman, con quiénes y por qué el asunto de consumo de alcohol se ha disparado en la sociedad. Una de las conclusiones del estudio apunta el hecho de que no existe control social y que se puede comprar todo tipo de bebidas a cualquier hora del día, indiscriminadamente, ni siquiera considerando la edad de los más pequeños. En opinión de los entrevistados estos factores ponen en riesgo la integridad física de las personas que consumen pero, sobre todo, son un factor de riesgo que apunta hacía el alcoholismo en la sociedad y a la inseguridad ciudadana habida cuenta de los innumerables casos de vejaciones y hasta crímenes que se escuchan, ven y registran a diario en las noticias.

Las mujeres son las que más cuidado tienen cuando deciden salir a tomar. “Somos bebedoras responsables”, aseguran. Ellas prefieren tomar en grupo, evitar la relación con extraños, subirse a movilidades seguras y no beber hasta perder el control. Preferentemente, en este grupo es importante la compañía entre ellas. “Tengo dos amigos que nos cuidamos entre los tres”, dice una de ellas. Otro varón corrobora: “Uno de mis amigos consiguió casa y me llevo a un lugar que no conocía, ni personas que conocía, pero no me paso nada; sin embargo es importante conocer con quien uno está tomando”. Esa opinión refleja el miedo de beber en mala compañía y el factor de riesgo de tomar sobre todo si eres mujer joven, aunque también este criterio se aplica entre los varones. Una de nuestras participantes reflejó el temor de sentirse acosada en una fiesta de la que no pueda salir y que la obliguen a beber más de lo necesario.

Este aspecto no tiene tanto valor entre los jóvenes varones del mismo grupo que si bien manifiestan que son conscientes de los peligros que rodea el consumo indiscriminado de alcohol; beben sin parar hasta tambalearse. “A veces no sabes qué y con quiénes acabas bebiendo”. “Para festejar con los amigos hasta morir, sin desconocidos en lo posible”, dice uno de nuestros entrevistados. Otro cree que en este tipo de situaciones es posible que se cometan robos y hasta violaciones. En Bolivia el ritmo del consumo ha crecido por la cantidad de entradas, fiestas patronales que se organizan en los mismos barrios, en calles y avenidas donde se conmemoran este tipo de acontecimientos donde el alcohol se expende sin ningún temor. “En la fiesta de Chijini he visto chicos de 15 años ebrios y nadie dice nada”, asegura uno de ellos.

Otras razones para beber están relacionadas a los cumpleaños de compañeros de estudios o trabajo. Cuando esto ocurre los jóvenes varones y mujeres lo hacen ahí mismo en las plazas donde además existe la posibilidad de buscar aprovisionamientos en tiendas de barrio o en lugares de comercio que venden abiertamente todo tipo de “preparados que bajan de El Alto”, advierten. Las mujeres son más cuidadosas en este aspecto porque dicen que ver tomar a una mujer en una plaza es mal visto; aunque, hay señoritas que prefieren beber en lugares abiertos que en bares donde existe más peligro del qué te están sirviendo. Hay mujeres en otros grupos que prefieren beber en lugares abiertos para evitar el contacto con desconocidos. En su generalidad los entrevistados señalan que beber es muy “accesible en costo y no te preguntan cuántos años tienes para vender”. “Las caseritas de la tienda igual te venden no hay control”.

En cuanto al qué tomar, el grupo de mujeres dice que les gusta de todo, no hay padrones de consumo o preferencias, puede ser que comiencen la fiesta con bebidas suaves como cerveza pero después por lo general, acaban consumiendo ron, singani, los llamados “tapaditos”, combinación de cócteles preparados con singani y refrescos de todo color; a las mujeres les gusta el fernet y pocas se inclinan por el whisky o bebidas más fuertes. El consumo, claro, tiene que ver con el poder adquisitivo de los bebedores, pero como la oferta es tan variada ellos aseguran que acaban tomando cualquier trago sin ningún tipo de problema.

Ya los hombres del mismo rango de edad y condición económica dicen que para beber se juntan en espacios abiertos para comenzar. Citan como punto de encuentro el edificio Quinto Centenario, predio ubicado al frente de la UMSA. Para este grupo de varones tomar tragos finos no es un factor que prime. Toman en las calles, callejones; mencionan el argot “pasillos”, plazas públicas, muchas veces lo hacen en grupos de amigos caminando. A ellos, como al resto de los grupos entrevistados les llama poderosamente la atención el poco control que se ejerce en la venta de bebidas alcohólicas.

Influye el comportamiento colectivo por la cantidad de entradas y otros acontecimientos sociales que se viven a diario. “Bolivia es un país con altos índices de consumo de alcohol”, opinan tanto hombres y mujeres que fueron seleccionados en el estudio. Creen que la cantidad de oferta hace muy fácil caer en el alcoholismo. “La venta es libre e indiscriminada”, aseguran. Varios entrevistados refirieron ejemplos puntuales. Una de ellos menciona: “Los más chicos han perdido el miedo. Se los ve tomando cuando hay fiestas en los barrios. Nadie dice nada”. “Antes en el colegio se respetaba, ahora mi hermanito de 10 años me cuenta que se toma bastante en el recreo”. Siguiendo en esa lógica otra de las entrevistadas aporta un nuevo dato: “Mi hermana de 10 años se ve presionada en la escuela por su propios compañeros para tomar”.

 

El factor familia

Los jóvenes entrevistados tanto hombres y mujeres expresan su preocupación por la falta de control que ejercen los padres en el hogar sobre todo cuando se menciona a los menores de edad. “A los papas no les interesa donde están sus hijos”, afirman. Este descuido advertido por los entrevistados en el entorno familiar hace que estén pasando una transición consciente para evitar que los menores caigan presas del alcohol barato que se vende en las calles. “Los padres deberían saber dónde y con quienes están sus hijos menores”. Son de la opinión que el consumo desde corta edad puede derivar en alcoholismo mañana.

“Es un peligro, nosotros de alguna manera sabemos, estamos conscientes, pero los menores están en peligro”, afirman. “Yo he escuchado lo que le dicen a la sobrina de una amiga que tiene 14 años, su mamá: ´toma servite´, prefiero que tomes conmigo a que tomes en otro lado”.  “Yo conversaba con una profesora de mi colegio, que ahora ya no se puede llamar la atención a los alumnos. Pasa que ahora los papas son muy permisivos dándoles muchas cosas”. En el grupo de estudio tanto los hombres como las mujeres responsabilizan a los padres “que son demasiado permisivos con los memores”.

Por eso, uno de los aspectos de interés e importancia en ellos es la seguridad. “Cuando tienes exceso de oferta de bebidas acabas tomando lo que sea sin medir los riesgos”. Hay entre ellos quienes mencionan no explícitamente la palabra violación, pero dan a entender que se corre  ese riesgo. Entre los varones se dice que toman todo tipo de trago; ron, vodka, singani; bebidas fuertes para embriagarse. El Lix es un trago que se ha puesto de moda, uno de los más consumidos a Bs. 10 la botella de 1 lt. 1/2.  En cierto estado de embriaguez pierde relevancia saber con quiénes estas tomando, aunque – igual que las mujeres- los varones explican que son conscientes del peligro de beber con desconocidos. “De las malas experiencias uno aprende a ser más responsable”, dicen. Pero el principal peligro es que el consumo se siga extendiendo como una “alternativa”.

 

Factor conciencia y seguridad

Existe entre los participantes de los GF estudiados una mayor conciencia sobre los factores de riesgo que conlleva tomar en exceso. Afirman que son más conscientes. “Sí bebemos responsablemente”, afirman sobre todo las mujeres. Opinan que beber no es malo si lo haces con medida. “Todos toman a cualquier edad, pero es malo si lo haces en exceso o todos los días”.  Las mujeres reiteran que se ponen límites cuando toman. “A veces cuando tomas te pones alerta por tu seguridad”, sobre todo cuando se consumes tragos baratos. Los que se han puesto al alcance de todos.