Fernando Tuma. Apuesta por el desarrollo y por nuevas rutas de exportación

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Fernando ´Chacho´ Tuma es presidente de la Compañía de Cemento Camba COCECA S.A. Son las ocho de la mañana. A esa hora baja de la parte posterior de una movilidad en las puertas del Hotel Marriott. Puntual, se sienta frente a nosotros este hombre de unos 65 años que nueve sus ojos claros de un lugar a otro. Con una precisión asombrosa contempla desde su posición diversos ángulos en un mismo tema, quizá es una forma de demostrar el por qué y cómo se hacen los verdaderos negocios. Nadie pensaría que este empresario mueve una gigantesca economía que entre él y su competencia podrían en los siguientes años desplegar inversiones multimillonarias. Tiene planeado producir un millón de toneladas de los seis millones de capacidad instalada que tendrá el país cuando entren en producción las cementeras estatales de Oruro y Potosí.

Sin hacer mucha bulla cree que el secreto de una alianza con el Estado -como ha sucedido en China- es que el Gobierno construya Megaobras y las deje administrar al sector privado. “La clave es la planificación”, asegura. “En Brasil hay un plan económico hecho para 50 años y de políticos de izquierda, derecha, ultraderecha; deben mantener el ritmo de la economía y las instituciones se encargan de que no se tumben. ´Planeamiento es la palabra sabia. Tenemos que planificar Bolivia a 50 años y todos los políticos deben adecuarse a ese plan maestro. No puede entrar un Gobierno y borrar lo que ha hecho el otro”.

Afirma que los negocios en Bolivia no se parecen a los que se hacen en otros países. “Aquí hay que luchar 10, 20 años”. “Mi padre me decía que la fe y la constancia mueven montañas”. Está convencido que para desarrollar el país lo mejor son las alianzas entre el sector público y el privado. “La economía tiene que tener pilares firmes, toda la infraestructura civil de las obras que se están construyendo tienen que estar sustentadas con una economía firme porque hay que pagarlas”. Para eso él hace una acertada diferencia. “Los recursos no renovables como el gas y los minerales no deberían ser el pilar de nuestra economía. La principal fuerza en Bolivia son los Agronegocios porque son renovables. No tenemos que inventar la pólvora”, dice.

“Es importante que el empresario boliviano se valorice, hacer valer nuestros intangibles representa entre el 20 al 30 por ciento de los negocios. Usted como local tiene que valorizar su aporte porque Bolivia es de los pocos países que todavía hay mucho para hacer; está en la mira de grandes ´players´ del mundo pero tienen que buscar un aliado boliviano y allí debemos hacer valer lo intangible; nuestra idiosincrasia, la cultura”. Recomienda: “Hay una falta de apoyo al sector constructor, las constructoras bolivianas deberían ser privilegiadas por el Gobierno. Todas las empresas que llegan tras grandes proyectos si se alían con bolivianos deberían sumar un 10 en la calificación, ellos vienen con tecnología moderna; nuestros constructores deben comenzar a jugar en las grandes ligas”

Dice que se formó en la universidad de la vida. Salió bachiller del Nocturno Santa Cruz, no es profesional; eso no le ha impedido levantar una de las compañías más importantes de Bolivia. No le tiene miedo a la competencia y menos a las inversiones. En ese empeño destaca el virtuosismo de la construcción del gasoducto Bolivia – Brasil que a pesar de haber demorado 27 años permitió en poco más de dos años construir una obra que atraviesa pantanales, bosques y mejoró los ingresos para el país.

Fue una charla útil con un hombre de una visión gigantesca. El comenzó de cero. Siempre contemplando una escalera por donde subir buscando oportunidades. “Santa Cruz ha sido la gran locomotora para nuestra generación, yo empecé en los años 70 viajando a Brasil para importar materiales de construcción en el tren a leña. Vimos crecer Santa Cruz desde el carretón, el tren a leña, el tren a diésel y ahora los grandes proyectos”. El tiempo ha servido en su caso hasta lograr lo que tiene hoy: una de las empresas cementeras más importantes; líder del rubro, exportando klinker a países vecinos y fijándose con altruismo ciertas metas.

 

¿Su relación con Brasil ha sido importante para consolidar lo que tiene hoy? Buscaron alianzas porque nosotros agregamos contactos, manejo, idiosincrasia. El grupo Votorantim nos ayudó a montar una molienda que era 100 por 100 del grupo Tumpar Pareja; en la segunda etapa el grupo brasileño entró en la sociedad exportando klinker. Santa Cruz tenía una demanda no atendida de cemento, los albañiles y el pueblo dormían en la calle. Ese fue nuestro gran desafío para aportar a nuestro pueblo y a la gran Santa Cruz. Cuando Itacamba entró al mercado, la bolsa de cemento costaba 58 bolivianos ahora estamos peleando entre 44 y 45, la competencia es sana el pueblo está comprando cemento a buen precio.

 

¿Es buena la competencia? Estamos diseñando un modelo de construcción que consuma más cemento. El presidente nos anunció que ya no se va a construir ni importar asfalto que todas las carreteras van a ser de pavimento rígido. Esa decisión es correcta y tiene lógica porque la CAF el BM y los otros organismos financiadores sugieren que países pobres en desarrollo hagan carreteras con pavimento rígido, sencillamente porque no tenemos presupuesto para hacer mantenimientos cada tres años y peor en Bolivia que no producimos asfalto. Esas son buenas noticias para nosotros, además hemos hecho conocer al presidente que no solo tenemos que cortar la importación de asfalto sino reemplazarla, tenemos que demostrar que técnica y económicamente el cemento es mejor para las carreteras.

 

¿Ocurre el mismo fenómeno con los grandes proyectos en curso? Sugerimos que se tienen que frenar las importaciones de cemento. Bolivia sigue comprando del Perú en un promedio 40 a 50 millones de dólares por año. Eso es mucho para un país que tiene excedentes de producción. Ahora con la entrada en producción de la fábrica de cemento de Oruro y la planta de Potosí va a haber sobreproducción, eso es bueno porque el cemento genera su propio mercado. Habiendo sobreoferta la gente va a construir más, la gente se está preocupando en construir carreteras de cemento, hidroeléctricas, hay todo un movimiento de grandes proyectos con cemento.

 

¿El empresario debe arriesgar para ganar? Esa es la característica del empresario cruceño la agresividad, somos innovadores, estamos constantemente aumentando la inversión. No le tenemos miedo a la inversión, creemos que Bolivia es un país en el que hay que hacer mucho. Ahora mismo estamos impulsando junto a la Federación de Empresarios Privados el ramal Motacusito – Puerto Busch, necesitamos a corto plazo una salida al Atlántico.

 

¿Se trata de un financiamiento privado? Estamos tratando de hacerlo público – privado, hay que hacer las vías de acceso a Puerto Busch, esa es una obligación del Estado, 140 kilómetros de acceso carretero y ferroviario hacía puerto Busch, el tramo de la carretera ha sido desarrollada por la empresa Conal y nosotros hemos presentado un proyecto para la construcción del ramal Motacusito – Puerto Busch. Sería el ramal más importante que tanga el Tren Bioceánico porque une Paraguay, Argentina y Uruguay, dos países sobre el Atlántico y Paraguay sobre el rio Paraguay.

 

¿Por qué la importancia de Paraguay? Bolivia debería copiar el modelo de Paraguay que es un país sin mar, pero a través de la Hidrovía tiene una logística tan eficiente como el mar, es el tercer país en el mundo con remolcadores y barcazas, el país que mejor explota la Hidrovía , tiene costos eficientes en agricultura y Agronegocios.

¿Qué utilidad más le encuentra a esta obra? Si logramos que el 50 por ciento de nuestras importaciones y exportaciones vengan por el Atlántico, recién Bolivia tendrá buena posición para negociar con Chile. Ojalá pueda hacerse realidad este proyecto a corto plazo; dos o tres años como máximo.

 

¿Es optimista en cuanto al futuro? Tenemos girar nuestra economía. Debemos fijarnos en los Agronegocios. Es una gran cosa que el Gobierno haya aceptado el etanol, es una energía renovable, el gas se agota, los minerales se agotan; el presidente anuncio que vamos a aceptar el biodiesel, la biotecnología; esos son pasos que nos muestran que nuestra economía cada vez va a ser más sólida si entramos en la energía renovable y consolidamos los Agronegocios.

 

¿Cree en las alianzas? En Bolivia hay Megaproyectos capaces de competir con créditos en el exterior; la construcción del ramal Motacusito – Puerto Busch va a requerir 600 millones de dólares; pero proyectos de 200 a 300 millones la banca privada en Bolivia ofrece condiciones muy competitivas en el mundo.

 

¿Usted es de los que cree que el peso de un negocio radica en poder acceder a créditos? Claro que sí, creo que los proyectos deben estar amparados en financiamientos muy cómodos, nosotros hemos vivido en nuestra generación pagando 22 por ciento 24 por ciento de intereses y no podíamos conseguir crédito a más de tres años plazos, han sido épocas duras. El acceso al crédito ha sido muy positivo para nuestra economía, el crédito a la vivienda es el motor de la construcción porque hoy se accede a un crédito con cero de capital y en bolivianos. Eso quiere decir que el boliviano está pudiendo financiarse una casa en cómodas cuotas.

 

¿Por qué dice que Santa Cruz es la locomotora de Bolivia? Varias cadenas mundiales están poniendo los ojos en Santa Cruz. Además por el sector de los Aagronegocios que en los próximos años deben superar las exportaciones de gas y minerales, recursos que se van a agotar. No nos vamos a equivocar si cambiamos de ángulo y apuntamos a los Agronegocios. Santa Cruz todo el oriente y el altiplano tienen áreas donde producir. He leído el Plan de Negocios 2020 – 25 habla que los Agronegocios tienen que crecer 12 millones de toneladas, si llegamos a esos índices que son alcanzables necesitamos infraestructura para las exportaciones. La logística es la ciencia que hace posible que las cosas sucedan a menor costo.