El milagro asiático que EE.UU. presenta como ejemplo para Corea del Norte

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Tiene un solo partido, no permite oposición, mantiene un “liderazgo absoluto y directo” sobre casi todo y ha conducido, según Amnistía Internacional, una “represión implacable contra la disidencia”.

Sin embargo, desde finales de los 80, Vietnam tiene también una de las economías más florecientes y prósperas de Asia.

Y a diferencia de Cuba, Venezuela o su vecina China, ha jugado una carta que lo hace único entre los llamados “países socialistas”: mantiene fuertes lazos con el enemigo histórico del comunismo, el “imperialismo” de Estados Unidos.

Su modelo de reformas económicas fue estudiado hace años por el gobierno de Raúl Castro y -aunque no llegó a fructificar en la isla del Caribe- algunos expertos esperan que ahora pueda ser también un ejemplo para otra economía socialista: Corea del Norte.

El líder de ese país, Kim Jong-un se reúne este miércoles en la capital vietnamita con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una segunda cumbre en la que continuarán debatiendo el tema de la desnuclearización.

Pero para muchos, se trata también de la posibilidad de que Kim vea con sus propios ojos lo que podría ser su país si sigue los preceptos económicos que Vietnam inició hace más tres décadas.

El domingo, Trump advirtió que el líder norcoreano sabe que, “sin armas nucleares”, Corea del Norte podría convertirse rápidamente en “una de las grandes potencias económicas” del mundo.

Y meses antes, el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo llamó a Pyongyang a seguir el “ejemplo” de Vietnam.

“El presidente Trump cree que Corea del Norte puede seguir el camino de ustedes. Si aprovecha la oportunidad, lo logrará. El milagro puede ser suyo. El milagro de Vietnam puede repetirse en Corea del Norte”, alegó.

Para diversos analistas, la capacidad de Hanoi de mantener un solo partido, un estricto sistema de control y aun así integrarse a la economía global puede ser una perspectiva atractiva para Kim.

De hecho, durante los últimos tiempos, varios funcionarios de Corea del Norte han visitado el país para conocer particularidades de su movimiento de cambios.

Pero ¿en qué consisten las reformas que llevaron a Vietnam a convertirse en una de las naciones prósperas de Asia y en qué medida son aplicables a la realidad norcoreana?

Desarrollo “socialista”

Kim es el segundo líder de Corea del Norte que visita Hanoi desde que su abuelo Kim Il-sung visitara a Vietnam en 1964.

Pero la realidad allí ha cambiado mucho desde entonces.

Vietnam pasó de ser una economía de planificación marxista y un país pobre a ser una potencia del sudeste asiático, con un crecimiento económico promedio de 6-7% anual mantenido durante las últimas dos décadas.

Algunos han llamado como un “milagro asiático”.

Todo comenzó con un proceso de reformas conocido como Do Moi en el año 1986, en el que el país legalizó y después incentivó la creación de empresas en régimen de libre mercado.

Comenzó su cambio con reformas de base en la agricultura colectivizada y se fue ampliando a diversos sectores que diversificaron notablemente su economía.

La nación del sudeste asiático pasó a establecer una ley de inversión extranjera, normalizó su relación con el resto de los países del mundo -incluido su enemigo EE.UU. y privatizó muchas de sus corporaciones estatales.

“Antes de la reforma, Vietnam solía importar un millón de toneladas de arroz al año, pero ahora somos un importanteexportador de arroz y productos agrícolas“, explica a la BBC Le Dang Doanh, un exasesor del gobierno vietnamita.

Los pasos fueron bien vistos por la Casa Blanca, que levantó el embargo comercial en 1994 y, un año después, Vietnam se unió a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y, en 2007, se convirtió en miembro de la OMC.

Apertura política limitada

El creciente ascenso económico y apertura comercial fue seguido, en cambio, por una reafirmación de la primacía del Partido Comunista y por el desarrollo de una mística en torno a su pasado heroico, ya no más con tintes soviéticos.

En 1991, cuando la URSS se estaba desmoronando y Vietnam tuvo que adaptarse a una nueva realidad, el “pensamiento de Ho Chi Minh” se convirtió entonces en una de las ideologías rectoras del país, junto con el marxismo-leninismo.

Pero dio paso también, según los analistas, a una liberalización política limitada y a una visión internacional más incluyente que de la otra “potencia socialista”: China.

“Vietnam ha aprendido cómo perseguir una política exterior multidireccional, para evitar depender de una economía y para construir sistemas modernos de financiamiento y banca”, considera Le Dang.

Y aunque las discusiones sobre un sistema multipartidista están estrictamente prohibidas, los vietnamitas han disfrutado de una mayor libertad en sus vidas económicas, religiosas y sociales, según explica el servicio vietnamita de la BBC.

Los viajes al extranjero, especialmente a los países vecinos, se han vuelto comunes y existe una coexistencia contradictoria entre una censura oficial de los medios y un discurso animado no oficial en Facebook.

“Vietnam ha establecido la aspiración de convertirse en una nación desarrollada para 2045”, asegura a la BBC Vu Minh Khuong, profesor de la Universidad Nacional de Singapur y asesor económico del actual primer ministro vietnamita.

El ejemplo vietnamita

Para llegar a ese punto, Vietnam vivía -y también tuvo que enfrentar- situaciones similares a la de Corea del Norte.

Ambos son países gobernados por partidos comunistas y han conocido el peso de las sanciones internacionales.

En el caso de Pyongyang, por el desarrollo de armas nucleares, y en el de Hanói, por ocupar un país extranjero”.

Aunque Vietnam derrocó al régimen de los jemeres rojos en 1978, su ocupación por 11 años de Camboya dio a EE.UU. motivos para presionar al FMI y al Banco Mundial para que negaran ayudas a Vietnam.

Pero según el Instituto Lowe, un think tank con sede en Australia, quizás el mayor paralelo entre los dos países es el deseo de Pyongyang de reformar su economía, tal como lo hizo Vietnam progresivamente desde la década de 1980.

“Corea del Norte podría aprender de este gradualismo pragmático“, opina Minh.

Dang, por su parte, también coincide en que, aunque puede haber grandes diferencias, la experiencia de Vietnam en el desarrollo del sector privado, la atracción de inversiones extranjeras y una mayor integración internacional pueden ser útiles para Corea del Norte.

Pero no todo es coser y cantar: por ahora la posibilidad de una Pyongyang próspera todavía forma parte del terreno de la ciencia ficción.

El largo camino

Para empezar, a menos que Trump y Kim se pongan de acuerdo en qué significa desnuclearización y comiencen a trabajar en ello, la comunidad internacional no levantará las sanciones, por lo que será difícil para los inversionistas extranjeros incluso pensar en Corea del Norte.

Los expertos señalan, además, que Kim también tendría también que convencer a la élite de Corea del Norte de que la apertura es un triunfo de sus políticas a largo plazo, no una capitulación ante las fuerzas del mercado.

Pero no sería todo.

El editor del servicio vietnamita de la BBC Giang Nguyen, que vivió en Hanoi durante los inicios de la apertura económica, recuerda que cuando Vietnam comenzó las reformas, el tamaño de su población era de unos 65 millones, mientras Corea del Norte tiene unos 25 millones, lo que también se traduce en una menor mano de obra.

Otro elemento, en su criterio, es que la agricultura vietnamita siempre ha estado bien desarrollada, desde la época colonial francesa, cuando el Delta del Mekong se convirtió en la “canasta de arroz” para toda Indochina.

“Entonces, una vez que el gobierno comunista en Hanói resolvió los problemas con la agricultura colectiva a fines de la década de 1970, principalmente mediante la liberalización del mercado del arroz, los vietnamitas nunca experimentaron las dificultades o murieron de hambre como en Corea del Norte”, señala.

Mientras, Un-chul Yang, investigador principal del Instituto Sejong de Seúl asegura a la BBC que otra clave estaría en un cambio en la estructura industrial de Corea del Norte, dado que ese país sigue dependiendo en gran medida de la agricultura, con más del 22% de su población trabajando en el sector.

Pero primero, señala, necesita normalizar sus relaciones con Estados Unidos.

A partir de ahí, entonces, se verá si sigue el “milagro vietnamita”.

Para muchos la cumbre de este miércoles en Hanói es al menos un primer paso.