Elecciones Chile: baja participación y voto de castigo a la política tradicional marcan comicios
Los partidos tradicionales, que en las últimas décadas se han alternado el poder en La Moneda y han cohabitado en el Parlamento, fueron los grandes perdedores de una inédita elección a cuatro bandas. La centroderecha obtuvo su votación más baja desde la llegada de la democracia; la alianza del PC y el FA se impuso a los partidos de la ex Concertación e irrumpió una nueva izquierda representada por líderes independientes y ciudadanos (Lista del Pueblo). Este nuevo escenario barajará en las próximas horas la carrera presidencial.
A medida que ayer en la tarde y al anochecer avanzaba el rápido conteo de votos -que ha caracterizado a nuestro sistema electoral y que esta vez no fue una excepción-, parecía más duro el castigo para los partidos tradicionales, que en las últimas décadas han manejado las riendas de la política nacional.
Al pasar las horas se cristalizaba también una baja participación que, según cálculos extraoficiales, apenas superaba el 40% de un padrón electoral de 14.900.189 chilenos con derecho a voto.
La ausencia de filas en los distintos locales de votación, tanto el sábado como ayer domingo, presagiaban una menor votación que la del plebiscito de octubre del año pasado, que dio paso al proceso constituyente, donde acudió a las urnas el 50,9% del padrón total en un sistema de voto voluntario.
Con 27 asientos en la Convención Constituyente, de un total de 155, la alianza entre el Frente Amplio (FA), el Partido Comunista (PC) y la Federación Regionalista Verde Social (FRVS) se impuso -por primera vez- a la centroizquierda tradicional representada en la Lista del Apruebo -con candidatos del PPD, el PS, PR, DC, PRO, Ciudadanos y el Partido Liberal-, que se quedó con sólo 22 escaños.
No sólo ello, tanto el PC como los partidos del FA ganaron municipios emblemáticos, algunos totalmente sorpresivos, como Santiago (Irací Hassler) y Maipú (Tomás Vodanovic), y otros que se consideraban en disputa, como Ñuñoa (Emilia Ríos) y Viña del Mar (Macarena Ripamonti).
Con la misma fuerza resultó golpeada la coalición de gobierno, la cual no estuvo ni cerca de alcanzar la meta de obtener un tercio de la asamblea que redactará la Constitución -lo que le permitía influir con mayor fuerza en el devenir del proceso, y hasta el cierre de esta edición llegaba sólo al 22%.
Chile Vamos sufrió, además, una de sus derrotas más emblemáticas en la elección de gobernadores -Catalina Parot no logró pasar a segunda vuelta en la Región Metropolitana- y obtuvo su peor votación desde el retorno a la democracia.
“No estamos sintonizando con las demandas de la ciudadanía y estamos siendo interpelados por nuevos liderazgos”, afirmó anoche en La Moneda el Presidente Sebastián Piñera, cuando el porcentaje de votos escrutados ya marcaba las tendencias.
“La ciudadanía ha enviado un claro y fuerte mensaje al gobierno y a todas las fuerzas políticas tradicionales”, agregó.
Una de las interrogantes de estas elecciones era si la centroderecha iba a lograr sacudirse de la baja popularidad de Piñera y de su gobierno. La respuesta fue contundente y ningún dirigente llegó anoche a Palacio.
Pero, sin duda, una de las sorpresas de la jornada electoral -que se desarrolló con total normalidad en todo Chile- fue la arremetida de la Lista del Pueblo -muy proclive a las ideas de izquierda, que se declara antipartidos y que nació al calor de las protestas de octubre de 2019- con 22 escaños.
La irrupción de la Lista del Pueblo en la AC
Sin líderes ni voceros conocidos -salvo Giovanna Grandón, transportista escolar, conocida como la tía Pikachu, por el disfraz que usaba en las protestas del 18/O-, este grupo se organizó a partir del estallido social para llevar candidatos constituyentes independientes en todo el país.
En silencio y lejos de las cámaras, el variopinto listado de postulantes irrumpió ayer como fuerza política ante la mirada atónita del establishment político.
Lo que está por verse es con quién pactará la Lista del Pueblo en la discusión constitucional, ya que se autodefinen distantes de los partidos, incluso lejanos del PC y el FA, con los que rechazaron ir unidos en un pacto electoral.
Otro efecto de la dispersión de votos en la votación de constituyentes será la reconfiguración de alianzas. Como ninguno de los bloques logró quedarse con el anhelado tercio de la convención, deberán negociar y llegar a acuerdos.
¿Los candidatos electos de la ex Concertación, como Felipe Harboe, Agustín Squella y Fuad Chahin, entre otros, buscarán acuerdos con sus pares de Evópoli y Chile Vamos, como lo insinuó anoche el candidato presidencial de RN, Mario Desbordes, o preferirán a la izquierda más dura que ha denostado a los exgobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet?
Donde también hay mucho paño que cortar es en la carrera presidencial. A 72 horas de la inscripción de candidatos a las elecciones primarias y con los nuevos resultados electorales sobre la mesa todo puede pasar.