Un mexicano entre los 10 científicos relevantes de 2017

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Foto: El País

El mexicano Víctor Cruz Atienza ha sido reconocido como uno de los 10 científicos más relevantes de 2017, según la revista Nature. La publicación científica ha destacado la labor de Cruz Atienza, jefe del departamento de Sismología de Instituto de Geofísica de México, durante los dos terremotos que azotaron al sur del país los pasados 7 y 19 de septiembre. El geofísico demostró que el sismo de magnitud 7,1 que afectó a la capital mexicana se comportó exactamente como sus modelos lo habían predicho y fue fundamental para aportar información fidedigna y útil para la población en medio de la emergencia. “Es un reconocimiento a un trabajo que ha sido ininterrumpido y profundamente agotador”, admite Cruz Atienza en entrevista.

“Hemos tratado de dar respuesta a las preguntas de la gente a raíz de las sacudidas, que fueron extraordinariamente intensas”, agrega el investigador. Cruz Atienza también fue incluido en la lista por un proyecto en colaboración con científicos japoneses para el monitoreo de la brecha sísmica de Guerrero, al sur de México. La zona no ha registrado un terremoto mayor a magnitud 7 en más de 100 años y acumula una gran cantidad de energía, por lo que la posibilidad de un movimiento brusco es latente. “Lo que estamos haciendo en Guerrero no tiene precedente en el país y prácticamente no se ha hecho en el mundo”, señala el científico. “Da gusto que una revista de esta naturaleza tenga la sensibilidad este esfuerzo como algo valioso”, reconoce.

El empuje de los especialistas en terremotos contrarrestó las dudas, la confusión y las noticias falsas durante la emergencia. “Es una responsabilidad mayor la que tenemos los investigadores de divulgar el conocimiento y dar observaciones objetivas para que la gente sepa qué es lo que está pasando, qué es lo que pasó y qué es lo que debe hacer”, afirma el científico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El equipo de Cruz Atienza explicó que el sismo del 19 de septiembre tuvo tal alcance destructivo porque el epicentro fue cercano a la Ciudad de México (a 120 kilómetros) y que el temblor fue intraplaca, se originó dentro de la placa oceánica de Cocos.

A tres meses de los terremotos de septiembre, que dejaron casi 500 muertos, los esfuerzos de la comunidad científica, la sociedad civil y el Gobierno se centran en las tareas de reconstrucción. Cruz Atienza lamenta que en el país no exista una cultura de la prevención y que los sismos sean vistos como “una fatalidad” y “un designio divino”. “Por cada peso que un país no destine a la prevención, tendrá que destinar entre cinco y seis pesos a la reconstrucción, está comprobado”, apunta.

“Desde un punto de vista estrictamente financiero, sin pensar en la cantidad de vidas que se salvarían que es lo más importante, la prevención es la mejor estrategia, pero Gobiernos como el nuestro aún no lo entienden”, critica. “Mi tesis es simple: los desastres serán del tamaño que las autoridades de un país lo deseen”, sentencia: “Los políticos no tienen ni idea de la responsabilidad que tienen en las manos ni de la posibilidad que tienen para que los desastres no se repitan”.

Otros galardonados por Nature fueron el físico chino Pan Jianwei, el astrónomo italiano Marica Banchesi, el jordano Khaled Toukan, la genetista australiana Jennifer Byrne y los esfuerzos del burkinés Lassina Zerbo para terminar con las pruebas de armas nucleares. Los estadounidenses Scott Pruitt, Emily Whitehead, Ann Olivarius y David Liu completan la lista.

 

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