Israel y Hamás intensifican sus ataques en una ofensiva con al menos 60 muertos

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Foto: YOUSSEF MASSOUD / AFP / REUTERS / EPV

Israel y Hamás se han lanzado a una guerra abierta tras dos días de hostilidades generales. Al menos 53 palestinos, entre milicianos y civiles, y seis israelíes (entre ellos, una mujer de nacionalidad india) han muerto en alrededor de 500 operaciones de la aviación israelí y a consecuencia del disparo de un millar de cohetes de las milicias palestinas. La escalada desatada tras el disparo de proyectiles sobre Jerusalén el lunes entró en la madrugada del miércoles en una perspectiva de guerra generalizada con bombardeos masivos del Ejército israelí, el derribo de edificios de varias alturas con los misiles de la aviación y asesinatos selectivos de jefes de las milicias islámicas de Hamás y la Yihad Islámica. Al menos media docena de comandantes han muerto en sus bases o domicilios por la ofensiva aérea. El Gobierno israelí ha declarado el estado de emergencia en la ciudad de Lod, a 15 kilómetros de Tel Aviv, ante los disturbios por las protestas de la minoría árabe contra la intervención militar. El enviado de la ONU para la zona, Tor Wennesland, ha manifestado que está trabajando con las dos partes para restaurar la calma.

Mientras el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha llamado al Ejército a “hacer pagar el precio de su sangre” por los ataques contra israelíes, el líder máximo de Hamás, Ismail Haniya, convocaba a una cruzada por Jerusalén a todos los palestinos en una comunicado difundido este miércoles. La retórica bélica hace vislumbrar que las hostilidades se van a prolongar al menos varios días sin perspectivas de alcanzar una tregua a pesar de los intentos de mediación internacionales, principalmente desde Egipto, Qatar y Naciones Unidas.

Según el último balance del Ministerio de Salud gazatí, son 53 los muertos en la Franja, entre ellos, 14 menores de edad y tres mujeres. La ofensiva israelí ha causado heridas a otras 296 personas. Solo esta madrugada, más de 200 cohetes han sido disparados desde Gaza en dirección al sur, a ciudades como Beersheva, y el centro de Israel, en el área de Tel Aviv. En Lod, en la zona central, murieron un hombre de 52 años y su hija, de 16, al recibir el impacto directo de un proyectil en su casa. La última víctima israelí es un conductor herido en el ataque de un misil antitanque lanzado por la Yihad Islámica junto a la frontera de Gaza. El escudo defensivo antimisiles israelí, denominado Cúpula de Hierro, efectuó varias interceptaciones.

“Si no llegas al refugio, estás perdido”

Dos de las víctimas de los proyectiles de las milicias palestinas son una mujer india de 32 años y la anciana a la que cuidaba, de 90 años, en la ciudad israelí de Ashkelon, en la frontera norte de la Franja. Su vecino Eli Landu, cartero de 62 años, afirma a un grupo de medios entre los que está EL PAÍS que ellas no tenían refugio en su casa, que era antigua. “Solo hay 30 segundos para llegar al refugio; si no, estás perdido”, explica Landau a una quincena de kilómetros de la frontera de Gaza, con un horizonte de columnas de humo al fondo. Las explosiones de los bombardeos israelíes se suceden incesantemente.

Las Fuerzas Armadas israelíes han reforzado con batallones de infantería y carros de combate las zonas fronterizas del enclave palestino. Más de 3.000 reservistas han sido movilizados por el mando de la División Sur, que opera en la región, para reforzar con servicios de inteligencia a las unidades de combate. El jefe del Estado Mayor, el general Aviv Kochavi, dio luz verde a que las unidades operativas puedan ejecutar asesinatos selectivos contra comandantes de las milicias palestinas, varios de los cuales ya han perdido la vida, según portavoces de sus organizaciones.

La vida cotidiana se ha paralizado en la franja de Gaza en la última jornada de Ramadán, este miércoles, mientras los residentes están pendientes de los avisos que lanza el Ejército de Israel previos al bombardeo de edificios o de posiciones de las guerrillas islámicas -varios inmuebles fueron destruidos este martes, entre ellos un bloque de 13 pisos de altura que albergaba una oficina política de Hamás. Los vecinos de la zona fueron alertados con una hora de antelación-. Según ha informado el Ejército israelí, la aviación ha alcanzado en las últimas horas los domicilios del comandante de Ciudad de Gaza, Basa Misa, el de Jan Yunis, Rafah Salameh, y el jefe del aparato de espionaje de la milicia, Muhammad Yizuri.

En el sur y centro de Israel, donde durante la noche han seguido cayendo oleadas de decenas cohetes, un millón de alumnos han visto suspendidas las clases presenciales y han sido enviados a sus casas para seguirlas de forma telemática. Mientras, Frente Doméstico del Ejército (Protección Civil) ha ordenado a todos los habitantes de estas regiones, más de la mitad de la población del país, que se mantengan en sus casas, y cerca de refugios antiaéreos.

La crisis se ha extendido también a Cisjordania, donde se han producido enfrentamientos con el Ejército en puestos de control fronterizos y, por primera vez, también a ciudades de Israel con mayoría de población árabe. Este es el caso de Lod, próxima a Tel Aviv, donde los enfrentamientos entre vecinos judíos y árabes han causado al menos un muerto. El Gobierno de Israel ha declarado aquí el estado de emergencia. En choques con la policía de fronteras, cuerpo militarizado enviado a reforzar la seguridad, han resultado heridos 12 manifestantes.

Las infraestructuras básicas, como el Aeropuerto Internacional de Ben Gurion, al sur de Tel Aviv, están afectadas y también el oleoducto Eilat Ashkelon, alcanzado por cohetes lanzados desde la franja de Gaza.

La ola de violencia que durante el mes de Ramadán había estallado en Jerusalén, donde más de 300 palestinos resultaron heridos el lunes en choques con la policía en la mezquita de Al Aqsa, se ha extendido hasta el enclave de Gaza, que ha sufrido tres demoledoras contiendas desde que Hamás se hizo con el poder en el territorio en 2007. Junto con las protestas por las barreras policiales colocadas en Ramadán en la Puerta de Damasco, principal acceso al barrio musulmán de la Ciudad Vieja, la movilización ciudadana para detener los desalojos de Sheij Yarrah, que habían sido promovidos ante la justicia por una asociación de colonos ligada a la extrema derecha, estuvo detrás del origen del estallido en Jerusalén durante el mes sagrado del islam.