Gastón Ugalde (1942 – 2002)

Por Redacción dat0s / Fotos Archivo Gastón Ugalde
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Era 2003 -aunque para decir la verdad a Gastón jamás se lo recordará por fechas o por la conjugación material de las horas- cuando hicimos esta entrevista, que publicamos a continuación hasta hoy, es como si se hubiera adelantado al tiempo. Dijo entonces “que estamos atados del pensamiento”. Con una luminosidad asombrosa ya entonces pensaba que las ataduras aprisionarían al hombre en celdas, las que hoy conocemos como redes.

La tapa era Gastón en El Salar y la explicación el marco de una sonata noticiosa, pero no como cualquier otra en la que dat0s, cuando no, abordaba el litio, adentrándonos, como él, en profundas aguas en las que los peces zambullen con uno y resultan extremadamente incómodos, en la masa lítica blanca de telón de fondo.

No era cierto que se había fumado cigarrillos de marihuana porque de mito pasó a ser un sinsentido citarlo. Fue al puro estilo hilarante, limpio y propositivo que lo identificó en ese mar blanco de litio y sal que exigía explicaciones. La aventura era perfecta a cada paso, en cada movimiento, solo que la cita, en este caso, era tan obvia y Gastón no aceptaba las obviedades por muy gigantes que fueran.

Acabamos la performance de una noche caliente en Santa Cruz; las pinturas rojas y blancas quedaron desparramadas por el piso, las paredes, las frazadas, los colchones, los pisos, la habitación del hotel era un desastre. Él cayó tendido en medio de tanto caos como si nada hubiera pasado, y al día siguiente se levantó como si nada hubiera pasado para la siguiente aventura. Gastón era traslúcido como el infinito que lo adoptó mucho antes, o al mismo tiempo y llegaron juntos.

Gastón juega con sus frases:

“Las clases dominantes necesitan un poco de glamour y es ahí por donde entro”.

“Voy a los cocteles de los que nos venden papel higiénico y ketchup”.

“Dicen de mí que soy borracho, drogadicto y mujeriego, pero no soy nada de eso”.

“Como buen boliviano soy festivo; pero esa no te la perdonan”.

A continuación, publicamos la nota que apareció en la edición de dat0s de agosto de 2003.

El reportaje

Gastón Ugalde juega entre sus manos con una cartulina enrollada y repasa algunos de sus cuadros apoyados en la pared de una sala vacía. Como si fuera un niño buscando con qué divertirse, llama por su nombre a los perros –tres- que viven con él en el tercer y cuarto piso de un edificio que ocupa la galería El Salar para que descansen.

Desde 1974 cuando volvió a Bolivia, Ugalde ha hecho un poco de todo. Tuvo la suerte –como él mismo dice- de haber ganado en 1983, el premio Pedro Domingo Murillo, lo que posteriormente se convertiría casi en una rutina. Desencajona un cheque de 10.000 bolivianos que jamás llegó a cobrar por el premio. Con tono vital, algo ronco, afirma que Bolivia no tiene de que sentirse orgullosa. “Estamos más pobres que antes, la democracia es un vacío gigante y a la juventud le costará sobreponerse. No hay renovación de figuras, no hay estímulos”. Inicia un ataque vigoroso en el olimpo de El Salar que se lo permite todo.

“Lo que pasa con nosotros es que nos creemos demasiado, es la condición para que hayamos aprendido a sobrevivir la tragedia de estos años. Somos los últimos en el planeta; los campeones mundiales de la corrupción, pero optamos por no decir nada y cuando un boliviano tiene que hacer algo es el peor. de todos. Por eso, los asesores en Bolivia son extranjeros. El presidente tiene sus asesores extranjeros y todos le siguen”.

Una buena noticia este año ha sido el nombre de Platini Sánchez como Director Técnico del Boa Vista, del fútbol portugués. “Eso nos demuestra que ellos –los europeos- son gente inteligente que tienen otra visión de la vida”, dice hablando sobre un nombre en la búsqueda para un entrenador de la selección que pasó por una larga lista de varios nombres; a los dirigentes no se les ocurrió convocar al exintegrante de la selección boliviana.

Imágenes que confluyen en pobreza y geografía

Ugalde ha andado igual en medio de chulperios, comunidades alejadas y su vivencia se afirma en los cocteles de la burguesía “en los que nos venden papel higiénico y kétchup”. “No entiendo como las elites bolivianas no conocen nuestra cultura”. Tampoco entiende por qué no se han construido teatros, esas cosas para engrandecer el espíritu. Ese ejercicio sigue siendo figurativo. “No es sincero”. “Y eso que tenemos un presidente aficionado del cine”. Como si fuera poco vuelve a lo mismo: “Nadie se ha encargado de construir plazas temáticas o parques de recreación para los niños en las ciudades y en los pueblos para que disfruten. Se hacen parques de recreación con tubos de alcantarilla. ¡¡A los niños los han confundido con mierda!!”, exclama.

“Cuando volví a Bolivia lo primero que se me viene a la mente es que caí preso en el Chapare (…) Había viajado allí a verlo a un tío, no sé, era un viaje que me había propuesto para conocer Incachaca y la selva (…) Yo andaba con el look de traía de Canadá, el pelo largo, vestido de manera estrafalaria con túnica, ojotas y una vincha alrededor de la cabeza sujetando la melena (…). Era mochilero y los Boinas Verdes no creyeron que estaba investigando la flora, la fauna, la arqueología. Han sido épocas duras porque había una dictadura y mejor no quiero acordarme la cantidad de veces que acabe detenido con mis amigos (…)”.

No cree que desde entonces hace más de 30 años las cosas han cambiado. Y ya que toca el Chapare, habla de la producción de la hoja de coca. “El problema de la coca se lo maneja con total falta de imaginación; deberíamos construir grandes silos de almacenamiento, saber su valor científico y en que productos podría usarse”.

Gastón ugalde artista, salar de uyuni

Su participación en la política

Gastón Ugalde y un grupo de artistas fueron invitados a sumar apoyo a la candidatura de Sánchez de Lozada en su condición de independientes. Aceptó porque Sánchez de Lozada tenía una nueva visión de país; además de político era empresario y en algún momento cineasta. Esa experiencia ha despertado una hipersensibilidad crítica de Ugalde con la política.

“Las últimas dos décadas hemos estado amarrados y con las cabezas atadas”. (Nota de Redacción: no se pudieron encontrar las fotos de la entrevista original en las que Ugalde aparecía con sogas amarradas alrededor de su cabeza). No se refería a las “manos atadas” el silogismo usado por Sánchez de Lozada después de haber alcanzado una notable votación en las elecciones de 1993 con el 38% de los votos, hacía alusión a la actitud de los gobiernos que se han encargado de pulverizar las aspiraciones de la gente.

“La típica perorata de los políticos de que tienen que construir caminos, mejorar la educación, la salud, combatir la corrupción (…) y hasta ahí llegan. Lo cierto es que no se hace nada de esto, no hay carreteras, hospitales, centros educativos y la corrupción campea”.

Después de dejar la cartulina enrollada en un sillón de cuero negro que adorna el recinto sigue metiendo aristas críticas a la política, se voltea para comentar su experiencia en el gobierno de Goni: “Éramos un grupo de gente pensante esperanzada, lo apoyamos con mucha entrega desde 1989, pero en 1993 cuando asume la presidencia su programa priorizó otras cosas y se olvidó de la cultura. Ha estado capitalizando hasta el último día”.

“Nosotros los artistas somos mucho más optimistas; se hace la capitalización y seguimos esperanzados que podríamos trabajar en proyectos de cultura; no pasó nada y los últimos cinco años han sido los peores para la cultura. No ha pasado absolutamente nada, ya antes no pasaba nada y ahora estamos peor que hace 20 años”.

Cuando Ugalde retorno de Canadá después de finalizar sus estudios de arte, había en el mundo un movimiento de cambio, la contracultura en marcha que revolucionó en muchos aspectos de la vida de los jóvenes; una filosofía de nuevas manifestaciones artísticas y culturales como la música la más perceptible de todas, y movimientos de arte contra las guerras a favor de la paz, el uso de drogas que después de un tiempo de florecimiento fueron combatidas por libertarias por las dictaduras que se instauraron en varios países.

“Banzer que gobernó casi en medio de todos estos cambios, nos dejó una situación holgada, los setenta no dejan de ser años económicamente buenos en todo sentido. Durante ese tiempo con apoyo de algunos empresarios construimos galerías; crear un mercado para el arte a través de talleres, concursos, asistir a Bienales. Logramos abrir un importante mercado para el arte que después desapareció. Eso me hace pensar que nos encontramos atados del pensamiento a la cabeza, comienzan a cerrarse las puertas para los creadores y desaparecen las oportunidades”.

“Pensé que podríamos entrar al siglo XXI más preparados, si bien no me interesa lo que se decide en el gobierno, no deja de preocuparme, por ejemplo, que hay empresas que apoyan el tenis para limpiar el pecado de haber pagado a Diprove. El deporte es la mejor manera de mejorar tu imagen”

“Lo que pasa es que no hay una visión de lo que se quiere hacer de este país. Estoy seguro de los que nos gobiernan no conocen Bolivia. El ser gobernante no viene de la noche a la mañana, viene de un proceso de formación y conocimiento del territorio y de la gente que lo habita. Por eso ven los problemas con un facilismo equivocado, estamos viendo elefantes blancos y es así porque la corrupción y todos están metidos en eso. No hay creatividad y nos estamos yendo a la mierda”.

Gastón Ugalde, artista boliviano

“Hoy, peor que nunca, el 80% de los bolivianos viven del trueque y absolutamente abandonados; sus alimentos básicos son papa en la mañana, papa en la tarde, papa en la noche, eso no lo ven los que nos gobiernan. Es por eso que a veces apoyo las protestas del Mallku y el Evo. El Mallku lamentablemente tiene una visión bastante limitada de Bolivia, Morales es más amplió, pero no creo que entre ambos tengan la paciencia de hacer cambios desde la democracia. Se les va a acabar la paciencia; van a querer hacer acciones de otra naturaleza y acabarán perdiendo. Lo que pasa con estos dos dirigentes es que tienen que fortalecer la cultura, no la rebelión”.

Hablamos sobre la posición del Comité Cívico de Potosí que declaró persona no grata a Ugalde por cierto tipo de declaraciones de que el departamento simbolizaba la opresión. “Lo que yo haría es hacer desaparecer el Cerro Rico porque es un símbolo de la colonia y de pobreza, en su lugar construiría una estructura de cerro de plata transparente para mejorar el turismo de una ciudad que en su época fue la más poblada de América y, que según cuentan las leyendas, tenía plata suficiente para construir un puente entre la Villa Imperial y España. Pero como hace 500 años seguimos careciendo de reflejos e imaginación”.

En su búsqueda por las oportunidades perdidas, Ugalde ha iniciado una faceta de su obra vinculada al plano arquitectónico para recuperar a través del arte atractivos turístico, está fortaleciendo poblaciones enteras usando materiales naturales de cada región donde procede a levantar estructuras. “Es un trabajo que está dando mucho que hablar, no solo en el sector del turismo, está generando migraciones de gente que vuelve a ocupar espacio alrededor de estas poblaciones”.

Ha concentrado hace ya un par de años su inspiración en El Salar. Y lo explica: “Hace 40 años habito ese territorio, lo siento más propio que ninguno, pero jamás he pretendido hacerme dar concesiones en El Salar”. El otro día he estado estudiando las concesiones que se otorgan en el lugar, y todos tienen sus concesiones, ¡pero todos! No solo en El salar sino en los aledaños.

¿Todos quiénes?

Hay esta la lista así de larga. Están ministros, empresarios de alto nivel, toditos tienen sus concesiones porque saben que el agua es un recurso que va a ser más valioso que el oro. Ya se lo han dividido ese territorio.

¿Qué sientes cuando te enteras de cosas como esas? 

Me da rabia que hay particulares que se apoderan del territorio, es un problema grave porque no entienden las consecuencias desastrosas que van a ocasionar en Bolivia, pero si estamos asistiendo esto que acaba de pasar en la comunidad de Kollana. El prefecto y el alcalde de Potosí se creen dueños de Uyuni, ellos disponen lo que se debe hacer en El Salar. Y lo que pasa en El Salar se repite a nivel nacional con los parques y reservas naturales del Oriente.

Gastón Ugalde, artista, Salar de Uyuni

¿También en los parques y reservas naturales?

Si, diremos que el parque Noel Kempff está bien manejado, digamos que allí solo van los ricos a pescar o visitar el paraíso que es ese lugar. Pero ahí solo tienen acceso los grandes magnates de EEUU y Europa ¿y los bolivianos?, somos extranjeros en nuestra propia tierra. El gobierno se debería encargar de fomentar la construcción de grandes campamentos de preservación, cuidado, conocimiento de lo que hay en nuestras reservas naturales: espacios de esparcimiento, facilidades de viaje, pasajes; lo mismo debería hacer con el desierto en Los Lipes, con el Parque Nacional Carrasco, Isiboro Securé, Madidi, el Pantanal, el Chaco, Los Andes.

Te interesa El salar en especial.

Sí, pero es un caos, Uyuni se ha convertido en un basurero. Ahí están el más grande basurero de trenes en el continente, podríamos hacer de ese cementerio un museo ferroviario, te aseguro que sería un gran atractivo turístico, lo mismo pasa con la arqueología minera y con otras cosas en Bolivia, pero lo que está pasando es una vergüenza.

 

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