La presión del FMI y de sectores de la prensa

0
327
Foto: Revista dat0s 230

Argentina y el pago de la deuda

Se nota que nuevos tiempos están corriendo en Argentina. Los anteriores gobernantes del país que habían logrado una serie de acuerdos de ajuste y el pago riguroso de la deuda pendiente con los organismos de asistencia financiera, se han puesto incomodos y le reclaman al actual presidente Alberto Fernández que “se le están acortando los tiempos para renegociar la deuda”. El ex secretario de Finanzas Daniel Marx advirtió sobre las graves consecuencias que traerá aparejado un nuevo default, al considerar que la Argentina “quedará sin rumbo”. Son los nuevos tiempos que se advierten en el vecino donde conviven dos modelos económicos enfrentados a cambio de considerarse un país en desastre.

La misma moneda con la que hace apenas cinco años se distinguía la forma de hacer gestión financiera, volcándoles las espaldas a los organismos de asistencia económica. Tanto en el modelo económico como en otros temas de carácter sensible, hay modificaciones notables en el quehacer domestico de los países de la región. “Los tiempos se van acortando y se puede estar metiendo presión en las reservas del Banco Central. Se va avanzando en la negociación con el FMI. Hay vencimientos que van llegando y se siguen pagando intereses, por lo que se espera que haya una aceleración de las gestiones”, dijo el mismo Marx, sobre el momento actual de las finanzas argentinas.

La política de corte ortodoxo liberal que se aplicó en los últimos cuatro años de gestión en el Gobierno de Mauricio Macri, fue uno de los aspectos sustanciales que determinaron el cambio de rumbo ante un electorado descontento por los ajustes y por el coste de los incrementos que sopesaron durante el periodo los sectores de menores ingresos. Nuevamente el modelo económico enfrenta entre quienes aseguran que la deuda es la mejor herramienta para estabilizar la economía y entre los que opinan que lo ideal es negociar evitando presiones que afectan el bolsillo de las mayorías desfavorecidas.

Ni bien llegó a la Casa Rosada, allá por diciembre 2015, Mauricio Macri enamoró a los mercados. Sin embargo, la crisis que se desató en el primer semestre de 2018 y que marcó su suerte para las elecciones de octubre pasado generó un divorcio con los analistas económicos. Por eso no es de extrañar que el Financial Times, una de las principales publicaciones económicas del mundo, haya criticado con dureza a ese Gobierno. “El legado que el presidente peronista Alberto Fernández recibió de su predecesor es tóxico: una recesión profunda, una de las tasas de inflación más altas del mundo y una deuda nacional cercana al 90 por ciento del PIB”, señaló el diario británico.

Sin embargo, en la columna también hubo palos para el actual mandatario: “Fernández ha adoptado un enfoque novedoso. La mayoría de los países deudores que se enfrentan a la reestructuración, presentan un plan económico detallado y se comprometen a establecer objetivos claros para ganar el apoyo del FMI y los acreedores, para los inevitables recortes que siguen. Argentina ha decidido no decir casi nada acerca de su estrategia económica y, en cambio, les dice a los acreedores que esperen una oferta de reestructuración de la deuda amigable a mediados del próximo mes o que se preparen enfrentar consecuencias menos amigables”.

Además, los editorialistas del Financial Times añadieron: “Hay un elemento de riesgo aquí. Es de interés del Gobierno sonar duro en esta etapa, de no permitir que los fondos extranjeros dicten la agenda de la política macroeconómica”. Suele suceder que en los medios de análisis económico la figura de Cristina Fernández de Kirchner no despierte el mayor de los cariños. Y así lo reflejó esta publicación británica: “Más preocupante es la demanda de la vicepresidenta, emitida durante su visita a Cuba, de que el FMI acepte un fuerte recorte en sus préstamos por US$ 44 mil millones a Argentina”. Por último, el FT agrega: “El Gobierno de Fernández no puede permitirse el lujo de dejar la política económica para más adelante. Argentina necesita urgentemente un plan creíble e integral para el crecimiento impulsado por la inversión para revitalizar los sectores más competitivos de la economía, como los agronegocios. Sin ella, el país corre el riesgo de volver a caer en los viejos hábitos del aislacionismo y el incumplimiento”.

Es en ese marco en el que el diputado Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta en medio de críticas al macrismo por el endeudamiento del país, a horas de que termine la visita del FMI, le recomendó a los acreedores “entender” que la prioridad del presidente Alberto Fernández “es la gente”. Es así que durante el discurso que dio al participar del acto encabezado por el presidente por la puesta en valor del Centro Recreativo Nacional “Presidente Néstor Kirchner” en el municipio bonaerense de Ezeiza, afirmó que “solo con la gente trabajando y produciendo podremos generar los fondos suficientes para sacar la deuda que (Mauricio) Macri nos dejó”.

 

Brasil Información a cambio de sexo

Algo similar está sucediendo en Brasil aunque con otras connotaciones que pretenden arrinconar al presidente Jair Bolsonaro, esta vez por sus infortunas declaraciones en una conferencia de prensa donde jugó en los extremos acusando a una periodista del conocido periódico Folha de Sao Paulo de buscar información a cambio de sexo. Resulta que la periodista Patricia Campos Mello enfureció al presidente después de revelar en una investigación que una serie de empresas difundió noticias falsas contra el Partido de los Trabajadores (PT) durante las elecciones de 2018.

Bolsonaro desató una polémica al sugerir que una conocida periodista buscó informaciones a cambio de sexo con el empleado de una empresa sospechosa de difundir noticias falsas durante la campaña de las elecciones de 2018. “Ella quería dar un ‘furo’ a toda costa contra mí”, dijo Bolsonaro a la salida de su residencia oficial, usando la palabra (‘furo’) que en portugués significa al mismo tiempo una primicia informativa y un agujero.

Sus declaraciones, referidas a la periodista Patricia Campos Mello, provocaron risas entre sus partidarios que se encontraban presentes en el Palacio da Alvorada. Campos Mello, con varios premios de periodismo en su haber, lleva semanas acosada por “milicias digitales” del bolsonarismo, por una investigación sobre una organización que difundió noticias falsas por Whatsapp contra el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) durante la campaña electoral. En diciembre de 2018, un informe de Folha de Sao Paolo basado en documentos del Tribunal Laboral e informes del declarante Hans River do Rio Nascimento -ex-funcionario da Yacows, una agencia de mensajes en masa por WhatsApp, difundió una serie de fake news e insultó a la periodista de la Folha; mostró que una red de empresas de marketing digital recurrió al uso fraudulento de nombres de personas mayores y números de seguridad social para registrar chips de teléfonos celulares y asegurar que se disparen muchos mensajes en beneficio de los políticos.

La polémica arrecia desde que Hans River do Rio Nascimento, dijo ante una comisión parlamentaria que la periodista “quería un determinado tipo de información a cambio de sexo”. Presente en la sesión, el diputado Eduardo Bolsonaro, el hijo del presidente, aprovechó el discurso de Hans para difundir insultos y hacer insinuaciones contra la periodista, que después repitió en sus redes sociales.

Folha desmintió esas acusaciones y publicó los mensajes intercambiados por la reportera con su fuente durante la investigación periodística. La Asociación Nacional de Periódicos (ANJ por las siglas en portugués) y la Asociación Nacional de Editores de Revistas (ANER) afirmaron que “las insinuaciones del presidente buscan descalificar el libre ejercicio del periodismo y confundir a la opinión pública”. Bolsonaro mantiene desde su llegada al poder en enero de 2019 una situación de permanente tensión con gran parte de los medios brasileños, a los que acusa de intentar desprestigiar sistemáticamente a su Gobierno.

 

Análisis

El origen de las fake

Examinada con rigor, la expresión fake news arrastra consigo una contradicción insoluble. No hay duda que cualquier substantivo puede ser asociado a cualquier adjetivo. Desde el punto de vista gramatical, sin embargo, un adjetivo “modifica” el substantivo – en eso reside la paradoja mencionada anteriormente. Al ser alterado por el adjetivo fake (falsa, en inglés), el substantivo news (noticia) pierde su propia naturaleza. Para el periodismo que merezca ese nombre, noticia tiene que ser siempre verdadera, o no podría ser llamada así. Dicho de otra manera: la verdad es la esencia de la prensa.

Sería de esperar que, al menos en un país democrático, todos los poderes se guiarán por el mismo principio. Infelizmente, esto no ocurre siempre. Tómese, por ejemplo, el Gobierno y sus aliados. En el camino, Donald Trump – que popularizó el termino fake news al clasificar de ese modo todo lo que sea divulgado por órganos periodísticos que le desagrade -, él y su entorno se mantiene en lucha abierta contra la prensa que considera “enemiga”. Se trata de una plataforma política. Jair Bolsonaro no se cansa de ofender a los periodistas. El motivo es simple: el horror a la verdad.

De los anfitriones gubernamentales, más exactamente de la familia presidencial, que partió una nueva demostración de aprecio a la mentira. En su testimonio a la CPMI de Fake News, Hans River do Rio Nascimento, exfuncionario de Yacows, una agencia de disparos de mensajes en masa por WhatsApp, deshilachó una serie de falsedades e insulto a una reportera de la Folha de Sao Paulo. Hans declaró que ella se insinuó sexualmente a fin de obtener informaciones para un reportaje sobre fraude en los envíos de mensajes de la campaña de 2018. El diputado Eduardo Bolsonaro (PSL-­SP), hijo del presidente, hizo hincapié, en divulgar las ofensas en el Congreso y en las redes sociales. “Yo no dudo que la señora Patricia Campos Mello, periodista de la Folha, puede haber insinuado sexualmente, como dice Hans, a cambio de informaciones para pretender perjudicar la campaña del presidente Jair Bolsonaro”, dice él. “El periódico está publicando documentos que una vez más comprueban la corrección de los reportajes sobre el uso indebido de disparos en las redes sociales durante la campaña de 2018”, reaccionó la Folha en un comunicado.

Cuando combaten el periodismo profesional serio, los Bolsonaro y sus seguidores, reales o virtuales, se lanzan contra la propia democracia. Es una guerra perdida. Cultivar fake news, intentando decir que son ellas la materia prima de la prensa, es una estrategia de poder inútil. La credibilidad de los órganos de comunicación se basa justamente en la verdad. Es la brújula, el objetivo, la razón de los medios de información, duela a quien le duela.