Luis Arce, el delfín de Evo y artífice del boom económico que se perfila como nuevo presidente

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Foto: Anadolu Agency

Luis Arce fue visto como “el delfín” de Evo Morales tras el anuncio de su candidatura, tuvo al expresidente como su jefe de campaña y ahora, a falta de los resultados oficiales, dos encuestas a boca de urna le señalan como ganador en primera vuelta de las elecciones de este domingo en Bolivia, con una amplia ventaja.

De acuerdo a dos sondeos, el exministro de Economía habría obtenido más del 52% de los votos frente al 31% de su principal contrincante, el expresidente Carlos Mesa.

“Todos los bolivianos hemos dado pasos importantes, hemos recuperado la democracia y la esperanza”, dijo Arce tras conocer las primeras proyecciones de resultados.

“Por nuestra parte, nuestro compromiso, de trabajar, de llevar adelante nuestro programa, y vamos a gobernar para todos los bolivianos“, agregó, mientras la presidenta interina, Jeanine Áñez, reconocía que, aunque no es el cómputo oficial, la victoria de MAS se ve segura y felicitó a sus candidatos.

Una de las figuras clave por años en los diferentes gobiernos de Evo Morales, Arce es visto como el artífice de las reformas que llevaron al despegue económico de Bolivia durante los años del Movimiento al Socialismo (MAS).

Con su gestión, el país sudamericano consiguió no solo reducir su inflación y a un boom económico, sino también disminuir notablemente la pobreza.

De camino al gobierno

Nacido en 1963 en La Paz en una familia de profesores de escuela, Arce estudió Economía en Bolivia, hizo una una maestría en Reino Unido y de regreso a su país comenzó a trabajar como funcionario en el Banco Central de Bolivia (BCP), donde se desempeñó en diferentes cargos.

Junto a su trabajo en el BCB, se dedicó también a la docencia e impartió numerosos cursos en universidades de Bolivia, como de EE.UU. y América Latina, entre ellas Harvard, Columbia o la Universidad de Buenos Aires.

En diferentes oportunidades, Arce resaltó que durante todo ese periodo, entre la década del 80 y 90, mantuvo sus ideas socialistas pese a que en Bolivia predominaba el consenso neoliberal en la política y en la academia.

Por ello es entonces el académico y funcionario público formó parte de grupos de análisis político y realizó diferentes publicaciones en revistas especializadas durante todo ese tiempo.

Si bien era una persona que se declaraba de izquierda en aquel entonces, tampoco era considerado un marxista ortodoxo ni un militante comunista tradicional.

De hecho, durante esos años, fue adquiriendo y otorgándole importancia al estudio de la macroeconomía.

Luego volcaría esa experiencia e ideas en los borradores del programa de gobierno del partido que en 2005 se proponía encumbrar a un cocalero en la máxima magistratura de Bolivia.

El gobierno de Morales

Tras el ascenso al poder de Morales, fue nombrado en 2006 ministro del entonces Ministerio de Hacienda que tres años después se convertiría en el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

Al frente del Ministerio, Arce promovió medidas para incentivar el mercado interno, la estabilidad cambiaria y la promoción de políticas de industrialización de los recursos naturales.

Desde su puesto como uno de los ministros clave de un gabinete con muchos alfiles políticos, el economista debía preocuparse por la estabilidad macroeconómica, el déficit fiscal y la ampliación de las reservas internacionales mientras el resto de sus colegas estaban dedicados a tiempo completo a hacer frente a la grave crisis política que tuvo contra las cuerdas a Evo Morales en sus primeros años de mandato.

Pero tal vez una de sus medidas más importantes y controversiales fue una serie de “nacionalizaciones”, principalmente la de los hidrocarburos cuya recuperación Arce consideró como uno de los pilares sobre los que se sustentó la economía de Bolivia en todos estos años.

El incremento de las reservas internacionales, la ampliación de la clase media y, sobre todo, la seguidilla de gestiones en las que el país quedó entre los de mayor crecimiento económico de la región provocaron que desde el gobierno de Morales se impulse la idea del “milagro económico boliviano”.

Narrativa que, desde luego, era rechazada por los opositores de ese entonces y ahora por el saliente gobierno de transición de Jeanine Áñez, cuya versión de la historia pone en duda que se haya reducido la pobreza de forma real y argumenta que Arce desperdició el momento de mayores ingresos para la economía boliviana gracias a los precios altos de los hidrocarburos y minerales.

Otro de los cuestionamientos realizados es que el anterior gobierno no cumplió su promesa de diversificar la economía e industrializar los recursos naturales, sino que tras casi 14 años dejó al país igual de dependiente de las materias primas exportables.

De camino a la presidencia

Tras sufrir un cáncer de riñón, renunció al cargo en 2017, y tras una larga recuperación en Brasil, regresó a Bolivia y volvió a asumir el puesto hasta la renuncia de Evo Morales hace casi un año.

En enero pasado, el MAS lo nombró como su candidato a la presidencia (con el excanciller David Choquehuanca como compañero de fórmula) para las elecciones que se programaron inicialmente para mayo y luego fueron pospuestas para septiembre y luego nuevamente aplazadas a octubre por la pandemia de coronavirus.

Su nominación provocó cuestionamientos incluso dentro del mismo partido, por el hecho de que Arce proviene de la clase media urbana y no de las organizaciones sindicales y campesinas que componen gran parte de las bases del MAS.

En el momento de anunciarlo como candidato, Evo Morales destacó que Arce era el hombre capaz de “garantizar la economía nacional”.

El expresidente recordó los logros que atribuye a su gestión como el crecimiento económico para sustentar la decisión tomada.

Como plan de gobierno ha promovido la defensa de las empresas estatales, de los recursos naturales del país y trabajar para volver a las tasas de crecimiento que tuvo Bolivia cuando fue ministro de Economía.

Sin embargo, su perfil más bien técnico y el haber hecho carrera a la sombra de personajes mucho más carismáticos como Morales o el exvicepresidente Álvaro García Linera son elementos que sus detractores destacan como factores en su contra.