El veredicto de culpabilidad de Joaquín “El Chapo” Guzmán fue tan contundente como la evidencia presentada durante los tres meses del colosal juicio contra el mexicano en Nueva York.
El jurado halló este martes a “El Chapo” culpable de los diez cargos que enfrentaba por narcotráfico y lo dejó expuesto a una sentencia de cadena perpetua.
Quizá sea un desenlace previsible para un narco célebre como Guzmán, tras un juicio público que ventiló de forma inédita en Estados Unidos detalles sobre las operaciones de una organización como el cartel de Sinaloa.
Tanto la fiscalía como la defensa coincidieron en que hubo una “avalancha” de evidencia presentada contra “El Chapo”, cuyos abogados indicaron sin embargo que evalúan apelar.
La gran duda que intrigaba a expertos y curiosos desde antes de iniciarse el juicio era qué pruebas tenía realmente el gobierno de EE.UU. contra Guzmán, de 61 años.
Después de todo, los capos narcos suelen cuidar con quiénes hablan de negocios, eludir evidencia que los incrimine y eliminar posibles testigos de sus crímenes, con amenazas o violencia.
Pero entre toda la evidencia presentada por el gobierno en el juicio -incluidos 56 testigos, decenas de grabaciones e imágenes- sobresalieron algunos testimonios y pruebas que se corroboraron entre sí.
BBC Mundo destaca tres piezas cruciales de evidencia para que “El Chapo” fuera declarado culpable tras más de una semana de deliberaciones del jurado.
1. Las llamadas interceptadas por el FBI
En el año 2011, investigadores de EE.UU. accedieron a un tesoro de pruebas contra Guzmán: hasta 200 llamadas telefónicas y mensajes de texto del narco manejando su organización.
En varias de esas grabaciones reproducidas en el juzgado se escuchaba a “El Chapo” hablar con personas de su círculo más íntimo sobre negocios de drogas, sobornos a autoridades, violencia o cómo tratar con la policía y rivales.
“El que venda perico (cocaína) no lo vayas a fusilar“, decía Guzmán a su jefe de seguridad, Orso Iván Gastélum Cruz, alias “Cholo Iván”, en una de las llamadas.
Pero ¿cómo logró obtener esa evidencia el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) de EE.UU.?
Fue a través de Christian Rodríguez, un técnico en informática colombiano que siendo apenas veinteañero instaló en 2008 el sistema encriptado de comunicaciones de “El Chapo”, vía internet con un servidor principal protegido por firewall.
Rodríguez también proporcionó a Guzmán un software para espiar celulares y computadoras de sus allegados, esposa y amantes, algo que se volvió una obsesión del capo, según relató.
Cuando el FBI supo del trabajo de Rodríguez, le tendió una trampa: uno de sus agentes se hizo pasar por un gánster ruso en un hotel de Manhattan y le grabó hablando de sus servicios.
Ante el riesgo de pasar el resto de su vida tras las rejas, el joven informático aceptó colaborar activamente con EE.UU.
Por un lado, Rodríguez facilitó el acceso de los investigadores al servidor que recibía las llamadas encriptadas de Guzmán y sus hombres, dijo al testificar en el juicio Stephen Marston, un agente especial del FBI.
Además avisó sobre el uso del software espía, que los investigadores también interceptaron.
Así fue como todo eso llegó hasta la corte de Brooklyn, donde hubo medidas especiales de seguridad para evitar que se retratara el rostro de Rodríguez, quien hoy vive en un lugar no revelado de EE.UU.
Durante sus deliberaciones antes del veredicto, el jurado pidió volver a escuchar una de esas llamadas de Guzmán.
Es difícil pensar en evidencia más dañina e incriminatoria para “El Chapo”.
2. Los hermanos Cifuentes
Una sorpresa en el segundo día de deliberaciones del jurado fue su petición de revisar el testimonio completo de los hermanos Alex y Jorge Cifuentes.
Se trata de dos narcos colombianos que operaron junto a “El Chapo” y testificaron en el juicio como dos de los 14 cooperantes de la Fiscalía con el objetivo de reducir sus propias sentencias.
Aunque se desconoce por qué el jurado quiso revisar su testimonio -cientos de páginas con la transcripción de lo que dijeron- sí se sabe que los hermanos Cifuentes aportaron información valiosa en el juicio sobre “El Chapo”, su vida como fugitivo en las montañas de Sinaloa y cómo movía drogas desde Colombia o Ecuador hacia EE.UU.
También se sabe que fueron ellos quienes acercaron al informático Rodríguez a “El Chapo” para que instalara su sistema encriptado de comunicaciones.
De hecho, Alex Cifuentes, quien fuera secretario de Guzmán entre 2007 y 2013 en Sinaloa, contribuyó a corroborar para el jurado el contenido de algunas de las llamadas interceptadas.
Testificó además que Guzmán le pidió que matase a Rodríguez cuando supieron que colaboraba con el FBI (lo que pudo servir para apoyar la acusación de conspiración para asesinato) y ofreció detalles sobre el envío a Sudamérica de dinero producido por ventas de drogas en EE.UU. (lo que pudo apoyar el cargo sobre lavado de dinero).
También lanzó una de las bombas noticiosas del juicio al asegurar que “El Chapo” pagó US$100 millones en sobornos al expresidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien ha negado la acusación.
La defensa procuró cuestionar la credibilidad de los dos hermanos, señalando que provienen de una familia que se dedicó durante décadas al narcotráfico y que querían hundir a Guzmán con mentiras para salvarse ellos mismos.
Pero el hecho de que el jurado haya solicitado revisar por completo lo que ambos dijeron sugiere que se tomó en serio esos testimonios.
3. El frío testimonio de “Chupeta”
Juan Carlos Ramírez Abadía es otro narco colombiano que fue protagonista del juicio a “El Chapo”, al punto que eclipsó al célebre mexicano con su testimonio y su rostro desfigurado por las cirugías plásticas.
Ramírez, más conocido como “Chupeta”, reconoció haber ordenado unos 150 homicidios y liderado una organización criminal en Colombia que exportó unas 400 toneladas de cocaína a EE.UU., más de lo que señalaba la acusación al propio Guzmán.
“Chupeta” fue un gran proveedor de cocaína de “El Chapo” entre 1990 y 2007, cuando lo arrestaron en Brasil para ser extraditado a EE.UU., donde permanece en prisión.
En los argumentos finales del juicio, la fiscal Andrea Goldbarg indicó que “Chupeta” envió al cartel de Guzmán 55 toneladas de cocaína entre 2003 y 2005.
Para apoyar esto, Goldbarg citó los libros de contabilidad que “Chupeta” llevaba personalmente y presentó en la corte. A los cargamentos de cocaína enviados al cartel los llamaba “Juanitas”, y al Chapo lo identificaba con las letras “Cha”.
Durante sus deliberaciones, el jurado también solicitó revisar el testimonio de “Chupeta” y sus libros contables sobre las “Juanitas”, con los años y meses de cada envío.
Todo indica que esa evidencia contribuyó a probar el primero y más importante de los cargos que enfrentaba Guzmán como miembro de una empresa criminal continua.
Según el jurado, se demostró que Guzmán era uno de los líderes de esa organización criminal, que movilizó al menos 150 kilos de cocaína y recibió US$10 millones o más en ingresos brutos durante un período de 12 meses.
Y esa parte del veredicto deja a “El Chapo” enfrentado inevitablemente a una sentencia de cadena perpetua obligatoria, a ser anunciada en junio.