Argentina prorroga hasta el 22 de mayo la negociación con sus acreedores
La negociación de Argentina con sus acreedores privados sigue dilatándose. El Gobierno publicó el lunes en el Boletín Oficial la orden por la que el plazo para acordar una reestructuración de la deuda, o caer en default, se ampliaba hasta el 22 de mayo. La Comisión del Mercado de Valores estadounidense también fue informada. El ministro de Hacienda, Martín Guzmán, espera ahora una contraoferta de los bonistas.
La propuesta de Guzmán, basada en un plazo de gracia de tres años en los que no se efectuaría ningún pago, una pequeña reducción del principal (3.600 millones de dólares sobre un total de 66.238) y una fuerte reducción de los intereses (en promedio bajarían del 7% al 2,3%), no convenció a los poseedores de bonos argentinos. El plazo de adhesión a la propuesta concluyó el 8 de mayo y aunque el Gobierno de Buenos Aires no ha publicado los datos, se estima que menos de un 20% de los acreedores se declararon dispuestos a aceptar esas condiciones.
Ante el fracaso registrado, el presidente Alberto Fernández reiteró que la negociación seguía en manos del ministro de Hacienda. Tanto Fernández como Guzmán se declararon dispuestos a aceptar “contrapropuestas” siempre que encajaran con la necesidad de que la deuda fuera “sostenible”, y durante el fin de semana dialogaron con representantes de los grandes fondos de inversión que poseen la mayoría de los bonos. En la Casa Rosada se quiere evitar casi a toda costa que Argentina caiga en el noveno default de su historia.
Los grandes fondos, entre los que destaca el gigante Blackrock (con activos superiores a los cinco billones de dólares), no aceptan la triple condición de aplazamiento, quita de principal y reducción de intereses. Si hay periodo de gracia, dicen, tiene que ser manteniendo el capital íntegro y un recorte moderado en los tipos de interés.
Ahora todo ha vuelto a la casilla de salida. Queda anulada la adhesión de quienes aceptaron la oferta inicial del Gobierno (la mayoría de los bonistas argentinos y una pequeña minoría de los bonistas extranjeros) y se vuelve a buscar un acuerdo durante dos semanas. La propuesta oficial sigue, en cualquier caso, sobre la mesa.