Corazón Potosí, la joya de la numismática forjada en Bolivia

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Foto: Andrés Rodriguez / El País

La primera Casa Nacional de la Moneda de Potosí se ubicaba en Bolivia y formaba parte del Virreinato de Lima -una entidad territorial situada en América del Sur, integrante de la Corona Española entre los siglos XVI y XIX-. Fue una de las más importantes cecas, que se erigió gracias a las abundantes vetas de plata del Cerro Rico de la denominada Villa Imperial. Las macuquinas potosinas -una palabra que proviene del quechua makayquna (hecho a golpe)- son las primeras monedas que se acuñaron en ese establecimiento oficial durante la colonia. Se trata de un período importante, ya que estas piezas, fabricadas entre 1573 y 1773, se convierten en la primera divisa internacional válida en todo el mundo. Una peseta, un franco francés o una libra esterlina equivalían a un potosí.

La macuquina o el “popular” peso de a ocho, según Daniel Oropeza Alba, expresidente del Comité Internacional de Historia y Numismática, es una pieza tosca e irregular, que “no está hecha artísticamente”. Pero se fabricaba en un momento de abundancia para Potosí, en el que la Villa Imperial se constituía como uno de los núcleos de la economía global y en la tercera ciudad más poblada del mundo (165.000), detrás de París y Estambul, con 325.000 y 650.000 habitantes, respectivamente. En ese contexto fue forjada la moneda Corazón Potosí. “Podemos saber con precisión que son piezas de presentación, piezas exclusivas que se fabricaron solamente por los mercaderes de Potosí para tener un lujo en la pieza redonda y ser motivo de obsequio”, explica el experto.

Las monedas acuñadas en forma de corazón, según Glen Murray, presidente y fundador de la Asociación Amigos de la Casa de la Moneda de Segovia, forman parte de los pesos galanos, término introducido por el historiador Carlos Lazo en 1992. Murray dice que estas monedas fueron acuñadas con gran esmero y que se destacan fácilmente entre las otras piezas emitidas durante el mismo período por su “gran belleza y perfección”. “Las macuquinas en forma de corazón solo se conocen de la ceca de Potosí. Al parecer fueron acuñadas en cantidades incluso mucho más limitadas que los galanos, además de que fueron considerados como galanos también por la ceca respecto a su contabilidad”, afirma el especialista en el libro Guía de las cantidades acuñadas. Cecas de Potosí y Lima. Una síntesis y conversión matemática del trabajo de Carlos Lazo García.

Oropeza Alba sostiene que la creación de esta moneda se relaciona con un asunto sociológico importante, como fue la presencia de la élite vasca que gobernaba la Villa Imperial y que administraba la Casa de la Moneda. Este grupo de poder, identificado con la Virgen de Aránzazu y con San Agustín de Hipona, tomó la imagen del santo, a quien la Iglesia católica representa con un corazón ardiente en su mano, y creó una moneda votiva con la forma del órgano en llamas que sostiene.

“Son piezas absolutamente escasas, los topes de acuñación de moneda macuquina en Potosí llega a dispararse a millones de millones de piezas, pero los galanos y los corazones son partes insignificantes en la acuñación constante a partir del período de 1630 para adelante, por lo que son muy curiosas, muy importantes, muy bien estudiadas y catalogadas por todos los historiadores y numismáticos de nuestros días”, precisa.

Otro estudio sobre el origen de estas monedas en forma de corazón, según Daniel Sedwick, subastador y numismático especializado en la acuñación de monedas coloniales y latinoamericanas, tiene que ver con el diseño inspirado en el símbolo católico del Sagrado Corazón de Jesús. Afirma que esta representación se popularizó a finales de 1600, a raíz de un movimiento que se extendió desde Francia siguiendo las apariciones de esta imagen en los sueños de Santa Margarita María Alacoque. “Como francés, Felipe V era muy consciente de las visiones de Margarita María y trajo su fuerte devoción al Sagrado Corazón con él a España. Con su ascensión al trono, la ceca de Potosí consideró oportuno emitir Corazones masivos en la denominación de los pesos de a ocho a lo largo de su reinado”, explica Sedwick en el artículo Las macuquinas del Sagrado Corazón de Potosí: Historia y Censo.

Las macuquinas potosinas son altamente demandadas en todas las colecciones numismáticas del mundo, señala Oropeza Alba. Una pieza normal, de forma redondeada, de ocho reales perfectamente conservada, sin agujeros, sin corrosión, con todos los detalles visibles, puede costar desde 300 a 400 dólares para arriba. Sin embargo, el precio de una moneda Corazón Potosí, equivalente al mismo valor, puede tener un precio base entre 35.000 y más de 70.000 dólares, según Sedwick. “La famosísima Corazón Potosí, la pieza original de 1727, acuñada en Potosí y ensayada por Diego de Ybarburu, ha llegado a valer la escandalosa cifra de 140.000 dólares en una subasta hace un par de años. Y así puedo hablar de un montón de piezas que provienen de Potosí para que esta ciudad siga sonando en el mundo entero”, agrega Oropeza Alba.

La segunda Casa de Moneda de Potosí, que desde hace 70 años funciona como museo y archivo histórico, resguarda una importante colección de macuquinas de distintas épocas. Sin embargo, según explica su director, Luis Arturo Leyton, la recuperación de este patrimonio numismático es muy complicada, ya que estas monedas fueron de circulación internacional. “La Casa de la Moneda ha comprado muchas monedas de coleccionistas privados y otras que quedaron en manos de algunas familias. Se puede encontrar una buena muestra en el Museo Británico. Gran porcentaje de las macuquinas se han movido por todo el mundo, pero estamos tratando de recuperar la mayor cantidad para tener una colección más completa”, apunta.