Los cananeos vivieron en el actual Líbano hace unos 4.000 años. Inventaron uno de los primeros alfabetos que se conocen, pero apenas hay referencias directas de ellos, probablemente porque los papiros en los que escribían no han sobrevivido al paso del tiempo. “Realmente no sabemos nada sobre ellos de fuentes directas porque todas fueron destruidas y lo poco que conocemos es a través de otras fuentes, como la Biblia“, explica Chris Tyler-Smith, genetista del Instituto Sanger del Wellcome Trust, en Reino Unido.
Según el Antiguo Testamento, Dios mandó a sus fieles asesinar a todos los cananeos y el texto señala que sus ciudades fueron arrasadas. Pero las excavaciones arqueológicas en algunas de esas urbes muestran que estuvieron ocupadas de forma continuada durante la Edad de Bronce y la del Hierro, lo que parece descartar que fueran eliminados.
El equipo de Tyler-Smith ha analizado cinco cadáveres de cananeos enterrados en Sidón (Líbano), una de las principales ciudades cananeas, hace unos 3.600 años. Encontrar ADN en restos tan antiguos y en una zona tan cálida y húmeda habría sido una tarea casi imposible hasta hace apenas unos años. El equipo ha recurrido a una técnica que ya permitió secuenciar el primer genoma antiguo de un africano: taladrar el hueso petroso, el más denso del cuerpo. Gracias a esta técnica se ha podido extraer suficiente ADN del hueso molido como para secuenciar el genoma completo de los cinco cananeos y compararlo con el de 99 libaneses actuales.
Los resultados del estudio -publicado en la revista de la Sociedad de Genética Humana de EE UU- indican que los cananeos no fueron aniquilados. Su ADN siguió transmitiéndose de generación en generación y hoy es predominante en todos los libaneses.
“Más del 90% del ADN de los libaneses actuales viene de aquella población”, resalta Tyler-Smith, lo que es sorprendente debido a que el continuo paso de pueblos y civilizaciones por esta región del Mediterráneo a lo largo de los siglos debería haber diluido el parentesco directo con los cananeos. El estudio indica que los cananeos descendían de grupos de agricultores que se asentaron en Oriente Próximo durante el Neolítico y que hace unos 5.000 años se cruzaron con inmigrantes llegados del este de Eurasia.
El español Javier Prado, coautor del trabajo, ha analizado la funcionalidad de las variantes genéticas que los libaneses heredaron de los cananeos. “Al disponer de la totalidad del genoma en todos los individuos secuenciados pudimos comparar diferentes niveles de adaptación a la digestión de la lactosa, las variantes involucradas con selección en pigmentación en poblaciones no africanas y varias enfermedades con una prevalencia relevante en la región en poblaciones modernas”, explica este genetista, quien anteriormente participó en investigaciones sobre la diversidad genética de los grandes simios así como el análisis del genoma del gorila albino Copito de Nieve en el Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona. “Gracias a estas variantes hemos observado que hay una fuerte continuidad genética entre la población antigua y las modernas. Ambas poblaciones tienen pigmentación de la piel, ojos y pelo similares, aunque es probable que los cananeos tuvieran la piel más oscura ya que no poseen una variante en un gen, el SLC45A2, que es curiosamente el mismo que está relacionado con el albinismo de Copito”, resalta el investigador, que actualmente trabaja en el instituto Sanger.
El trabajo resalta cómo el análisis de ADN antiguo puede ayudar a desvelar la historia de otros pueblos que no dejaron textos escritos. En este estudio solo se ha analizado ADN de habitantes actuales de Líbano, pero el equipo quiere ampliar el estudio. “Este linaje debe ser común entre toda la gente de Oriente Próximo y podemos estar bastante seguros de que su peso será similar en los habitantes de los países vecinos”, comenta Tyler-Smith.