Días detenidos, entrevista a Guillermo Ruiz, ganador del Premio Nacional de Novela 2018

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Lea G es la protagonista, una boliviana migrante de 36 años que, en primera persona, relata los sucesos imprevistos y dramáticos de los últimos tres meses de su vida.  La Paz y Toulouse son los escenarios que dan pie al periplo de la heroína. El autor define la entrega narrativa como “un drama psicológico de corte fantástico, con unos cuantos toques de humor negro.” “Días detenidos” sumerge a sus lectores en el mundo conflictivo de la migración, las crisis humanitarias y las democracias fallidas como el 21 F

 

¿Cuál es el perfil de los personajes? Una gran mayoría son migrantes: esto permite reflejar el mundo globalizado de hoy, donde mucha gente es de aquí y de allá. Hay una reflexión sobre la frágil identidad del migrante, que oscila entre el goce de saberse ciudadano del mundo y el horror de ya no ser de ninguna parte. El tema de la identidad escindida se completa con el de la locura.

¿Qué función cumplen? Las voces y vidas de personajes secundarios funcionan como ecos o contrapuntos de la acción central de la protagonista. Puede decirse que ayudan a Lea en la exploración de sí misma, aunque no siempre resulte fácil o agradable para ella. “Las voces fluyen por mi cuerpo”, dice ella al final, en un momento en que debe tomar una decisión crucial.

¿Qué recursos narrativos empleaste para la obra? Un oxímoron (contradicción) para designar la realidad del tiempo. No me refiero al tiempo del reloj, sino el tiempo psicológico, descrito por Bergson y Proust. El flujo temporal y el reflujo del pasado, a través de la memoria, son dos oleajes constantes y contradictorios. La novela oscila así entre el pasado y el presente.

 

¿Si el tiempo es un personaje en la novela, qué rol que cumple? Mostrar el desmoronamiento de Lea. Desde la muerte violenta de su marido, de su madre y la pérdida de su casa, su vida ha quedado suspendida en un vacío irremediable, una parálisis temporal.  La obsesiona la imagen del Choqueyapu seco. Como todos sabemos, en diciembre de 2016, La Paz padeció una de las peores sequías de su historia. Teme ella así, de manera semejante, que su vida se convierta en ese “río sin agua, tiempo sin tiempo”.

 

¿Cuál es el marco temporal de “Días detenidos”? El presente narrativo es enero de 2017, pero la vida de la protagonista transcurre en septiembre de 2016. Así, la acción es muy contemporánea, marcada por el cambio climático, las guerras en Oriente Medio, los atentados terroristas en Europa, la amenaza fantasma de la extrema derecha en Francia y el proceso de cambio en Bolivia con el hito del 21F.

 

¿Qué cuestionamiento plantea la novela? “Días detenidos” plantea una pregunta antigua sobre la Historia: ¿Avanza o no avanza? ¿Tiene sentido o es solo un festín de violencia destinado a borrarse y desaparecer como todo lo demás?

¿Cuál fue el gran reto de escribirla? Sumergirme en la voz de una mujer. Los miembros del jurado estaban plenamente convencidos de que, detrás de esta obra, había una escritora mujer. Me ha complacido saberlo, pues la ficción es el arte sutil de la mentira.