Un paciente parece haberse curado de una infección con VIH, el virus causante del sida; apenas la segunda ocasión desde que empezó la epidemia global.
El anuncio fue hecho casi exactamente doce años después de que el primer paciente fue curado, un hito que los investigadores habían intentado repetir. El éxito sorpresivo del segundo paciente confirma que es posible, aunque difícil, curar la infección del VIH, de acuerdo con los investigadores.
El equipo de científicos publicó los resultados en la revista Nature el 5 de marzo.
En público, los científicos han descrito el caso como una “remisión a largo plazo”. En las entrevistas la mayoría de los expertos sí la llamado “cura”, con la advertencia de que es complicado saber si esa es la palabra correcta debido a que solamente hay dos casos comprobados.
Esos dos logros se dieron por medio de transplantes de médula ósea a los pacientes con la infección. Pero esos transplantes pretendían tratar el cáncer de los pacientes, no el VIH.
Es poco probable que ese método sea una opción de tratamiento realista en el futuro cercano. Ya hay medicamentos poderosos usados para controlar la infección mientras que los transplantes son riesgosos y los graves efectos secundarios pueden durar años.
Pero los expertos dijeron que reforzar el sistema inmunitario del cuerpo con células modificadas para resistir el virus de inmunodeficiencia humana podría ser un tratamiento práctico y exitoso.
“Esto va a inspirar a la gente: la cura no es un sueño”, dijo Annemarie Wensing, viróloga del Centro Médico Universitario Utrecth, en los Países Bajos. “Es algo alcanzable”.
Wensing codirige IciStem, un consorcio de científicos europeos que estudian los transplantes de células madre para tratar la infección del VIH. El consorcio es respaldado por AMFAR, una organización estadounidense de investigaciones relacionadas con el sida.
El segundo paciente en remisión ha pedido mantener su anonimato; los científicos se refieren a él solo como “el paciente de Londres”.
“Tengo un sentido de responsabilidad respecto a ayudar a los doctores a entender cómo pasó para que puedan desarrollar la ciencia”, dijo por correo electrónico a The New York Times.
Dijo que enterarse de que podía ser curado tanto de su cáncer como de la infección del VIH fue “alucinante” y “abrumador”. “Nunca pensé que existiría una cura mientras seguía vivo”, comentó.
En la misma conferencia sobre retrovirus e infecciones oportunistas (CROI) en Seattle en la que fue anunciado el caso del segundo paciente este año se hizo una declaración similar en 2007. Un doctor alemán describió aquella primera cura en “el paciente de Berlín”, después identificado como Timothy Ray Brown, ahora de 52 años y quien vive en Palm Springs, California.
La noticia fue desplegada en el cartel informativo del caso hasta atrás de la sala de conferencias y, en un inicio, apenas generó atención. Cuando quedó claro que Brown realmente había sido curado los científicos buscaron cómo repetir el resultado con otros pacientes de cáncer seropositivos.
En cada caso el virus resurgió, usualmente unos nueve meses después de que los pacientes dejaron de tomar los medicamentos antirretrovirales; en varios casos los pacientes fallecieron por el cáncer. Los científicos temían que la cura de Brown hubiera sido un casualidad.
Brown tenía leucemia y cuando la quimioterapia no la detuvo, requirió dos transplantes de médula ósea.
Estos fueron hechos por un donante que tenía una mutación proteica llamada CCR5, que yace sobre la superficie de ciertas células del sistema inmune. El VIH usa esa proteína para infectar las células, pero no puede infiltrarse en la versión mutada.
A Brown le dieron medicamentos inmunosupresores fuertes, de un tipo que ya no se utiliza, y tuvo severas complicaciones durante meses después del transplante. En un momento fue puesto en coma inducido y casi muere.
“Quedó muy golpeado con todo el procedimiento”, dijo Steven Deeks, experto en sida de la Universidad de California, campus San Francisco, que ha tratado a Brown. “Entonces siempre nos preguntamos si todo ese condicionamiento, la destrucción masiva de su sistema inmunitario, explican por qué Timothy fue curado pero nadie más lo había sido”.
El paciente de Londres ayudó a resolver esa cuestión: no se requiere que la experiencia te deje al borde de la muerte para que el procedimiento de remisión funcione.
El paciente tenía un linfoma de Hodgkin y recibió un transplante de un donador con la mutación CCR5 en mayo de 2016. También recibió las drogas inmunosupresoras, pero el tratamiento fue mucho menos intenso que el de Brown y más en línea con los estándares actuales para pacientes de transplantes.
Dejó de tomar los antirretrovirales en septiembre de 2017 y con ello es el primer paciente desde Brown que se sabe que se ha mantenido libre del virus más de un año después de detener la ingesta de esos medicamentos.
“Creo que esto sí cambia la jugada, aunque sea un poco”, afirmó Ravindra Gupta, virólogo de University College London que presentó los hallazgos en la conferencia de Seattle. “Todos creían a partir del paciente de Berlín que era necesario casi morir para curar el VIH, pero ahora no parece ser así”.
El paciente de Londres no estaba tan enfermo como Brown después del transplante y aun así el procedimiento funcionó: el transplante destruyó el cáncer sin que hubiera efectos secundarios dañinos y las células inmunitarias transplantadas, resistentes al VIH, parecen haber remplazado las células vulnerables del paciente.
La mayoría de las personas con la mutación resistente al VIH, llamada delta 32, son de ascendencia de Europa del norte. IciStem, el consorcio al que pertenece la doctora Wensing, tiene una base de datos de unos 22.000 donantes.
Los científicos de IciStem han dado seguimiento a 38 personas seropositivas que han recibido transplantes de médula ósea, seis de los cuales lo recibieron de donantes con la mutación.
El paciente de Londres es el número 36 en la lista. Otra persona, en la posición 19 de la lista y llamada “paciente de Düsseldorf”, lleva cuatro meses sin medicamentos antirretrovirales. Su caso también será discutido en la conferencia en Seattle, que termina el 7 de marzo.
La mayoría de los expertos que conocen los detalles del caso indican que parece ser una cura legítima, aunque algunos están inciertos respecto a su relevancia para el tratamiento de toda la epidemia de sida.
“En teoría solo va a funcionar si alguien tiene el virus que únicamente usa el CCR5 para la entrada, que es alrededor del 50 por ciento de la gente seropositiva o quizá menos”, dijo Timothy Henrich, especialista en sida de la Universidad de California en San Francisco.
Una posibilidad para avanzar, de acuerdo con Deeks (el médico que ha tratado a Brown) y otros, es desarrollar métodos con terapia de modificación genética para eliminar el CCR5 en las células inmunitarias o sus predecesoras en células madre. Estas células modificadas para ser resistentes a la infección de VIH podrían entonces, con el tiempo, eliminar el virus en el cuerpo del paciente.