La Cultura no descansa

Por Redacción dat0s
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Para hablar de Cultura en 2022 hay que remontarse a T.S. Eliot, poeta, dramaturgo y crítico literario y a otros grandes que han puesto en tapete todo y a todos. La revolucionaria conquista de otros planetas o la inimaginable e inentendible ola de la tecnología digital; el metaverso y el chip que Elon Musk piensa implantar en la cabeza, nos hace alienígenas de las periferias empobrecidas de una villa miseria en Latinoamérica o en las favelas de Rio de Janeiro. Todo tiene su lado artístico y puede convertirse en la vanguardía de un cambio. El arte protesta, se opone, no encuadra. Por eso, quienes tienen en sus manos decisiones de Estado cumplen a medias con la cultura porque temen que el ronroneo los sepulte y nadie se apiade de ellos. En la Alemania nazi se destruía todo lo que podría representar judaismo, pero se preservaban ciertas obras de arte. El Führer, odiaba el modernismo, pero se inspiraba y amaba las obras de Rembrandt. Guernica fue contra la guerra civil española y Dali encandilaba con sus grandes masturbaciones para protestar contra la flácida silueta del poder. Frida Kalo, acabó por superar a Diego Rivera.

Hace poco más de 50 años, explotaba la contracultura hippie instalada en algún sitio en California. Se consumían drogas alucinógenas, cimentando un cambio de conciencia trascendental. Los hippies protestaban contra la guerra y se hizo popular el símbolo de la paz -la marca silenciosa de Bertrand Russell- que provocó manifestaciones por el mundo pediendo el desarme nuclear. Durante ese periodo vivimos la explosión de las mejores composiciones de música. Se deliberaba con fragancia a flores y varios tabús cayeron de golpe. La revista Life, usaba frases de novelistas del siglo XIX para permear su revolución cultural que invadió el mundo occidental. “No hay nada en este mundo más potente que una idea a la que le ha llegado la hora de fructificar”, decía Life copiando a Victor Hugo.

El arte viene y va, pero jamás se queda ni permanece estático. Heráclito, el filósofo griego c. 535 a. C. fue multiplicado por los alacranes del rock usando la armadilla de que el mundo que nos rodea con infinidad de cosas, objetos y fenómenos diferentes, está en movimiento, cambio y desarrollo continuo. El arte no es un justificativo en sí es el vigor de ese justificativo que alienta el cambio.

El arte en 2022 seguirá esa trayectoria errabunda que la hace diferente de todas las cosas.