Publicado en el periódico especializado Archives of Neurology, el estudio informa que la insulina cuando es aplicada vía intra-nasal ayuda a mejorar las funciones cognitivas de pacientes con demencia leve o grave.
Los investigadores afirman que es todavía prematuro pensar en la insulina como un tratamiento único, a ser usado en breve, porque el estudio analizó apenas 104 pacientes. Existe la necesidad de que el tratamiento se repita en gran escala antes que su eficacia sea comprobada.
Investigaciones recientes sugieren que la insulina tiene un papel importante en diversas funciones del cerebro, además de regular los niveles de azúcar en la sangre. La medicina promovería también la reparación de la formación de células. “Se cree que la insulina puede modificar el curso del Alzheimer”, dice Suzanne Craft, coordinadora del estudio y profesora de investigación de la Universidad de Washington, Estados Unidos.
De acuerdo con los investigadores, la insulina aparentemente protege contra los efectos tóxicos de la beta-amiloide, proteína relacionada a las placas cerebrales asociadas a la demencia. La sustancia previene la formación de una forma tóxica de la proteína tau, que son biomarcadores encontrados en el líquido cefalorraquidiano de pacientes con Alzheimer.
Estudio
La investigación conducida por Suzanne Craft tenía como objetivo suplementar y normalizar los niveles de insulina en el cerebro, sin afectar los niveles en las demás áreas del organismo. El resultado fue logrado gracias a un dispositivo creado específicamente para inserir insulina a través de la nariz directo para el cerebro, sin que la sustancia pase en cantidades elevadas a la sangre.
Durante los análisis, los pacientes tratados con insulina tuvieron una mejoría de 20% en la capacidad de acordarse de informaciones relevantes. También demostraron una mejora en el metabolismo de glucosa en algunas áreas del cerebro – los que tomaron placebo experimentaron una recaída en ese metabolismo. El tratamiento presentó algunos efectos colaterales ocasionales, como dolor de cabeza leve y fluido nasal.
Los beneficios del diagnóstico precoz y de intervención, divulgado recientemente por Alzheimer’s Disease International (ADI), apunta que hay intervenciones eficaces en los niveles iniciales del Alzheimer. El mismo estudio apunta también a que hay fuertes argumentos económicos favorables al diagnóstico precoz.
Normalmente, la mayoría de las personas con demencia recibe el diagnóstico tardío, que acaba generando problemas y fallas en el tratamiento. “Ese diagnóstico tardío representa una oportunidad perdida para mejorar la calidad de vida de millones de personas”, dice Daisy Acosta, presidente da ADI. De acuerdo a las recomendaciones del estudio, todos los países deben adoptar estrategias para la promoción de detección e intervenciones precoces de Alzheimer.
El Estudio Mundial sobre o Alzheimer de 2011 revela que:
– Tres cuartos de los 36 millones de personas que viven con demencia en el mundo no han sido diagnosticados y no se pueden beneficiar de algún tipo de tratamiento. En países ricos, apenas del 20% al 50% de los casos de demencia son reconocidos y documentados en atención primaria. En países pobres, esa tasa cae al 10%.
– Las fallas en el proceso de diagnóstico generalmente resulta en la falsa creencia de que la demencia es normal como consecuencia del envejecimiento y que nada se puede hacer al respecto. El Nuevo Estudio apunta en cambio que las consultas pueden hacer la diferencia, incluso en fases avanzadas de la enfermedad.
– El uso de medicamentos y de consulta psicológicas en pacientes que se encuentran al inicio de la enfermedad pueden mejorar la cognición, independencia y calidad de vida. El apoyo de los especialistas puede mejorar el humor del paciente, reducir las tensiones y postergar la institucionalización de las personas con demencia.