Dexametasona: un fármaco de uso común reduce las muertes, según los científicos

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Foto: Ernesto Benavides/Agence France-Presse — Getty Images

En un inesperado signo de esperanza en medio de una pandemia que se expande, unos científicos de la Universidad de Oxford dijeron el martes 16 que un fármaco de bajo costo y comúnmente disponible redujo las muertes en pacientes graves de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus.

Si se confirma el hallazgo, el medicamento, un esteroide llamado dexametasona, sería el primer tratamiento demostrado para reducir la mortalidad en pacientes gravemente enfermos. Los investigadores calcularon que si los médicos hubieran usado el fármaco para tratar a los pacientes más enfermos por la COVID-19 en Gran Bretaña desde el comienzo de la pandemia, podrían haberse evitado hasta 5000 muertes.

En casos graves, el virus ataca directamente las células que recubren las vías respiratorias y los pulmones del paciente. Pero la infección también puede provocar una reacción inmune abrumadora que es igual de dañina. Las tres cuartas partes de los pacientes hospitalizados con la COVID-19 reciben algún tipo de oxígeno suplementario.

El medicamento parece reducir la inflamación causada por el sistema inmune, protegiendo los tejidos. En el estudio, la dexametasona redujo en un tercio las muertes de los pacientes que respiraban con ventiladores y en una quinta parte las muertes de pacientes que se encontraban recibiendo oxígeno.

Hasta ahora, los hospitales de todo el mundo no han tenido nada que ofrecer a estos pacientes desesperados y moribundos, y el prospecto de un tratamiento salvador al alcance de la mano en casi todas las farmacias, fue recibido por los médicos con una especie de euforia.

“Suponiendo que cuando pase por la evaluación de los pares se ratifique -y estos son investigadores reconocidos-es un enorme avance, un gran avance”, dijo Sam Parnia, neumólogo y profesor asociado de medicina en la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York. “No puedo enfatizar lo importante que esto podría ser”.

Pero el informe también llega inmediatamente después de una serie de errores y retracciones en la literatura científica, a medida que los científicos se apresuran a publicar investigaciones sobre el coronavirus. Si bien los hospitales del Reino Unido pudieron comenzar el martes 16 a tratar a pacientes gravemente enfermos de COVID-19 con dexametasona, muchos expertos en Estados Unidos exigieron ver datos y el estudio en sí, que aún no han sido revisados por pares ni se han publicado.

“Será una gran noticia si la dexametasona, un esteroide barato, realmente reduce las muertes por ⅓ en pacientes con COVID19 en ventiladores”, escribió en Twitter Atul Gawande, cirujano y escritor, “pero después de todas las retracciones y retrocesos, es inaceptable promocionar los resultados del estudio mediante un comunicado de prensa sin haber publicado el estudio”.

No hay una vacuna contra el coronavirus, y el único tratamiento conocido por su eficacia, un antiviral llamado remdesivir, solo acorta el tiempo de recuperación.

“La dexametasona es el primer medicamento que se ha demostrado que mejora la supervivencia en la COVID-19”, dijo en un comunicado uno de los investigadores principales del ensayo, Peter Horby, profesor de enfermedades infecciosas emergentes en la Universidad de Oxford. “El beneficio de supervivencia es claro y grande en aquellos pacientes que están tan enfermos como para requerir tratamiento con oxígeno”.

Horby agregó que la dexametasona ahora debería convertirse en el “estándar de atención en estos pacientes”, y señaló que era de bajo costo, estaba ampliamente disponible y podía usarse de inmediato.

Sin embargo, el fármaco no fue estudiado en pacientes fuera del hospital, y no presentó beneficios para pacientes que no recibían asistencia respiratoria.

Muchos esteroides reducen la inflamación en el cuerpo, y la dexametasona está entre aquellas que los médicos han estado probando en los pacientes de COVID-19 abrumados por las llamadas tormentas de citoquinas, respuestas inmunes descontroladas tan poderosas que matan a algunos pacientes.

Muchos médicos temían que el medicamento pudiera exacerbar la infección, al evitar que el sistema inmunitario ataque el virus. Aunque Parnia ha tratado a pacientes con esteroides y visto mejoría, “no ha habido un ensayo tan grande que compare no esteroides con esteroides”.

Incluso sin resultados publicados, Matt Hancock, el secretario de Salud de Gran Bretaña, dijo que los doctores en el Servicio Nacional de Salud pudieron comenzar a usar el esteroide como tratamiento estándar para pacientes hospitalizados por coronavirus la tarde del martes. El fármaco cuesta menos de un dólar por cada día de tratamiento de un paciente.

El gobierno de Gran Bretaña comenzó a almacenar dexametasona hace algunos meses, basándose en indicios de que podía ayudar a los pacientes, dijo Hancock, y ahora tiene 200.000 dosis disponibles.

La prueba dirigida por Horby fue un ensayo clínico aleatorio y controlado, el estándar de oro para la investigación médica. Alrededor de 2100 pacientes graves de COVID-19 recibieron dosis bajas de dexametasona, por vía oral o intravenosa, una vez al día. Sus resultados se compararon con los de 4300 pacientes que habían recibido la atención habitual.

El ensayo se detuvo antes de tiempo, porque los investigadores consideraron que el beneficio era obvio. Pero dijeron que el medicamento no ayudaba a pacientes moderadamente enfermos que no recibían oxígeno suplementario.

Se usaron corticosteroides como la dexametasona durante los brotes de SARS y MERS, que también fueron causados por otros tipos de coronavirus. Esos fármacos fueron asociados con peores resultados, otra razón para dudar.

Un ensayo anterior en España, mucho más pequeño, con pacientes con dificultad respiratoria aguda, también vista en aquellos enfermos con la COVID-19, encontró que el tratamiento con dexametasona puede reducir el tiempo que los pacientes están en ventiladores y puede reducir las muertes.

“Lo que esto hace efectivamente es reducir las respuestas inflamatorias en los pacientes”, dijo en una entrevista Stuart Neil, profesor de virología en el King’s College de Londres. “Es casi seguro que está afectando la respuesta del cuerpo contra el virus, en lugar de inhibir al virus en sí”.

Stephen Griffin, profesor asociado de virología en la Universidad de Leeds, dijo que sería importante estudiar el uso de la dexametasona en combinación con tratamientos antivirales como remdesivir.

La dexametasona ha existido por más de 50 años y es ampliamente usada para tratar enfermedades como el lupus, la artritis, las alergias y el cáncer. Aunque puede causar efectos secundarios, generalmente es segura.

Sin embargo, muchos expertos pidieron proceder con precaución con respecto a los resultados del nuevo estudio. Debido a que los científicos se han apresurado para identificar tratamientos para el virus mientras el brote se extiende alrededor del mundo, algunos hallazgos de alto perfil han tenido que retractarse o han retrocedido en meses recientes.

El lunes, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por su sigla en inglés) retiró su autorización del uso de emergencia de hidroxicloroquina y cloroquina, fármacos promocionados por el presidente Donald Trump como tratamientos para la COVID-19. A principios de este mes, el New England Journal of Medicine y The Lancet se retractaron de estudios importantes debido a datos defectuosos.

Jose Scher, reumatólogo de la Universidad de Nueva York, dijo que el fármaco puede representar un “gran avance”, pero señaló que los datos aún no han sido publicados en su totalidad.

“Tiene que ser publicado y revisado por pares, pero si de hecho resulta cierto, este es un gran avance”, dijo. Pero “todos esos anuncios, sin los datos reales, deben tomarse con precaución”.

Los hospitales en Estados Unidos parecían estar esperando ver el estudio completo antes de implementar cambios.

Hugh Cassiere, director de medicina de cuidados críticos en el hospital universitario Northwell Health’s North Shore, dijo que esperaría a que el estudio fuera revisado por pares antes de llevar a cabo cambios, y que examinará los datos personalmente. “Quiero saber, ‘¿Cuál era la gravedad de la enfermedad de los pacientes? ¿Los pacientes estaban muy, pero muy enfermos?'”.

Se supone que los ensayos aleatorios controlados explican las diferencias entre los pacientes. “Pero algunas veces no es el caso, y hay pacientes que están más enfermos en el grupo de los placebos, y ellos tienen más probabilidades de morir en comparación con los del grupo de tratamiento, por lo que realmente no estás comparando manzanas con manzanas”, explicó.

Los médicos también necesitan más información sobre los efectos secundarios del fármaco, dijo.

“Este grupo tiene credibilidad”, tuiteó Jeremy Faust, médico de emergencias en el hospital Brigham and Women’s de Boston. “¿Pero cuáles son los resultados neurológicos? ¿Acabamos de causar sufrimiento prolongado en uno de cada ocho pacientes en ventilación? ¿O ayudamos a muchos? ¡Ni idea!”.

 

Benjamin Mueller es corresponsal de The New York Times en Reino Unido. Antes, había sido reportero policial en la sección Metro desde 2014. @benjmueller